En Mateo 5:7-9 el Sermón del Monte empieza a hacer referencia a un nuevo grupo de Bienaventuranzas. Las primeras cuatro Bienaventuranzas hablan de tu relación personal con Dios. Las siguientes Bienaventuranzas tratan sobre tu relación personal con los demás. ¿Cómo quiere Dios que te relaciones con otras personas? Jesús dice en el versículo 7 “Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos recibirán misericordia. Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios. Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de Dios.” Aquí encontramos tres Bienaventuranzas simples que creo apuntan directamente al punto más importante en lo que respecta a lo que necesitamos en nuestras relaciones para con los demás. Fíjate cuales son los puntos importantes que Jesús enfatiza aquí y que nos permitirán lograr mejores relaciones interpersonales con aquellos que nos rodean. ¿Quieres llevarte bien con aquéllas personas que viven contigo? ¿Quieres gozar de armonía en tus relaciones con las demás personas? Si es así, entonces sé misericordioso con los demás. Jesús es muy claro al decir que ser misericordiosos es una cualidad esencial que una persona debe tener para lograr buenas relaciones interpersonales. Piensa en esto por un momento, ¿qué es lo opuesto a ser misericordioso? ¿No lo es acaso ser una persona que condena a los demás? ¿Piensas tú que una persona cruel y condenadora se llevará bien con los demás? No lo creo. A nadie le gusta pasar tiempo con una persona que critica, juzga y condena a los demás todo el tiempo.

Ahora, es interesante que al considerar los diez mandamientos en la Biblia, éstos también están separados en dos secciones. Los primeros cuatro mandamientos tratan sobre nuestra relación con Dios y los últimos seis mandamientos tratan sobre nuestra relación para con nuestro prójimo. Por lo tanto, no es coincidencia que el autor de las Escrituras hace esta diferenciación también en las Bienaventuranzas. Las primeras Bienaventuranzas hacen referencia a nuestra relación con Dios y luego, las restantes, las cuales estamos estudiando hoy, hacen referencia a nuestra relación con los demás.

Bienaventurados los misericordiosos

No obstante, creo que todos nosotros nos identificamos con la necesidad de la misericordia por lo que todos hemos fallado alguna vez en nuestras actitudes y comportamiento para con los demás. ¿No es acaso por esta razón que nosotros también necesitamos de misericordia? Todos hemos pecado alguna vez al condenar a alguien. Tú sabes bien como es esto; alguien te ofende y te enojas y te resientes y si guardas ese resentimiento, tu corazón se endurece. Es por esto que Jesús creyó esencial comenzar esta sección de las bienaventuranzas con la necesidad de ser misericordiosos. La misericordia es algo fundamental en nuestras vidas para poder relacionarnos con los demás.

Ahora, ¿por qué es necesario ser misericordioso para con los demás? Jesús, inmediatamente después de mandarnos a ser misericordiosos nos dice, “pues ellos recibirán misericordia” Esta es la razón principal por la que tienes que ser misericordioso – es porque tú también recibirás misericordia. Te preguntarás, ¿de quién recibiré misericordia? En primer lugar, recibirás misericordia de Dios. Este es un punto muy importante ya que la Escritura declara que Él es misericordioso para con aquéllos que son misericordiosos. A través de todo el Antiguo y Nuevo Testamento se puede ver este mensaje una y otra vez. En Salmos 18:25 David dice: “Con el benigno Te muestras benigno, con el íntegro Te muestras íntegro”; “Con el íntegro” literalmente el hombre recto, “Te muestras íntegro” o recto. El Señor mira de qué manera nosotros tratamos a los demás y nos dice: “De esa manera te trataré yo a ti” Recuerda, el Señor dice lo mismo un poco más adelante en este Sermón. El dice: “No juzguen para que no sean juzgados. Porque con el juicio con que ustedes juzguen, serán juzgados; y con la medida con que midan, se les medirá.” Por lo tanto, sed misericordiosos.

La segunda razón por la que debes ser misericordioso es porque cuando demuestras misericordia hay una mejor probabilidad de que otras personas te demuestren misericordia a ti. Muchas veces no consideramos esta consecuencia de nuestras acciones, pero es muy importante. Cuando eres misericordioso los demás serán misericordiosos contigo. Esto no siempre es así. Existen personas que tienen un corazón endurecido, que no perdonan y que nunca te demostrarán misericordia. Sin embargo, en la mayoría de los casos, si eres misericordioso otras personas serán misericordiosas contigo. Es por eso que más adelante en este sermón Jesús dice en el capítulo 7:12, “todo cuanto quieran que los hombres les hagan, así también hagan ustedes con ellos”. ¿Quieres misericordia? Si es así, entonces tienes que ser misericordioso con los demás. Ahora, repito una vez más, no siempre recibirás misericordia de otras personas. Ten cuidado, no des lugar al cinismo. Las personas implacables son parte de la vida en un mundo caído. En mi experiencia como creyente, la mayoría de las personas a las que les demuestras misericordia, serán misericordiosos contigo.

La tercera razón para ser misericordioso es porque tú eres el que sale mayormente beneficiado en tu vida personal. Salomón declara en Proverbios 11:17, “El hombre misericordioso se hace bien a sí mismo, Pero el cruel a sí mismo se hace daño.” Me he dado cuenta que las personas implacables que guardan resentimiento y odio acarrean sobre ellas mismas innumerables problemas. Fíjate que Salomón dice que “a sí mismo se hace daño” ¿Sabías que los doctores han descubierto que aquellas personas implacables que tienen un corazón endurecido pueden sufrir de trastornos físicos como resultado del estrés emocional? Hay muchas enfermedades tales como úlceras o problemas digestivos que son causadas por el estrés y la ansiedad que acarrea ser una persona resentida. Ahora, no me mal interpretes. No estoy diciendo que todas las enfermedades que padecemos se deban a la falta de perdón. Hay enfermedades físicas que sufrimos que no tienen nada que ver con cuan misericordioso somos. Sin embargo, es claro que una persona cruel que no tiene misericordia para con los demás acarrea para sí mismo problemas tales como relaciones rotas y dolorosas. Por lo tanto, ser misericordioso es beneficioso para ti en cuerpo y alma.

Salomón también nos enseña en Proverbios 14:21, “El que desprecia a su prójimo peca, Pero es feliz el que se apiada de los pobres.” La felicidad es el resultado de ser una persona misericordiosa. Fíjate que “ser feliz” es exactamente lo que Jesús declara en esta Bienaventuranza. ¿Recuerdas el significado de la palabra “bienaventurado”? Bienaventurado significa “feliz”. Jesús nos enseña aquí, Oh cuan feliz es el hombre misericordioso, porque éste recibirá misericordia de Dios y de los demás.

Ahora, algunos de ustedes pueden estar pensando: “Yo no soy una persona muy misericordiosa que digamos. Yo siempre he sido así. Yo soy sólo una poco duro de carácter, no perdono fácilmente, pero así soy yo.” Sin embargo, eso no significa que debas seguir siendo así. Dios es misericordioso y Él quiere transformarte a Su imagen para que seas misericordioso tal y como Él. Personalmente me he dado cuenta de que la forma más simple y rápida de poner mi corazón en el lugar indicado y poder ser misericordioso con los demás es orar y decir, “Señor, abre mis ojos y hazme ver aquellos momentos en los que Tú has sido misericordioso para conmigo. Hazme ver mi pecado y el perdón con el que Tú me has perdonado”. Cuando haces eso, tu corazón se suavizará ante Dios. De hecho, esta es la razón por la que Jesús no menciona la misericordia hasta este punto en las bienaventuranzas. La misericordia es el resultado de estas primeras cuatro Bienaventuranzas. La misericordia nace en el corazón cuando la persona reconoce su pobreza espiritual porque lamenta su pecado. Por lo tanto, ¿hay alguna persona a la que no has perdonado? ¿Hay alguna persona en tu vida a la que le guardas rencor o resentimiento? No importa si es una situación de años atrás o de una semana atrás, pídele a Dios que abra tus ojos a tu propio pecado y comienza a mostrar misericordia.

Estoy seguro que recuerdas la parábola que Jesús enseña en Mateo 18:21-35. Él relata la historia de un hombre que le debía a su amo una gran suma de dinero y su amo le perdonó esa deuda simplemente porque el hombre le pidió que se le perdonase. El hombre a quien se le perdonó la deuda salió y llamó a otro hombre que le debía a él una pequeña suma, lo tomó del cuello y le dijo “págame lo que me debes”. Este segundo hombre también pidió perdón y misericordia. Pero, aquél hombre rehusó perdonarle y lo envío a la cárcel. Fíjate lo que Jesús le dice a este hombre al cual se le perdonó su deuda pero que rehusó perdonar a su hermano, Jesús dice en el verso 33, “¿No deberías tú también haberte compadecido de tu consiervo, así como yo me compadecí de ti?” El Señor esperaba que este hombre entendiera y demostrara compasión y misericordia. Jesús espera que tú también entiendas esto. La misericordia se manifiesta de 2 maneras: Perdonando a alguien que te ha ofendido y mostrando misericordia hacia los necesitados. Estas son las dos maneras en las que Dios ha mostrado Su misericordia. Nunca encontrarás la verdadera felicidad en la vida a menos que tus relaciones interpersonales anden bien. Es por esto que la misericordia es tan esencial en nuestras vidas.

Por lo tanto, ¿a quién necesitas mostrar misericordia hoy? Pídele a Dios que te ayude a hacerlo. Recuerda esto, no hay momento en la vida en el que imites más a Dios que cuando les muestras misericordia a los demás, porque así es el corazón de nuestro Dios. En Miqueas capítulo 7:18, el profeta escribe, “¿Qué Dios hay como Tú, que perdona la iniquidad. Y pasa por alto la rebeldía del remanente de su heredad? No persistirá en Su ira para siempre. ¿Por qué? “Porque se complace en la misericordia”. La palabra, complace, significa que Dios desea y toma placer en mostrar Su misericordia. ¿Te complaces tú en mostrar misericordia?

Bienaventurados los de puro corazón
La siguiente Bienaventuranza es llamada en la mayoría de los comentarios bíblicos como la santísima de todas la Bienaventuranzas. ¿Por qué? Porque ser puro de corazón traerá como resultado poder ver a Dios. Jesús dijo “Benditos los de puro corazón, porque ellos verán a Dios”. Ahora bien, ¿cuál fue el único lugar donde el hombre podía ver a Dios? Este lugar fue el lugar Santísimo en el tabernáculo o el templo. Allí, una vez al año el sumo sacerdote entraba al lugar santísimo y ofrecía sacrificios por los pecados del pueblo. Allí moraba la gloria Shekinah, la misma presencia de Dios. Ésta es la única vez que el hombre pudo ver a Dios.

Un punto importante a tener en cuenta es que la pureza de corazón es uno de los temas globales en el Sermón del Monte. Jesús, a través de todo este Sermón, anda tras los corazones de sus discípulos. Los corazones de ellos tenían que ser puros para llegar a ver a Dios. Dios también anda tras tu corazón. Por lo tanto, esta Bienaventuranza hace referencia primeramente a tu relación personal con Dios; esto es, a tener un corazón puro ante Él. Sin embargo, no puedes amar verdaderamente a otros si no tienes un corazón puro. Pablo escribió en 1Timoteo 1:5 “Pero el propósito de nuestra instrucción es el amor nacido de un corazón puro, de una buena conciencia y de una fe sincera.” Si quieres ver el cumplimiento de los mandamientos de Dios en tu vida, entonces amar a Dios y a los demás con corazón puro es algo esencial. El tener un corazón puro es la única manera de aprender a amar a los demás. Jesús también dijo en Mateo 15:19, “Porque del corazón provienen malos pensamientos, homicidios, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios y calumnias”. Es interesante ver como Jesús declara que estas maldades salen del mismo corazón del hombre. Todos estos comportamientos hacen referencia a cómo te relacionas con los demás. Jesús sabía que tu corazón necesita estar bien ante ÉL si has de relacionarte correctamente con los demás. Todo comienza en tu corazón. Malos pensamientos que nacen en el corazón provocan pensamientos egoístas y enojos contra otros. Los malos pensamientos del corazón son la causa de actitudes destructivas para con los demás. Si, por ejemplo, la lujuria controla tu corazón, entonces ésta te llevará a cometer adulterio o fornicación. Las malas intenciones del corazón tienen como consecuencia acciones tales como robar, mentir y blasfemar. Todas estas maldades provienen del corazón del hombre. ¡Es por ello que necesitas tener un corazón puro! Salomón declaró en Proverbios 22:11 “El que ama la pureza de corazón Tiene gracia en sus labios, y el rey es su amigo”.

Fíjate que la pureza de corazón concede gracia en tus labios. Esta disposición de ser puro de corazón nos permitirá tener buenas y saludables relaciones interpersonales. El mensaje es el mismo desde el Antiguo al Nuevo Testamento. Tú necesitas tener pureza de corazón.

¿Es posible, realmente, tener un corazón puro? Puede que estés pensando: Yo soy un pecador. Yo soy corrupto de naturaleza. ¿Cómo es posible que llegue a tener un corazón realmente puro ?Si estás pensando de esta manera, quiero pedirte que pienses y consideres nuevamente lo que Dios ha dicho. La Biblia dice que es posible tener un corazón puro. En Tito 2:14, Pablo explica porqué Jesús vino a este mundo. Pablo dijo que Jesús “se dio por nosotros, para REDIMIRNOS DE TODA INIQUIDAD y PURIFICAR PARA SI UN PUEBLO PARA POSESIÓN SUYA, celoso de buenas obras”. Jesús vino al mundo para purificar a su pueblo. ¡Él vino a esta tierra para purificarte a ti! Entonces, si Jesús vino para purificar a las personas, ¿no crees que realmente lo pueda hacer? Él tiene la habilidad de hacerlo. Él tiene el poder para hacer las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos. En el libro de Santiago 4:8, él exhorta al pueblo de Dios: “Acérquense a Dios, y Él se acercará a ustedes. Limpien sus manos, pecadores; y ustedes de doble ánimo (que dudan), purifiquen sus corazones”. Ahora, si yo soy exhortado a purificar mi corazón, esto es porque sí es posible hacerlo.

Pero, ¿cómo purificas tu corazón? Déjame darte tres formas sencillas de hacerlo. En primer lugar, necesitas pedir tener un corazón puro. En Salmos 51:10 David oraba, “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio Y renueva un espíritu recto dentro de mí”. Por lo tanto, si quieres tener un corazón puro, todo lo que tienes que hacer es pedirle a Dios que lo limpie, que purifique tu corazón. Sin embargo, mantener el corazón puro es otra historia. En Proverbios 4:23 Salomón exhortó a su hijo: “Con toda diligencia guarda tu corazón, Porque de él brotan los manantiales de la vida”. Así es como mantienes un corazón puro ante Dios. Necesitas ser diligente y estar atento a las intenciones e inclinaciones de tu corazón. Cuando te das cuenta de que tus pensamientos resultan en actitudes perversas, es en ese momento cuando necesitas volver a la oración y pedirle a Él que te limpie una vez más. Es por eso que las Bienaventuranzas son tan importantes, éstas revelan la verdadera condición de nuestro corazón.

En segundo lugar, purificas tu corazón tan sólo al abrir la Biblia y leer las Escrituras. Las Sagradas Escrituras purifican y limpian el corazón de una manera sobrenatural. Jesús dijo en Juan 15:3,”Ustedes ya están limpios por la palabra que les he hablado.” Fíjate que era “la palabra” lo que los limpiaba. La Palabra de Dios es la que purifica el corazón. ¿Cómo lo hace? La Palabra de Dios te compunge, luego viene el arrepentimiento lo que resulta en un cambio de comportamiento. Entonces, si quieres mantener tu corazón puro ante Dios, tan sólo abre tu Biblia cada día y léela! Pídele a Dios que te hable. Pídele a Dios que te compunja. Pídele que purifique tus motivaciones y comportamientos. ¡Si se lo pides, Él lo hará!

En tercer lugar, purificas tu corazón cuando por fe eliges obedecer a Dios. En Hechos 15:9 Pedro explica a los líderes de la iglesia como Dios vino y derramó Su Espíritu sobre la casa de Cornelio y sobre los gentiles. Pedro dijo de Dios. “y ninguna distinción hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones.” Fíjate que fue “la fe” lo que purificó sus corazones. Dios purificó sus corazones a medida que ellos obedecían La Palabra que les estaba siendo impartida. Por lo tanto, debemos obedecer por fe lo que sea que Dios nos mande a hacer. Debemos ser diligentes y estar atentos a no guardar en nuestros corazones raíces de amargura, resentimiento, actitudes egoístas o cualquier otra cosa que corrompa el corazón. Debes ser diligente al lidiar con estos sentimientos. Pídele a Dios que te limpie, y el Señor te dará un corazón puro. ¿Qué sucederá luego de hacer esto? Verás a Dios.

¿Qué quiere decir Jesús cuando dice que los hombres verán a Dios? Esta declaración hace referencia a dos puntos importantes. Primeramente, habla de ver a Dios con la vista. Un día, ya sea que seas raptado de este mundo o que mueras, te presentarás ante Dios. De una u otra manera verás a Dios ¡cara a cara! Esto es lo que prometen Las Escrituras. En 1Juan 3:2 el apóstol enseñó, “Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que habremos de ser. Pero sabemos que cuando Cristo se manifieste, seremos semejantes a Él, porque Lo veremos como Él es”. Yo espero ansiosamente ese día. Yo quiero verle a Él cara a cara. Pabló también creyó lo mismo; ahora vemos y conocemos en parte, pero un día le veremos cara a cara. ¡Qué día será aquél! La Escritura también nos advierte en Hebreos 12:14 a, “Busquen la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. “ Mira que el Apóstol también relaciona la pureza y la santidad con el hecho de ver al Señor algún día. Si quieres ver al Señor, entonces busca la paz y la santidad para con todos los hombres.

En segundo lugar la frase, “ver al Señor”, se refiere a ver, conocer y experimentar al Señor espiritualmente. Esto es lo que se llama un “hebraísmo” porque es una frase literal utilizada para describir algo figurativo. El mejor ejemplo de un hebraísmo se encuentra en Salmos 16:10. David dice acerca de Dios, “Porque Tú no abandonarás mi alma en el Seol, Ni permitirás que Tu Santo sufra corrupción.” David no está hablando de ver literalmente la corrupción, sino de experimentarla. El cuerpo de Cristo luego de haber sido puesto en la tumba, no experimentó ninguna forma de corrupción o deterioro. Él fue resucitado. Jesús usó también la misma terminología en Juan 3:3 cuando dijo, “En verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios.” Una vez más repito que literalmente, no puedes ver el Reino de Dios, pero lo puedes experimentar y ser parte del mismo. Este es un punto importante a tener en cuenta; nadie puede experimentar el Reino de Dios ni ser parte de él, a menos que haya nacido de nuevo y haya recibido a Cristo como su Salvador personal. Además, la vista espiritual la recibes cuando naces de nuevo. Jesús le dijo a Pablo en Hechos 26:16-18 cómo debía ser su ministerio. Jesús le dijo,”…porque te he aparecido con el fin de designarte como ministro y testigo…Te rescataré del pueblo Judío y de los Gentiles, a los cuales Yo te envío, para que les abras sus ojos a fin de que se conviertan de las tinieblas a la luz, y del dominio de Satanás a Dios, para que reciban, por la fe en Mí, el perdón de pecados y herencia entre los que han sido santificados.” Fíjate aquí que Jesús le dijo a Pablo “para que les abras sus ojos”. ¿Se refería Jesús a la vista de los ojos? No, se refería a los ojos espirituales. Abrir sus ojos espirituales les permitiría pasar de las tinieblas a la luz, o dicho de otra manera, les permitiría nacer de nuevo. Por lo tanto, si conoces a Cristo y lo has experimentado, debes estar muy agradecido. Si ya perteneces al Reino de Dios es porque Dios te ha dado ojos espirituales para ver y oídos para escuchar.

Bienaventurados los pacificadores
La tercer Bienaventuranza que queremos estudiar es la que está en el verso 9 “Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de Dios.” Esta Bienaventuranza revela nuestro trabajo en este mundo. Somos llamados a ser pacificadores. Cada cristiano es llamado a este trabajo en la tierra. Pero, ¿cómo llegas a ser un pacificador? Somos pacificadores cuando llevamos a las personas a reconciliarse con Dios. Los no cristianos están enemistados con Dios. A medida que compartes el evangelio con las personas les das la posibilidad de encontrar paz en una relación con el Padre. Como resultado de haber recibido el perdón de Dios, la persona es justificada. Pablo dice en Romanos 5:1 que cuando hemos sido ”justificados por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”. El primer cambio que noté luego de haber entregado mi vida a Cristo fue el de sentir paz interna, porque tenía paz para con Dios. Hay paz con Dios y paz de Dios. Por lo tanto, si quieres ser un pacificador, comparte tu fe con los demás.

También llevas a cabo el trabajo de un pacificador cuando ayudas a las personas a reconciliarse con los demás. Hay muchas oportunidades en la vida donde puedes ser un pacificador. Los conflictos se presentan en todos lados, en el trabajo, en el hogar, con los amigos, etc. y tienes que ayudar a las personas a reconciliarse. Puede que alguien esté hoy enojado o furioso contigo. ¿Y qué harás? Si sabes de alguien que tiene algo en contra tuyo o que está enojado contigo procura la paz y trata de resolver el problema. Por tu parte, pide perdón y perdona a los demás por la parte que ellos han tenido en este conflicto. Pablo declaró que este es nuestro ministerio como creyentes. Él enseñó en 2 Corintios 5:18-19, “Y todo esto procede de Dios, quien nos reconcilió con El mismo por medio de Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; es decir, que Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo con El mismo... y nos ha encomendado a nosotros la palabra de la reconciliación.” Dios ha dejado Su Palabra para que sepas como ayudar a las personas a reconciliarse con Dios y con los demás. Te aliento a empezar un estudio de las Escrituras respecto a este tema. Un buen punto de partida para comenzar este estudio es en Mateo 18:15-17. También puedes estudiar Mateo 5:23-25. Estos versículos son un buen comienzo para estudiar este tema. Otras preguntas a considerar aquí son: ¿Eres misericordioso cuando alguien viene a ti buscando reconciliarse contigo? ¿Alientas a otros a ser misericordiosos? Haz todo lo que esté a tu alcance para reconciliarte con los demás. Ayuda a tus amigos a hacer lo mismo.

El conflicto es algo inevitable en cualquier relación. Es por esto que Jesús enseñó en Lucas 12:58, “mientras vas con tu adversario para comparecer ante el magistrado, procura en el camino arreglarte con él no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al guardia, y el guardia te eche en la cárcel. “ Mira aquí que Jesús no dijo “si” vas con tu adversario. Él dijo “mientras vas” con tu adversario. En otras palabras, Jesús sabía que el conflicto es algo común en las relaciones interpersonales de los seres humanos. De seguro tendrás conflictos con tu familia y amigos. Este es un mundo caído y por lo tanto los conflictos o problemas son cosas que siempre van a estar presentes entre nosotros. Pero, ¿qué harás cuando surjan los conflictos? ¿Serás un pacificador? Fíjate que Jesús dijo, “procura” resolver el conflicto. ¿Qué significa eso? Significa que debes hacer todo lo que esté a tu alcance para resolver el problema. Significa que es posible que tengas que ir tres o cuatro veces con la persona para tratar de solucionar el problema. Eso es buscar la reconciliación. Pero, esto no significa que la persona que tenga el conflicto contigo siempre te recibirá amablemente para reconciliarse. Pero, ¿estás procurando restablecer la relación con esta persona?
Recuerda que Cristo nos manda a hacer todo esfuerzo. Si alguien rechaza tus intentos de reconciliación y pide que te alejes, está bien. Tú has hecho lo que se te pide que hagas. Eso es todo lo que Dios pide.

Ahora, antes de finalizar con el tema de ser pacificadores permíteme dibujar un interesante contraste entre el Dios de la Biblia y el dios de Corán. Quiero que consideres muy bien este tema ya que muy difícilmente escucharás sobre el mismo en otro medio de comunicación. Hoy en día todo se lleva a cabo de una manera políticamente correcta. Déjame decir esto de una manera simple y directa; el dios del Corán y el Dios de la Biblia tienen una enseñanza muy diferente sobre cómo ser un pacificador. ¿Cómo sé que esto es así? La Biblia declara que nuestro Dios es un Dios de Paz. En Romanos 15:33 Pablo dice, “El Dios de paz sea con todos ustedes. Amén“. Cinco veces en el Nuevo Testamento Dios es llamado un “Dios de Paz” porque así es realmente Él. Jesús es llamado el “Príncipe de Paz”. Sin embargo, el dios del Corán se revela así mismo de una manera opuesta al Dios de la Biblia. El dios del Corán le dijo a Mahoma que convirtiera a las personas por medio de la espada. Jesús les dijo a sus discípulos en Juan 13:35 que, “En esto conocerán todos que son Mis discípulos, si se tienen amor los unos a los otros.” La mayoría de las personas en nuestro gobierno, ya sean Republicanos o Demócratas te dicen que el Islam es una religión de paz. Pero, ellos tan sólo están repitiendo lo que alguien más les dijo que dijeran. Si ellos hubieran leído el Corán, nunca declararían tales tonterías. Permíteme citar varios pasajes del Corán que demuestran claramente lo que estoy diciendo. En el libro de Sura 4:89, el Corán enseña que si alguna persona rechaza al Islam, “Querrían que, como ellos, no creyerais, para ser iguales que ellos. No hagáis, pues, amigos entre ellos hasta que hayan emigrado por Alá. Si cambian de propósito, apoderaos de ellos y matadles donde les encontréis. No aceptéis su amistad ni auxilio” En Sura 8:65 El dios del Corán le dice al profeta Mahoma, “¡Profeta! ¡Anima a los creyentes al combate!” En Sura 9:5 “Cuando hayan transcurrido los meses sagrados, matad a los asociadores dondequiera que les encontréis. ¡Capturadles! ¡Sitiadles! ¡Tendedles emboscadas por todas partes!” Y una vez más en el libro de Sura capítulo 9 versículo 123 “¡Creyentes! ¡Combatid contra los infieles que tengáis cerca! ¡Que os encuentren duros! ¡Sabed que Alá está con los que Le temen!” Por lo tanto, los verdaderos musulmanes no son pacificadores. Estos pasajes del Corán dejan completamente en claro que a los musulmanes se les enseña a hacer exactamente lo opuesto a lo que enseña La Biblia. Jesús le dice a Pilato en Juan 18:36: “Mi reino no es de este mundo. Si Mi reino fuera de este mundo, entonces Mis servidores pelearían para que Yo no fuera entregado a los Judíos. Pero ahora Mi reino no es de aquí”. En 1Pedro 3:11 Pedro dice, “APÁRTESE DEL MAL Y HAGA EL BIEN; BUSQUE LA PAZ Y SÍGALA.” ¿Es tu deseo buscar la paz y ser un pacificador? Espero que sí. Un verdadero creyente en el Dios de la Biblia no buscará que las personas se conviertan al cristianismo a la fuerza. Nosotros haremos nuevos discípulos persuadiendo los corazones de las personas a entender que el mensaje de Cristo es la verdad. Esta es la enseñanza del Evangelio. Espero que el Sermón del Monte capture tu corazón. Vayamos a Dios en Oración.

Padre, venimos ante ti hoy para pedirte que nos des ese corazón recto que necesitamos tener ante Ti. Padre, queremos ser misericordiosos porque Tú nos has mostrado Tu gran misericordia. Señor, abre nuestros ojos para discernir la misericordia que Tú has tenido para con nosotros. Señor, revela Tu inmensa gracia a nuestros corazones. Señor, purifica nuestros corazones ante Ti. Señor, haz que nuestros corazones estén en el lugar correcto, que seamos pacificadores en este mundo. Danos el valor de tu espíritu para compartir nuestra fe y amor para con aquéllos que no te conocen.

Si nunca le has entregado tu vida a Cristo o si no estás completamente seguro de ser un hijo de Dios, quiero darte la oportunidad de recibir el perdón y experimentar la misericordia de Dios. Dios derramará Su misericordia sobre ti ahora mismo si le pides perdón y lo invitas a tomar control de tu vida. Dios limpiará tu corazón si reconoces tus pecados y estás dispuesto a dejar tu vida pecaminosa y a seguirlo a Él. Si quieres recibir a Jesús en este mismo momento te sugiero que ores y le digas, “Señor, perdóname. Reconozco mi pecado. He quebrantado tu ley. Perdóname. Jesús, ven a mi vida. Te recibo por fe en este momento. Quiero ser Tu discípulo.” Si oraste conmigo, cuéntale a alguien de tu decisión de fe. Envíame un correo electrónico a This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it. y te enviaré gratis una hoja de ejercicios para creyentes nuevos para ayudarte a crecer en tu nueva relación con Cristo.