¡Miren! ¡La novia! ¡Qué linda… toda de blanco! ¡Parece una princesa! ¿Se han dado cuenta que las bodas modernas se están volviendo, cada vez más, en eventos de derroche y lujo? Las bodas de hoy les dan a las chicas la oportunidad a vivir la fantasía de ser princesas por un día.

Un vestido elegante, un peinado elaborado, ramos de flores, buena comida, y gran celebración con familia y amigos, contribuyen a ese ambiente de cuento de hadas. Papá y mamá comienzan a ahorrar, desde mucho tiempo antes, para poder pagar el gran costo de la boda, que hará, que el sueño de su hija se haga realidad.

PAUSA

Y las bodas reales llevan el lujo y el despilfarro a un nivel que nosotras, “las plebeyas” rara vez podemos ver. Sin embargo, hace treinta años pudimos ver la boda del príncipe Carlos y la princesa Diana, que fue difundida por televisión por todo el mundo ¡Fue espectacular! Cautivó el corazón de muchos…

Y luego, treinta años después, pudimos saborear otra boda real, cuando el 29 de Abril de 2011, se celebró el “matrimonio de cuento de hadas” del príncipe William y Kate Middleton, que fue televisado alrededor del mundo también. Para los ingleses, estas son fechas que nunca olvidarán. ¡La boda de William y Kate fue la boda del siglo!

El glamour, la brillantez, ¡y el famoso beso! ¿No estaba Kate preciosa? ¿No estaba William guapo y elegante? ¿No era todo el espectáculo tan espléndido y maravilloso como lo fue la boda de su papá y mamá tres décadas antes? ¡Definitivamente que si! ¡Y por muy buenas razones!

Aquí tenemos a un príncipe joven y recto, admirado por todo el mundo, y la mujer, que es claramente, el amor de su vida. Aún más, Kate era, en el cruel lenguaje de la realeza, “una plebeya,” así que esta unión es lo más parecido al cuento de la Cenicienta hecho realidad.

El púbico estaba emocionado con esta chica como nunca lo había estado antes. Ella no era “la nueva aristócrata” sacada de la realeza, ella era una de nosotras. Esta era la versión moderna de la Cenicienta, sin el zapatito de cristal, y con el carruaje de palacio substituyendo al carruaje de la calabaza.

El hecho de que dos billones de personas vieran la boda real, nos dice mucho acerca de su importancia. Todas necesitamos un poco de fantasía y romance en nuestras vidas. Esta era una boda de cuento de hadas que se llevó a cabo en el estilo del nuevo milenio, y a tono con la elegancia y sencillez del novio y la novia.

Mezclados entre los invitados estaban la realeza y los plebeyos. Kate invitó hasta a su carnicero, y también a los amigos de su infancia, a los cuales no había visto por un buen tiempo. Al invitarlos, demostró la clase de persona que realmente es.

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¡Pero! Hay otra boda real que está en plenos preparativos en estos momentos, una boda que será más elaborada… más magnífica… más gloriosa… ¡Una boda como ninguna otra! ¡La boda de todos los tiempos!

Pero en esta boda, la Persona más importante es el Novio, nuestro Señor Jesucristo. Y nosotras, la iglesia, somos Su novia. Esta es una historia de amor de primera clase. Esta es la verdadera historia de la Cenicienta… cuando el Príncipe de Paz… el Dios del universo toma a “una plebeya” como esposa, y la sienta en el trono del cielo.

A pesar de que los matrimonios terrenales solo duran una vida, cada novia se esmera para que su boda salga de maravilla. Con mayor razón, nosotras, como la novia de Cristo, debemos prepararnos para el matrimonio que durará para toda la eternidad.

EMPECEMOS EN ORACION ABRAN SU BIBLIA A MATEO 22:1-14 – La Parábola de la Fiesta de Bodas

Esta parábola nos habla de la nación de Israel, y las consecuencias nacionales de rechazar al Rey. En esta historia vemos que la nación de Israel “es desechada,” y durante esta ERA presente, la iglesia ha sido llamada a tomar su lugar.

La primera parte de esta parábola trata con el rechazo de Israel. La segunda parte trata “proféticamente” con el llamado a los Gentiles a la fiesta del evangelio. Para ese entonces, nuestro Señor se estaba acercando al final de Su visita terrenal. El estaba ahí para morir en Jerusalén.

El también estaba ahí PARA QUITARLES a los judíos el lugar de privilegio que habían ocupado por dos mil años, para confrontar a los sacerdotes principales, y para exponer, y expulsar a los gobernantes de la nación. Por eso es que Jesús cuenta esta parábola profética, que tiene un alcance increíble.

El título de este mensaje es “La Real Boda Real.” En esta parábola de la fiesta de bodas, vemos tres tipos de invitados: (I) Los Invitados Indignos; (II) Los Invitados Honorables; y (III) El Invitado Inaceptable.

Así que comencemos con…

I. LOS INVITADOS INDIGNOS (Mateo 22:1-8)

Respondiendo Jesús, les volvió a hablar en parábolas, diciendo: 2 El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo; 3 y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas éstos no quisieron venir. 4 Volvió a enviar otros siervos, diciendo:

Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas. 5 Mas ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios; 6 y otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron.

7 Al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad. 8 Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; mas los que fueron convidados no eran dignos.

Jesús cuenta la historia de un rey que prepara un “banquete nupcial” para su hijo. Para este matrimonio tan especial, el rey planea una fiesta de lo más elegante.

El quería que todos los dignatarios de Su reino estuvieran presentes en la boda. Así que manda repartir los partes de matrimonio.

Como era la costumbre de esa época, las invitaciones eran entregadas personalmente, y a los invitados se les recordaba “cuando” el día de la boda realmente llegaba. Era algo parecido a las bodas americanas de hoy en día. Primero te mandan un anuncio que dice “Marca tu Calendario,” para que sepas que la invitación oficial está al venir.

Pero mientras que los sirvientes repartían las invitaciones, los nobles las reciben de muy mala gana. Los dignatarios y miembros de la nobleza les dicen que no querían saber nada con esa boda.

Expresan su resentimiento y su oposición. Y a pesar de que sabían que una invitación real era el equivalente a un mandato real, aun así, se niegan a aceptarla.

Una nube negra debe de haber caído sobre palacio. ¡Qué atrevimiento! Los altos personajes del reino estaban desairando abiertamente al rey. Se negaban a honrarlo con su presencia al no asistir a la boda del “príncipe de la corona.”

En el oriente, como en otros lugares, se suponía que los invitados, no solo aceptarían la invitación real, como una cuestión de deber, sino que también, traerían regalos. Pero estos invitados se negaban a ir. Negarse a asistir a la boda real traería cualquier cantidad de problemas y hostilidad.

Al no asistir daban la impresión de que el hijo del rey no era digno de un regalo, de que los invitados no aprobaban del matrimonio, y que ellos no querían rendirle homenaje al rey. Por consiguiente, el rey se ve obligado a tomar medidas para imponer su autoridad. Así que, manda a sus sirvientes por segunda vez, pero esta vez, con la orden urgente de que vinieran inmediatamente.

Para ese entonces, el rey esperaba que sus invitados hubieran cambiado de parecer, y que ahora estarían dispuestos a aceptar su invitación. Sin embargo, los invitados, no solo NO

habían cambiado de parecer, sino que se habían ido a hacer sus propias cosas… a ocuparse de sus propios asuntos, ignorando a los mensajeros del rey.

Jesús estaba contando la historia de Israel, en si, y Sus oyentes entendían perfectamente que se estaba refiriendo a los profetas que Dios había mandado con un mensaje urgente a que se arrepintieran.

Pero Israel, en vez de aceptar el llamado de Dios ha arrepentirse, maltratan a los profetas, y matan a algunos de ellos. Jesús les recuerda a sus oyentes acerca de esta página negra en sus libros de historia.

Los fariseos, los escribanos, los sacerdotes y líderes RECONOCIAN “que esa indirecta” a la página de su historia, los incluía a ellos.

Juan 1:11-12, hablando de Jesús dice, “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. 12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.”

Los judíos habían estado bien contentos comiendo los panes y peces que Jesús les había dado, y de beneficiarse de los milagros de sanación de nuestro Señor, pero no habían querido aceptarlo, como su Mesías.

En Mateo 23:29 Jesús dice, “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque edifican los sepulcros de los profetas, y adornan los monumentos de los justos, y dicen:

Si hubiéramos vivido en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido sus cómplices en la sangre de los profetas. Así que dan testimonio contra ustedes mismos, de que son hijos de aquellos que mataron a los profetas.

37 “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!”

HOY EN DIA NO MATAMOS A PROFETAS. Sin embargo, debemos admitir que ese mismo espíritu está presente entre mucha gente en nuestro medio ambiente, que se deshacen de los mensajeros de Dios, ya sea, burlándose de ellos, rechazándolos, y hasta abusándolos.

Aquellos que comparten el evangelio de Cristo, hoy en día, todavía experimentan rechazo. El rechazo puede ser: activo y pasivo. A nadie le gusta ser rechazada. ¡Muchas de nosotras lo tomamos el rechazo muy personalmente!

Un banquero le decía a un cristiano, “¿Me quiere decir usted que sin pagar un solo centavo ni dar una recompensa, ¿yo puedo esperar que Dios tenga misericordia de mi? ¿Me quiere decir usted que yo puedo ser salvo simplemente confiando en Jesucristo? ¡Qué ridiculez! Si yo me he de salvar, lo debo de hacer por mis propios esfuerzos.”

“Bueno,” le dice el cristiano, “supóngase que alguien viniera a usted con una gran necesidad y le pidiera dinero prestado. ¿Quién tendría el derecho a establecer los “términos y condiciones” del préstamo, USTED, o el que está pidiendo prestado?

“Yo, por supuesto. El tendría que aceptar mis condiciones antes de poder obtener el dinero,” dice el banquero. “Exactamente, y esta es su posición. Usted es el pobre pecador que está perdido, y Dios es el banquero. Así que quien tiene el derecho a establecer los “términos y condiciones” en que se llega a Dios – ¿usted, o Dios?

4 Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas. 5 Mas ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios.

Esta gente DABA toda clase de excusas para no ir. A lo mejor se creían de lo más importantes… o pretendían estar muy ocupados… o cualquier otra cosa.

PAUSA

¿Pero no damos nosotras excusas también? Dejamos que nuestras actividades nos distraigan, y por consiguiente, nos alejamos de Dios. Nuestras rutinas diarias y “nuestras listas de lo que tenemos que hacer” se vuelven Sus rivales. ¡Y ya no tenemos tiempo para El!

Podemos tener las mejores intenciones de honrar nuestras obligaciones a Dios, pero cuando las preocupaciones de la vida se interponen… las ponemos primero, y le damos excusas a Dios.

LE PROMETIMOS A DIOS amarlo con todo nuestro corazón, alma, y mente. Pero esta promesa realmente se vuelve falsa cuando los intereses de esta vida demandan nuestra atención completa.

Entonces le damos excusas a Dios, y decimos que EL debería de entender “que nosotras nos tomamos nuestras responsabilidades muy en serio, o que tenemos que ocuparnos de nuestras relaciones familiares y sociales… o que la oportunidad no toca a la puerta todos los días.

Nuestras obligaciones, conexiones, y las exigencias de la vida frecuentemente VAN EN CONTRA de nuestra promesa de amar y servir a Dios. Así que optamos por honrar nuestros propios intereses, confiando en que Dios nos dará una segunda oportunidad.

PAUSA

Los invitados del Rey NO TENIAN EXCUSA. Ellos debían de haber arreglado sus horarios adecuadamente. Cuando les llega el recordatorio final, deberían haber estado listos, esperando ansiosamente el banquete.

Muchos que rechazan la invitación del evangelio hoy en día tienen las mismas excusas triviales, y van a incurrir en la ira del Rey. Ellos dicen que están muy ocupados para cosas espirituales.

Dicen tener chacras, o pacientes, o inversiones, o cualquier otra cosa que ENCADENA sus almas, y que no los dejan aceptar a Cristo, que es el único que trae salvación.

Carlos Spurgeon, conocido predicador inglés del siglo 19, contaba la historia de un mercader – que tenía una gran flota de barcos – y que fue visitado por un cristiano. El buen hombre le pregunta: “¿Señor, cuál es el estado de su alma?” Al cual el mercader contesta:

“Mi alma, yo no tengo tiempo para ocuparme por mi alma. Tengo suficiente trabajo ocupándome de mis barcos.” Pero no estaba lo suficientemente ocupado para morir. Realmente muere a la semana siguiente.

¿Estás tú más interesada en las cosas mundanas, que en Cristo? ¿Lees revistas de moda y novelitas de amor, más de lo que lees tu Biblia? Realmente estás perdiendo tu tiempo en cosas que llegarán a su fin, y se te pasarán las oportunidades que Dios te da para arrepentirte.

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¡Así que! Ya vimos que los Invitados Indignos no querían ir a la boda. Jesús rechazará a aquellos que rechazan Su invitación. Y esto nos lleva al segundo tipo de invitados…

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II. LOS INVITADOS HONORABLES (Mateo 22:9-10)

9 Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis. 10 Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados.

Aquellos que reciben las dos primeras invitaciones reales se niegan a ir, así que el Rey manda a Sus mensajeros para que vayan a los caminos y a las autopistas de la vida con el evangelio. La invitación ya no estaba limitada solo a la casa de Israel, como lo había estado durante el período de los evangelios.

Los preparativos para la boda estaban en plena marcha. Ningún dinero se había escatimado para preparar la fiesta, y AHORA ningún esfuerzo se estaba escatimando para invitar a la gente. Montones de gente acepta la invitación… los buenos y los malos.

Por dos mil años, las invitaciones SE HAN ESTADO ENTREGANDO a toda clase de gente. Es por eso que la iglesia cristiana es multicultural, multicolor, multi-lengua, y multi-étnica.

Tengan la seguridad de que ninguna nación, ni ninguna personalidad tienen las llaves de la puerta del cielo.

Las puertas del cielo se abren solamente para aquellos que acepten a Jesucristo como su Señor y Salvador en esta tierra. EL ES LA UNICA LLAVE PARA ENTRAR AL CIELO

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Esta parábola es semejante al programa de evangelismo mundial que Cristo ha creado. En Hechos 1:8 Jesús les dice a Sus discípulos, “Recibirán poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me serán testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.”

Esta comisión todavía se mantiene vigente hoy en día. Es un mandato muy personal para cada creyente. Este mandato es dado a los apóstoles, mucho antes, de que el Espíritu Santo viniera a formar la iglesia.

Ellos debían proclamar las “buenas nuevas” a los millones de gente que todavía no las habían escuchado. Y es un mandato directo para ti y para mí, hoy en día. Los discípulos habían sido llamados a ser testigos. Un testigo simplemente dice lo que ha visto, y lo que ha oído. Cuenta lo que ha pasado. Nosotras también tenemos que ser testigos, y llevar la Palabra de Dios al mundo.

No podemos decir, que es la responsabilidad de la iglesia, de mandar misioneros a compartir el evangelio, quedándonos nosotras de brazos cruzados esperando que OTROS hagan la obra.

¿Estás tú proclamando la Palabra de Dios? ¿Has ido hasta el fin del mundo como testigo del evangelio? ¿O contribuyes al mantenimiento de algún misionero o programa de radio o de

televisión que lo hace? ¿Estás involucrada personalmente? La comisión de Jesús no es solo para los apóstoles – es también para ti y para mí.

Para poder propagar el evangelio, necesitamos poder. Esa fue la promesa de Cristo: “Recibirán poder.” Y necesitamos que el Señor nos guíe. A pesar de que nuestra obligación es de propagar la Palabra de Dios, no tenemos poder en nosotras mismas para hacerlo, ni tampoco hay poder en la iglesia, a menos que el Espíritu Santo nos comisione y nos habilite.

Es el Espíritu Santo que obra por medio de un individuo, o por medio de la iglesia, o por medio de un programa radio o televisión. Pero la pregunta es ¿Lo estamos dejando obrar?

Jesús nos dice, “Me serán testigos.” Nuestro testimonio es a Cristo. “El es el centro de atracción.” Luego Jesús dice, “En Jerusalén,” que aplicándolo a nosotras mismas, significa “ser testigos” en nuestro propio barrio – ahí es donde debemos dar testimonio de Cristo. Luego dice a “Toda Judea,” que es el equivalente a nuestra comunidad.

Samaria, representa a los barrios bajos de la ciudad… la gente con quien no nos juntamos. Aunque no nos juntemos con ellos socialmente, debemos llevarles el evangelio.

Y finalmente, el testimonio de Cristo lo tenemos que llevar “hasta lo último de la tierra.”

Esta es la voluntad de Cristo. El nos ha dicho que si lo amamos, que guardemos Sus mandamientos. Y este mandato es personal para cada una de nosotras.

No se lo podemos pasar a otra gente, y decir, “Pero si la iglesia ya lo está haciendo; para qué me tengo que involucrar yo?” ¿Cómo estás involucrada? ¿Cuál es tu testimonio a Cristo?

Por dos mil años se han estado repartiendo las invitaciones, y el salón de fiestas se ha estado llenando… Pero todavía hay sitio… Cada creyente debería ser una “cristiana mundial,” lista para dar su testimonio de Cristo “desde este lado de la calle, hasta el otro lado del mundo.”

SE TESTIGO PARA DIOS. Que Cristo brille a través TUYO, y atraerás a muchos a SU REINO con TU TESTIMONIO. La gente sentirá el amor de Cristo a través de tus palabras y tus acciones, a lo que vives en el poder del Espíritu Santo.

Hace cuatro años fui a Lima a enseñar en una de las conferencias de mujeres que la iglesia Calvary Chapel de Lima daba. Al final de una de mis enseñanzas, les pregunté a las mujeres si alguien quería aceptar a Jesucristo como su Señor y Salvador. Varias levantaron la mano.

Mientras miraba de lado a lado del salón, buscando más manos levantadas, noté que mi primita, María del Pilar, había levantado su mano. Con las justas pude contener mi emoción. Sus lindos ojos parecían decir, “Yo quiero a Jesús en mi vida. Quiero ser salva.” ¡Fue un momento que nunca olvidaré!

María del Pilar oró la oración del pecador juntamente con las otras mujeres. “¡Estaba tan emocionada por el Señor!” ¡Tenía hambre y sed de Su Palabra!

El año pasado recibí un correo de mi hermana diciéndome que mi querida prima, Pilar, había muerto repentinamente de una úlcera reventada. ¡Qué tal golpe!

Ella siempre tan llena de vida… de alegría. Siempre tan buena y bondadosa y amorosa. Cada vez que yo viajaba a Lima, ¡ella me recibía siempre con tanto cariño! No se perdía ninguna de mis conferencias. La conferencia que di en Lima la semana pasada es la primera que he dado, a la que María del Pilar, no haya asistido.

A pesar DE QUE SABIA que Pilar estaba en el cielo con el Señor, aun así, mi corazón estaba destrozado… pero a la misma vez, rebozaba de esperanza, recordando que cuatro años antes… cuando Dios, Su Rey, le ofreció la invitación, ella aceptó.

ELLA ESCUCHO EL LLAMADO DE DIOS. La puerta se abrió, y ella caminó bajo el umbral. Y ahora está en gloria en la presencia de su Dios… de Su Novio… de su Príncipe Perfecto…

Dios sigue invitando a gente de toda condición, y estilo de vida. Pilar era una de los Invitadas Honorables que aceptó la invitación de bodas de Rey, y fue.

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A los 33 años Carlota Elliot era una mujer inválida, amargada y resentida. Una tarde el notable pastor y músico suizo César Mallan, la visitó. La frustrada mujer le preguntó que cómo podía volverse cristiana. El le dijo que lo único que tenía que hacer era entregarse a Cristo.

“Pero si soy mala… dijo ella…. soy indigna. ¿Cómo puede Dios aceptarme?” El le dijo: Dile a Dios: “O Dios, vengo a ti tal como soy.” Catorce años más tarde en 1836, Carlota, al recordar aquella tarde con el pastor Mallan, escribió el famoso himno “Tal Como Soy.” Muchos corazones se han entregado a Cristo a través de este himno.

Parte de la letra es: “Tal como soy sin más decir, que a otro yo no puedo ir, y Tú me invitas a venir, Bendito Cristo, heme aquí… heme aquí…

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Así que, ya vimos que los Invitados Indignos se niegan a ir a la boda… que los Invitados Honorables, SI VAN, y finalmente, vemos como Dios lidia con

III. El Invitado Inaceptable (Mateo 22:11-14)

11 Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda. 12 Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas él enmudeció.

13 Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. 14 Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.

¿Qué clase de vestido de boda era este? ESTE TRAJE es la justicia de Cristo, que es esencial para obtener salvación, y se le da a todo aquel que cree. La invitación del Rey era para todo

el mundo, pero había el peligro de que alguien se colara a la boda sin aceptar las condiciones del Rey.

Ese invitado, que NO TENIA PUESTO el vestido de boda, representa, sin duda alguna, a la persona que se cree ser justa y buena. Que quiere que todos sepan que él no necesita el sacrificio de Cristo, ni Su obra expiatoria en la cruz, para entrar al cielo.

Definitivamente, que no hace caso a las palabras de Jesús en Juan 14:6, “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” Y así que, este hombre aparece ante Dios, y es arrojado fuera.

Es inaudito presentarse ante Dios SIN el traje ofrecido por Cristo. La ropa de nuestra propia justicia no es aceptable ante Dios.

La invitación del evangelio está siendo proclamada por todo el mundo, pero relativamente poca gente responde al llamado de salvación. Y aún entre aquellos que aceptan la invitación, hay muchos, que están satisfechos con una SIMPLE PROFESION DE FE.

Una profesión verdadera de fe demuestra “una nueva vida.” La creyente debe de poner sus palabras en acción. Debe de vivir una vida de obediencia a Dios… una vida digna de la vocación con que ha sido llamada.”

Aparecerse al banquete nupcial SIN el ropaje adecuado es un insulto a la santidad de Dios. No hay excusa para aparecerse delante de Dios sin dicho traje porque el vestido requerido es el regalo de Dios a Sus invitados.

Si aceptas el vestido de bodas, O NO, ES ASUNTO TUYO, pero Cristo te lo ha dado. El derramó Su sangre. El pagó el precio plenamente en la cruz. El dio Su propia vida para que tú tuvieras vida. La invitación es para todo el mundo, pero tú tienes que aceptar las condiciones del Rey.

¡Así qué! ¿Quién está vestido apropiadamente? ¿Quién es realmente salva? Es aquella, que dice, “Señor, necesito un Salvador. Yo no tengo respuesta a todas las cosas. No soy buena ni justa. Necesito que me cubras con tu manto de justicia.”

Todas tenemos sed de justicia. Todas deseamos manos limpias. Todas anhelamos un nuevo comienzo. En esta vida, por lo general, conseguimos lo que queremos. El problema es que los tesoros de esta tierra no satisfacen, pero la promesa es que los tesoros del cielo, si satisfacen.

PAUSA

¡AHORA BIEN! ¡Miremos al futuro! ¿Remontémonos al final de los siglos… al libro de Apocalipsis, cuando la maravillosa boda Cristo, el Rey de Reyes, y Su Novia, la iglesia, se celebrará. ¡Esta será una boda inolvidable!

Apocalipsis 19:7-8 dice: “Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. 8 Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos.”

Apocalipsis 19 describe maravillosamente el matrimonio del Cordero con Su novia, la iglesia. En esta escena celestial, ya la etapa del compromiso había terminado, y había llegado el momento de la ceremonia nupcial.

La novia de Cristo estará vestida en la justicia de Cristo. ¡Esta será la experiencia más maravillosa de todo creyente!

En las épocas antiguas LOS MATRIMONIOS eran arreglados porque los padres sentían que la decisión era demasiado importante para que la hiciera una criatura. Pablo, hablando como padre de la iglesia de los Corintios, les dice que este arreglo ya había sido hecho. Que estaban comprometidos a Cristo.

Por eso en 2 Corintios 11:2, Pablo dice, “El celo que siento por ustedes proviene de Dios, pues los tengo prometidos a un solo esposo, que es Cristo, para presentárselos como una virgen pura.”

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Me encanta la forma como Max Lucado describe el amor de Jesús por Su novia. Dice, “Si miras intensamente a los ojos de nuestro Redentor, verás a una novia… El la contempla. La espera. La desea. ¿Y quién es esta novia? ¿Quién es la belleza que ocupa el corazón de Jesús? ¡Tú eres esa belleza! ¡Tú has cautivado el corazón de Dios!”

Isaías 62:5 dice, “Como un joven que se casa con una doncella, así el que te edifica se casará contigo; como un novio que se regocija por su novia, así tu Dios se regocijará por ti.”

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Las parejas de novios viven obsesionadas con los preparativos de la boda. El traje perfecto… El precio perfecto… el peinado perfecto… y el esmoquin perfecto. Quieren que todo salga de maravilla. ¿Por qué? ¿Para que su amado se case con ellas? ¡NO! ¡Al contrario! Ellas quieren lucir bellas porque su amado se está casando con ellas.

¡Lo mismo es cierto con nosotras! Queremos lucir bellas para Cristo. Queremos que nuestros corazones estén puros, y nuestros pensamientos limpios. Queremos que nuestros rostros brillen con gracia, y nuestros ojos destellen con amor.

Queremos estar preparadas. ¿Por qué? ¿Con la esperanza de que Jesús nos ame? ¡NO! ¡Al contrario! ¡Él ya nos ama!

Tú estás comprometida. Has sido separada para Cristo. Tú eres una novia santa. Has sido elegida para Su reino. Estás comprometida a un personaje real, y ese personaje real, TU PRINCIPE AZUL, vendrá para llevarte consigo. ¡PRONTO!

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¡Ahora bien! ¿Cuál es la pregunta típica después de un matrimonio? ¿Qué tal el vestido de la novia? Así que, volviendo a la Boda Real de Inglaterra… ¿Qué tal el vestido de Kate Middleton?

¡Su vestido fue absolutamente maravilloso! ¡Encantador! ¡Mágico! Un vestido de cuentos de hadas de Disney. Parecía hecho por los pajaritos azules de la Cenicienta.

El vestido de novia, con el velo y la tiara, fue majestuoso, suntuoso, y elegantísimo. A pesar de que el vestido de Kate fue “EL LOOK” MAS ANTICIPADO de la boda real, nada se compara con la belleza de nuestro propio vestido de matrimonio.

Estaremos vestidas con la belleza de Cristo, “blancas y radiantes” mientras caminamos por el pasadizo real para encontrarnos con Jesús – para ofrecernos a El en nuestra REAL BODA REAL ¡Esta boda será fuera de este mundo!

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¡Así que! Hemos visto en este pasaje que la REAL BODA REAL está al comenzar. Que los partes de matrimonio ya han sido repartidos… y también hemos visto a tres tipos de invitados. (I) Los Invitados Indignos, (II) Los Invitados Honorables, y (III) El Invitado Inaceptable.

¿Cuál de estos invitados eres tú? ¿Estás vestida en tu propia justicia? O en la de Cristo?

OREMOSLE AL SEÑOR

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Con sus rostros todavía inclinados y ojos cerrados… ¿Te está hablando Jesús al corazón?

¿Te está invitando a acercarte a El?

Jesús dice en Juan 14:6, “Yo soy el camino, la verdad y la vida, y nadie viene al Padre si no es por Mí.” ¡Jesús es el único camino! Ninguna religión, ninguna iglesia, ninguna persona te puede llevar al cielo. ¡Solo Jesús puede hacerlo!

¡ASI ES COMO FUI SALVADA! Porque pensé: “Si Jesús es el único camino, yo quiero tomar Su camino. Si El es la única verdad, yo quiero esa verdad, y si El es la única vida, yo la quiero.

Ahora se, sin duda alguna, que tengo salvación eterna. Esto no tiene nada que ver con religión, sino con un encuentro verdadero con Dios. ES CONOCERLO… ES AMARLO. Es tener una relación íntima con El. ¡Mi vida cambió desde ese momento! Ha sido un proceso maravilloso que continuará para toda mi vida.

Dios te ama y quiere darte vida abundante. Y El estará contigo contra viento y marea. El nunca te dejará ni te abandonará. ∐ Jesús me ha dado paz y alegría… me ha dado propósito…

Romanos 10:9 dice, “Que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo.”

Juan 1:12 dice “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechas hijas de Dios.”

¿Te sientes sola en estos momentos? ¿Vacía? Solo Jesús puede satisfacer los anhelos más profundos de tu corazón. Solo Jesús te puede dar paz… esa paz que sobrepasa todo entendimiento.

¿Qué si este es tu último momento? ¿Tu último día? ¿Estás segura que si te mueres hoy, te irás al cielo? La Biblia dice que puedes estar segura. ¡Que hoy es tu día de salvación!

Tú te puedes ir al cielo, no por tus buenas obras, o tu moralidad, o tu decencia, o el dinero que ofrendes, ¡NO! tú te puedes ir al cielo solo por el mérito de la obra terminada de nuestro Señor Jesucristo, que murió en la cruz en tu lugar, y en el mío, y pagó la sentencia de la ley, en sí mismo. La Biblia dice que por Sus heridas fuimos sanadas.

Escúchame. No importa lo que hayas hecho… No es demasiado tarde. No importa cuan bajo hayas caído. No es demasiado tarde. Jesús te acepta tal como eres. Jesús te está invitando, pero tú tienes que venir. ¡Ven tal como eres! ¡Jesús te ama! El quiere perdonarte. Quiere hacerte una mujer nueva.

Dios te puede dar un nuevo comienzo. Una nueva vida. Puedes salir de este lugar con el corazón y manos limpias. ¡Tú no estás aquí por casualidad! Tenías una cita divina con Dios.

Así que, te quiero preguntar: ¿Quieres aceptar a Jesús como tu Señor y Salvador? O a lo mejor lo aceptaste en el pasado, pero sabes que no has estado caminando con El, hoy es tu oportunidad de regresar a El. Sí quieres aceptar a Jesús primera vez, o si quieres regresar a El, por favor, levanta la mano y yo oraré por ti.

DIOS TE BENDIGA… DIOS TE BENDIGA… DIOS TE BENDIGA…. DIOS TE BENDIGA…

AQUELLAS QUE LEVANTARON SU MANO, POR FAVOR REPITAN ESTA ORACION DESPUES DE MI --RECUERDEN QUE LE ESTAN HABLANDO AL SEÑOR, DE CORAZON A CORAZON.

Señor Jesús, Sé que soy pecadora. Perdóname. Yo creo que moriste por mis pecados y resucitaste de entre los muertos. Ya no quiero pecar más. Ahora te invito a que entres en mi corazón y vida. Quiero seguirte, como mi Señor y Salvador para el resto de mi vida. En el nombre de Jesús… Amen.

¡Bienvenidas a la familia de Dios! ¡Ya son hijas de Dios! ¡Qué emoción! Los ángeles se están regocijando en el cielo. La Biblia dice que los ángeles tienen fiesta cada vez que un pecador se arrepiente. ¡Y nosotras también!