Santiago 1:12-18
ABRAN SU BIBLIA A SANTIAGO 1:12-18
Un amigo mío, que estaba bastante gordito, decidió que ya era tiempo de bajar de peso. Se
tomó SU NUEVA DIETA TAN EN SERIO, que cambió su ruta a la oficina, para no tener que
pasar en carro por su pastelería favorita.
Sin embargo, una mañana llegó al trabajo con un delicioso queque inglés. Y para remate,
había comprado alfajores de manjar-blanco para el almuerzo. “Esto es un regalo de Dios”
les dijo a sus compañeros de trabajo. “De pura casualidad pasé esta mañana por la
pastelería, y ahí en la vitrina habían estos queques y alfajores riquísimos.
Sentí que esto no era una simple casualidad, así que oré, “Señor, si tú quieres que coma este
delicioso queque, dame un estacionamiento justo delante de la pastelería. “ Y ¿qué creen?
les dijo. “Después de dar ocho vueltas a la manzana, ¡ahí estaba el estacionamiento!”
EMPECEMOS EN ORACION
Padre, gracias que Jesús es la luz del mundo. Que no tenemos que vivir en tinieblas. Gracias
que Tú nos muestras el camino a la santidad a través de tu Palabra. Señor, queremos
caminar en virtud. Queremos ser ejemplos vivos de que Tú cambias vidas.
Padre, líbranos de toda tentación. Queremos representarte bien. Queremos reflejar tu luz, y
caminar dignas del gran llamado que nos has hecho. Abre nuestros corazones y mentes
para escuchar Tu Palabra y aplicarla a nuestras vidas. En el nombre de Jesús Amén.
La semana pasada vimos que una prueba puede ser un sin número de cosas: la pérdida de
un trabajo, un divorcio, problemas con nuestros hijos, apuros económicos, una enfermedad,
la muerte de un familiar, o problemas con nuestras relaciones.
Aprendimos que aunque la prueba NO ES UNA EXPERIENCIA FELIZ EN SI, es la manera que
Dios usa para producir algo de gran valor. Las pruebas tienen un propósito… la de
madurarnos y hacernos mujeres completas.
Hoy día estudiaremos que estas pruebas se pueden convertir en tentaciones de Satanás
para perjudicarnos. Estas tentaciones solo las podremos superar por medio del poder de
una relación íntima con Dios.
EL TITULO DE ESTE MENSAJE ES “TENTACION” Y ESTA DIVIDIDO EN TRES
EXPOSICIONES: (I) Dicha al Pasar la Prueba; (II) Muerte al Sucumbir a la Tentación;
(III) Vida al Nacer de Nuevo.
ASI QUE COMENCEMENOS CON LA PRIMERA PROPOSICION…
I. Dicha al Pasar la Prueba (Santiago 1:12)
12 Dichoso el que hace frente a la tentación; porque, pasada la prueba, se hace acreedor a la
corona de vida, la cual Dios ha prometido dar a quienes lo aman.
La palabra “dichoso” puede ser traducida como “Uy, qué feliz.” Yo no me siento tan dichosa
cuando estoy siendo tentada. A decir verdad, cuando la tentación me toca a la puerta,
pienso que he hecho algo terriblemente malo, Pero la tentación, en sí, no es pecado. “Es la
manera como respondemos a la tentación,” lo que nos puede hacer pecar.
El Salmo 119:1-3 dice, “Dichosos los de conducta perfecta, los que siguen las enseñanzas
del Señor. Dichosos los que cumplen sus testimonios y lo buscan de todo corazón. Ellos no
cometen ninguna maldad porque van por los caminos del Señor.”
A pesar de que sabemos que Dios usa las pruebas para nuestro bien, es siempre bueno orar
para que la prueba no se convierta en una tentación incontenible. Eso puede pasar, si
somos espiritualmente débiles, O SI NO ESTAMOS PREPARADAS, para lidiar con la
situación.
Dios nunca te va a probar más allá de lo que puedes soportar. Pero resistir a la tentación,
requiere disciplina espiritual y ayuda divina. Dios probó a José permitiendo que fuera
vendido por sus hermanos, como esclavo, que fuera acusado falsamente por una mujer
adúltera, y que fuera puesto en la prisión injustamente por un esposo celoso.
Pero José sabía que la mano de Dios estaba en su vida. Es por eso que pudo decirle a sus
hermanos, años después en Génesis 50:20 “Ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios
cambió todo para bien, para hacer lo que hoy vemos, que es darle vida a mucha gente.”
Después de años de sufrimiento, José estaba preparado para la prueba, ¡y la pasó de
maravilla! Jesús mismo fue guiado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo.
Dios quería ponerlo a prueba para probar Su virtud, PERO SATANAS, quería tentarlo para
destruir Su virtud. ¡Jesús también pasó la prueba victoriosamente!
Cuando tú pasas por pruebas, no dejes que se vuelvan en tentaciones. Reconoce el
propósito de Dios, y busca Su poder. Aprende del ejemplo de aquellos que han pasado las
mismas pruebas con éxito. Ten la seguridad que Dios está en control, y está usando cada
prueba, para moldear tu carácter y enseñarte a depender de Él… cada día más.
12 Porque, pasada la prueba, “se hace acreedor a la corona de vida”, la cual Dios ha
prometido dar a quienes lo aman.
Para la cristiana, la muerte, dice la Biblia, es la coronación. La idea aquí es la de un príncipe
real, o una princesa real, que después de luchas y conquistas en tierras lejanas, regresa a su
país natal, y a la corte, para ser coronada y honrada por sus acciones.
La Biblia dice que somos peregrinas y extranjeras en una tierra lejana. Este mundo no es
nuestro hogar. Nuestra ciudadanía está en el cielo. Y algún día, todas nuestras batallas en
esta tierra terminarán, y entraremos a nuestro hogar celestial.
Para aquellas, que han sido fieles, Cristo les dará la corona de vida. Pablo dice en 2 Timoteo
4:8, “Me está reservada la corona de justicia, que en aquel día, me dará el Señor, el Juez
Justo; y no solo a mí, sino también a todos los que aman Su venida.”
Cuando D.L. Moody, el gran evangelista americano, se estaba muriendo, miró hacia el cielo,
y dijo, “La tierra se está desvaneciendo, el cielo se está abriendo, este es el día de mi
coronación.” ¡Nunca te lo olvides! Si eres cristiana, ¡eres hija del Rey! ¡Y TU SERAS
CORONADA!
YA VIMOS LA DICHA AL PASAR LA PRUEBA… AHORA VEAMOS…
II. Muerte al Sucumbir a la Tentación (Santiago 1:13-15)
13 Cuando alguien sea tentado, no diga que ha sido tentado por Dios, porque Dios no tienta
a nadie, ni tampoco el mal puede tentar a Dios. 14 Al contrario, cada uno es tentado cuando
se deja llevar y seducir por sus propios malos deseos.
15 El fruto de estos malos deseos, una vez concebidos, es el pecado; y el fruto del pecado,
una vez cometido, es la muerte.
Tenemos que tener una visión correcta de Dios, “para poder perseverar”, durante los
momentos de prueba. Específicamente, debemos entender el punto de vista de Dios acerca
de nuestras tentaciones. Pruebas y tentaciones siempre se nos presentarán como
posibilidades o elecciones.
Dios quiere que tomemos buenas decisiones, NO MALAS. Las aflicciones pueden producir
madurez espiritual, y beneficios eternos, si las soportamos por fe. Pero también podemos
fallar… Podemos sucumbir a la tentación.
Y cuando fallamos, muchas veces, tratamos de usar toda clase de excusas y razones por
nuestras acciones. La más peligrosa de todas es de decir, “DIOS ME ESTA TENTANDO.” Es
esencial para nosotras recordar que Dios prueba a la gente para bien. ¡EL NO TIENTA A
NADIE PARA MAL!
Aun durante la tentación, podemos ver la soberanía de Dios, al permitir que Satanás nos
tiente para refinar nuestra fe, y ayudarnos a crecer en nuestra dependencia en Cristo. En
vez de perseverar, puede que cedamos, o que nos rindamos… frente a la prueba.
Hasta podemos racionalizar que Dios TIENE LA CULPA por mandarnos una experiencia tan
difícil, y así echarle la culpa a Dios por nuestro fracaso. Desde el principio, esa ha sido la
respuesta humana… la de dar excusas, de echarle la culpa a otros, por nuestro pecado.
La cristiana debe de aceptar responsabilidad por sus errores, confesar sus pecados, y
pedirle perdón a Dios. Como Dios nunca tienta a hacer el mal, Él no puede ser el autor de la
tentación. Dios no le desea mal a nadie. ¡EL NO CAUSA EL MAL! ¡EL NUNCA TIENTA!
En este momento, te podrías preguntar: “Si Dios realmente me ama, ¿por qué no me
protege de la tentación?” Un Dios, que no permite que tengamos tentaciones, sería un Dios,
que no nos deja crecer. Para que una prueba sea una buena herramienta para el
crecimiento, tiene que haber la posibilidad de fallar. ¡Si no, no es una prueba!
Dios realmente prueba Su amor, protegiéndonos DURANTE la tentación, en vez, de
protegernos DE la tentación.
1 Corintios 10:13 dice “A ustedes no les ha sobrevenido ninguna tentación que no sea
humana; pero Dios es fiel y NO PERMITIRA que ustedes sean sometidos a una prueba más
allá de lo que puedan resistir, sino que junto con la prueba, les dará la salida, para que
puedan sobrellevarla.”
Cuando Abraham llegó a Canaán, vio que había escasez… que había hambre, y que no
podría alimentar a su ganado. ¿Pero confió Abraham en Dios? ¡NO! Cuando decidió irse a
Egipto, Abraham convirtió la prueba en tentación. Y Dios tuvo que disciplinarlo para
hacerlo regresar al lugar de obediencia y bendición.
También el pueblo de Israel cambió las pruebas por tentaciones, mientras que peregrinaba
por el desierto.
No bien salieron de Egipto, les faltó agua y tuvieron que caminar tres días para encontrarla.
Y cuando la encontraron, el agua estaba tan amarga, que empezaron a murmurar contra
Dios. Ellos canjearon la prueba por la tentación, ¡Y FALLARON MISERABLEMENTE!
También, una tentación es una oportunidad de hacer “algo bueno” de forma mala, es decir,
algo fuera de la voluntad de Dios. Por ejemplo, comer es normal; pero la glotonería, es un
pecado. Dormir es normal, pero la flojera, es un pecado.
¿Es malo querer pasar un examen? ¡No! Pero si uno “se copia” el examen, para poder
pasarlo, eso es pecado.
Yo me acuerdo de mis épocas… en el colegio. Yo era muy buena alumna. Muy estudiosa. ¡Me
sacaba excelentes notas!
Nunca en la vida se me hubiera ocurrido mirar el examen de otra chica, y menos, de
copiarme sus respuestas. A pesar de que era muy buena en la mayoría de los cursos,
historia universal no era “precisamente” mi materia favorita.
Un día, una de mis compañeras, me hizo una propuesta. Ella debe de haber sabido que yo
“pataleaba” con historia universal. Me dijo: “Hagamos un trato.” Ya se acercan los exámenes
de medio año. ¿Por qué no estudias TU todos los cursos que tenemos, y yo solo me
concentro en estudiar historia universal?
Tú te puedes copiar todas mis respuestas del examen de historia universal; y yo me copiaré
tus respuestas de los otros cursos. ¡Uy! ¡Que tentación! No tendría que estudiar historia
universal, e igual me sacaría buena nota… Así que sucumbí a la tentación de sacarme buena
nota, sin haber estudiado, y acepté la oferta de mi amiga.
Ella se copió todos mis exámenes, y cuando me tocó mi turno, me puse tan nerviosa, que
hasta la profesora vino a ver lo qué pasaba. Como comprenderán, entre mis nervios, y la
profesora chequeándome, no me pude copiar nada.
Lo peor de todo fue que no solo me saqué mala nota, si no que la madre superiora anunció
las notas “de toda la clase” por los alto parlantes del colegio, y todo el mundo se enteró de
mi mala nota. Era el comentario del día. ¡No lo podían creer! ¡Y yo estaba tan avergonzada!
Así que, esa fue una tentación de mi adolescencia… Sin embargo, ¡las consecuencias, el
sentido de culpa, y la vergüenza fueron reales! ¿Y tú? ¿Qué te está tentando en estos
momentos? Tal vez sea ese chico tan guapo en tu trabajo, en quién andas pensando más de
lo que debieras… ¡y eres casada!
O a lo mejor, tuviste una discusión bastante fuerte con tu esposo, o con tus hijos, y estás
tentada a mantenerte firme en tus palabras, a pesar de que sabes que estás haciendo mal.
¿Y qué hay del chisme…? Entras a una sala llena de gente, y te encuentras con algunas
amigas, que están chismeando, de otra. ¿Sucumbes a la tentación de enterarte de todos los
detalles? O hasta de poner tu granito de arena… ¿o te sales del grupo para no pecar contra
otra persona?
¿Y qué hay de la tentación de pasarte la luz roja, cuando vez que no viene ningún carro? ¿O
la tentación “A NO DECIRLE AL MOZO”, que te ha cobrado de menos en la cuenta?
¿Te tienta tanto tu celular… que no puedes dejar de mandar textos, o de contestar “esa
llamada importante” que estabas esperando… sabiendo perfectamente que te está robando
de tu tiempo de devoción con el Señor?
¿Te está tentando la televisión? ¡Tal vez estés viendo programas que no debieras de estar
viendo! Y, ¿qué hay del trago? ¿Estás siendo tentada a olvidarte de tus problemas y tus
preocupaciones tomándote solo unos cuantos traguitos?
Piensa acerca de las tentaciones que tienes a diario. ¿Qué cambios necesitas hacer, para
poder honrar a Dios en tus decisiones?
DIOS PERMITIRA LA PRUEBA, pero Satanás vendrá con una tentación. La prueba puede ser
económica, pero la tentación puede ser el trago o la droga para escapar la presión del
problema. No es Dios quien pone el trago o la droga en tu camino. No es Dios quien te
tienta con la pornografía. ¡NO! Dios simplemente permite que la prueba venga a tu vida.
PERO ES SATANAS quién trae la tentación. Por eso, si te encuentras media-borracha en un
bar o una discoteca, el tipo que te ofrezca la droga gratis… es la tentación que tú misma, te
has buscado, al ponerte en esa situación.
14 Al contrario, cada uno es tentado cuando SE DEJA LLEVAR, Y SEDUCIR, por sus propios
malos deseos. 15 El fruto de estos malos deseos, una vez concebidos, es el pecado; y el
fruto del pecado, una vez cometido, es la muerte.
La clave para entender una tragedia, es entender su fuente. La muerte y el dolor, y todas las
tragedias, vinieron a este mundo por el pecado.
Cuando Adán y Eva pecaron en el jardín del Edén, no solo hicieron algo que Dios les había
dicho que no hicieran, sino que fue un acto de rebelión descarada – en pensamiento, en
palabra, y en acción – contra el Dios que los había creado y había suplido todas sus
necesidades.
Al creerle a Satanás, en vez de creerle a Dios, estaban llamando a Dios, un mentiroso.
Sucumbieron a la tentación porque quisieron ser “iguales a Dios.”
Cada cementerio, cada hospital, cada prisión, cada corte de justicia es testigo del terrible
legado de esa rebelión… No entiendo completamente por qué Dios permite que el mal
suceda. Pero el mal sucede porque somos gente pecadora, que vive en un mundo de
maldad. Nunca subestimes los efectos devastadores del pecado.
Y ¿cuál fue la tragedia más grande del pecado? ¡FUE LA CRUZ! Si no hubiera habido pecado,
Jesús no hubiera tenido que morir. Pero Cristo triunfó sobre la tragedia – y nosotros
también podemos triunfar, gracias a Él.
En este pasaje… Santiago recalca que las tentaciones vienen de adentro… de nuestros
propios malos deseos. Que nosotras somos responsables de nuestro pecado. El deseo
puede ser alimentado, o matado de hambre. Si el deseo ES EN SI MALO, debemos negar ese
deseo, por nosotras mismas, con la ayuda y gracia de Dios.
Si alentamos ese deseo, se convertirá muy pronto, en acción. La culpa de nuestro pecado es
toda nuestra. El pecado destruye. El pecado trae muerte. No puedes jugar con el pecado. No
puedes tomarlo a la ligera.
¿Está Santiago librando a Satanás de culpa, al poner la responsabilidad de nuestra
tentación en nuestros propios deseos? ¡NO! ¡Para nada! Podemos ser guiadas por nuestros
deseos, pero el diablo está detrás del impulso, cuando estamos yendo en mala dirección.
La tentación viene de los malos deseos dentro de nosotras, ¡NO DE DIOS! Nosotras mismas
podemos construir, y hasta morder el anzuelo, de nuestra propia trampa.
Un autor anónimo escribió: Siembra un pensamiento, y cosecharás un acto. Siembra un
acto, y cosecharás un hábito. Siembra un hábito, y cosecharás un carácter. Siembra un
carácter, y cosecharás un destino.”
Como una bola de nieve bajando por el cerro, el pecado se hace más destructivo, cuanto
más lo dejamos salirse con la suya. El mejor momento de parar una tentación es ANTES
que se haga TAN GRANDE, o que se MUEVA tan rápidamente, que no la puedes controlar.
Cuando David se fijó en la esposa de su vecino, EL JAMAS HUBIERA COMETIDO
ADULTERIO, si hubiera podido ver “las consecuencias trágicas” de su pecado: la muerte de
un bebé (de su hijo con Betsabé), el asesinato de un buen soldado – de Urías – el esposo de
Betsabé, y la violación de su hija Tamar.
El pecado siempre trae muerte. ¡Siempre! El pecado mata relaciones. Destruye la felicidad.
Arruina la salud. La desobediencia engendra muerte… ¡NO VIDA! Si solo creyéramos lo que
la Palabra de Dios dice, en cuanto a esta tragedia final, nos ayudaría a no ceder a la
tentación.
POR ESO TE PREGUNTO… ¿Estás leyendo tu Biblia? ¿Estás atesorando la Palabra de Dios en
tu corazón? ¿O lees las escrituras superficialmente, y de vez en cuando? ¿Dejas que la
Palabra de Dios limpie tu corazón y tu mente?
Leer, memorizar, y meditar en la Palabra de Dios es el regalo más grande y perfecto del
cielo. Te ayudará a mantenerte firme en los momentos de tentación.
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ASI QUE YA VIMOS LA “Dicha al Pasar la Prueba,” “La Muerte al Sucumbir a la Tentación,” y
ahora vayamos a nuestra tercera, y última proposición:
III. Vida al Nacer de Nuevo. (Santiago 1:16-18)
16 Queridos hermanos míos, no se equivoquen. 17 Toda buena dádiva y todo don perfecto
descienden de lo alto, del Padre de las luces, en quien no hay cambio ni sombra de
variación.
Todo lo bueno, que hay en nosotras, viene de Dios. Dios solo da buenos regalos. ¿Tienes
buena salud, y un techo sobre tu cabeza? ¡Ese es un regalo de Dios! ¿Tienes que comer, una
iglesia sólida, amigas fieles, y una fuente de ingreso? ¡Un Dios generoso es quien te los
otorga!
Jesús presentó este tema en el Sermón del Monte, cuando dijo en Mateo 7:9-11, “¿Quién de
ustedes, si su hijo le pide pan, le da una piedra? 10 ¿O si le pide un pescado, le da una
serpiente? 11 Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto
más su Padre, que está en los cielos, dará buenas cosas a los que le pidan!”
Todo lo bueno en nuestras vidas, ¡VIENE DE DIOS! Dios es bueno… absolutamente bueno.
Lejos de ser la Fuente de la tentación, Dios es la Fuente de todo lo bueno.
Cualquiera que sean tus tentaciones, no importa cuán persistentes sean, el Padre está listo
para darte buenos dones para fortalecer tu corazón con Su poder y victoria personal. ¡Se
por experiencia propia, que enfocarte en la Palabra de Dios, funciona!
San Agustín fue un famoso obispo del siglo cuatro. Fue uno de los grandes líderes de la
iglesia primitiva. A través de los siglos, sus escritos han tenido gran impacto en el
pensamiento religioso. Su mamá, Santa Mónica, era una cristiana muy devota. En cambio,
su papá era pagano.
A los treinta-y-dos años, después de una vida de inmoralidad sexual, Agustín se arrepintió,
y le dedicó su vida al evangelio. Poco después de haberse convertido, Agustín estaba
caminando por una de las calles de Milán, Italia, cuando se encontró con una prostituta, con
quien había tenido relaciones sexuales en el pasado.
Ella lo llamó, pero él no le contestó. El siguió caminado. “Agustín,” lo volvió a llamar. “¡Soy
yo!” Sin detener el paso, y por la gracia de Dios, él exclamó, “Si, pero YO ya no soy YO.” A
pesar de haberse entregado a Cristo no hacía mucho, Agustín comprendió que Dios lo
bendeciría, si él resistía a la tentación.
Su respuesta, “Yo ya no soy Yo,” probó que él tenía el poder sobrenatural disponible para
combatir las fuerzas del pecado y la maldad, que habían dominado su vida pasada. ¡Ahora
Agustín era otro hombre! ¡Era un hombre cambiado! Al resistir, Agustín pudo huir de los
malos deseos de su juventud, y buscar en vez, la justicia, la fe, el amor y la paz.
¡Así que anímate! Dios te dará el poder para enfrentarte a las tentaciones. Él nos promete
bendecirnos a través de ellas, disponiendo todas las cosas para el bien de LOS, que lo aman.
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Me encanta la idea de que algún día… llegará un mundo donde no habrá tentación. ¡Un
jardín sin serpiente! ¡Una ciudad sin pecado!
El día de la cosecha llegará, y el trigo será recogido para el granero del Señor. ¡Será tan
dulce y glorioso! Nuestros corazones cansados descansarán en las promesas de Dios,
mientras gozamos de paz.
PERO EL TIEMPO NO HA LLEGADO TODAVIA. Aquí están nuestras vidas tentadas… PERO
AQUI, en medio de nosotras, está de pie nuestro Salvador.
Si somos seres humanos, nos enfrentaremos a la tentación, como Jesús se enfrentó, en el
poder de Dios, que es nuestro Padre Celestial. Cada tentación que nos ataca, atacó a Jesús, y
fue conquistada. Estamos luchando contra un enemigo derrotado. Estamos luchando, por
una victoria, que ya se ganó.
¡Esa puede ser NUESTRA FUERZA Y SEGURIDAD! Cuando nuestra lucha se vuelva “tan
difícil,” recordemos el día maravilloso y bendito en que Jesús fue guiado al desierto, por el
Espíritu, para ser tentado por el diablo. Porque en aquel día, ¡la batalla fue ganada!
17 Todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en quien no hay cambio ni
sombra de variación. La naturaleza del DADOR DE TODO LO BUENO, no cambia. ¡Él es el
Padre de las luces!
Al principio, Dios dijo en Génesis 1:3 ¡Que haya la luz! ¡Y hubo luz! Luego, le ordenó al sol, a
la luna, y a las estrellas que arrojaran su luz sobre la tierra. Y EL HOMBRE CAIDO, en su
locura, se olvidó de AQUEL, DE DONDE VIENE LA LUZ, del El Padre de Luces, y substituyó al
sol, la luna, y las estrellas, como los objetos de su adoración.
Los egipcios creían que el faraón era hijo de Ra, el dios sol. Los babilónicos inventaron la
astrología, y la adoración de las estrellas. Y hasta hoy en día, hay mucha gente que adora a
la creación, en vez, de adorar al Creador. Adoramos el dinero, la fama, el poder, la
popularidad, y nos hemos olvidado del que realmente vale, ¡DIOS!
En cambio, me encanta lo que David dice en el Salmo 19:1”Los cielos proclaman la gloria de
Dios; el firmamento revela la obra de Sus manos.” Y Jesús dijo en Juan 8:12: “Yo soy la luz
del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.”
El Salmo 84:11-12 dice, “Tú, Dios y Señor, eres sol y escudo; Tú, Señor, otorgas bondad y
gloria a los que siguen el camino recto, y no les niegas ningún bien. Señor de los ejércitos,
¡cuán dichoso es el que en ti confía!”
¡Y DIOS NO CAMBIA! En un mundo en que todo cambia, desde las estaciones hasta la última
moda, es reconfortante saber que nuestro Dios es constante. En Malaquías 3:6 Dios dice “Yo
soy el Señor, y no cambio.” Dios es el Único en el universo, que puede decir eso. ¡Y Él lo dijo!
¡No hay cambio posible en Dios!
¡DIOS NUNCA DIFIERE DE SI MISMO! Si tú puedes captar esto, te puede servir de ANCLA en
medio de la tormenta… de refugio en el peligro. No hay posibilidad de cambio en Dios. ¡No
hay nada más claro que eso! SABER ESTO, ¡es como encontrar una beta de oro, o un cofre
lleno de alhajas!
¡Por eso puedes confiar en Dios! Él es fiel. Puedes depender de Él. Él es leal y estable. Es
difícil depender de alguien que es errático, o que cambia lealtades. Es difícil encontrar
estabilidad en una relación con alguien, que anda siempre cambiando. ¡PERO DIOS NO
CAMBIA!
18 El, por Su propia voluntad, nos hizo nacer por medio de la palabra de verdad, para que
seamos los primeros frutos de su creación. Cuando Nicodemo visitó a Jesús, Jesús le dijo en
Juan 3:3 “De cierto, de cierto te digo, que el que no nace de nuevo, no puede ver el reino de
Dios.”
Nicodemo, uno de los grandes ejemplos de devoción religiosa en Israel, se sorprendió al
escuchar que su status preeminente y su lista impresionante de aptitudes y cualidades, no
lo calificaban para ganarse un lugar en el Reino de Dios.
Y Jesús le vuelve a repetir en Juan 3:7 “Es necesario que ustedes nazcan de nuevo.” Esta
simple declaración confronta la idea errónea, que Nicodemo y toda la gente religiosa, tenía.
La salvación requiere un segundo nacimiento “del cielo” porque no podemos salvarnos a
nosotras mismas.
La perfección moral es el estándar, y nosotras nos hemos quedado cortas de ese estándar.
Por eso, Romanos 3:23 dice que “todas estamos destituidas de la gloria de Dios.” No somos
lo suficientemente buenas para merecernos un lugar en el cielo. Pero Jesucristo ha pagado
completamente la pena del pecado, para que podamos merecer un lugar en el cielo.
Efesios 2:8-9 dice “La gracia de Dios lo ha salvado por medio de la fe. Esta no nació de
ustedes, sino que es un don de Dios; ni es resultado de las obras, para que nadie se
vanaglorie.” La salvación no puede ser ganada. Se tiene que recibir como regalo gratis.
El cristianismo no es una religión. ¡Es el opuesto a la religión! La religión habla de los
esfuerzos del hombre o mujer, para alcanzar a Dios. La religión, tiene al hombre finito en la
tierra, tratando de tocar al Dios infinito en el cielo. ¡Eso es imposible! Nunca podrás
comenzar con un ser finito, ¡Y ALCANZAR LA INFINITUD!
El cristianismo es el DIOS INFINITO bajando a la tierra para tocar al hombre. Juan 3:16 dice,
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en El cree, no se pierda, sino que tenga vida eterna.”
La religión nos dice que el hombre puede alcanzar a Dios, a través de sus obras. En cambio,
el cristianismo nos dice que el hombre nunca alcanzará a Dios, a través de sus obras. Tus
obras no te pueden llevar a una relación con Dios. Una relación con Dios viene solamente
cuando recibes Su amor, y confías en Su salvación, por medio de Jesucristo.
Hace diez-y-seis años yo le entregué mi vida a Cristo. Un doctor amigo nuestro, nos había
invitado, varias veces, a mi esposo y a mí, para que fuéramos con él a una iglesia cristiana.
Siempre teníamos alguna excusa para no ir... todos los domingos pasaba algo. O nos
despertábamos tarde... o teníamos otro compromiso... o simplemente no nos provocaba ir.
Finalmente, el doctor nos recordó que tenía que regresarse a Nueva York (él solo estaba
en Albuquerque en misión médica), así que decidimos que ya era tiempo de cumplirle al
doctor.
También nos dijo, que probablemente, ERA EL DIABLO, el que no quería que fuésemos... y
nosotros estábamos dándole gusto, al no ir. Así que decidimos que íbamos de todas
maneras. ¡No íbamos a sucumbir a la tentación!
Ese domingo, cuando me estaba arreglando para ir a la iglesia, me puse uno de mis
conjuntos favoritos. Cuándo me miré en el espejo, casi me muero. ¡Se me veía horrible!
Había estado a dieta, pero solo había adelgazado 4 kilos.
Pero el conjunto me quedaba tan grande, que uno pensaría que me había adelgazado 15
kilos. En cualquier otro momento, adelgazarme 15 kilos me hubiera encantado, pero no
ese día.
Pensé “¡Ay, no, todo me cuelga! Mi vanidad me decía: “¡Anda y cámbiate! ¡No puedes salir
a la calle así!” Pero por otro lado, me acordé de lo que nuestro amigo había dicho... que
parecía que el diablo no quería que fuésemos a la iglesia.
Si yo me cambiaba, le daríamos gusto… porque no llegaríamos a tiempo. Así que decidí ir
así no más. Yo pensé, “Menos mal que nadie me conoce en esa iglesia.”
Al final de la enseñanza, el pastor preguntó, que si alguien quería aceptar a Jesucristo
como su Señor y Salvador, que levantara la mano. Yo levanté mi mano... Pero cuando nos
pidió que nos acercáramos al púlpito, casi me muero.
“¡No, se me ve pésima!” Pero el Espíritu Santo estaba moviendo mi corazón para que
fuera... Así que me levanté... y aunque no me sentía muy atractiva, caminé hacia púlpito.
Una de las cosas, que más tocó mi corazón, fue cuando el pastor dijo que si quería llegar al
Padre, tenía que ir por intermedio de Su Hijo. Y yo quería eso desesperadamente. Jesús
dice en Juan 14:6, “Yo soy el camino, y la verdad y la vida, y nadie llega al Padre si no es
por mí.”
Yo quería regresar al Dios de mi infancia. Conforme fui creciendo, o más bien
envejeciendo, me había ido alejando de El. Nunca antes había leído la Biblia, así que
realmente, no conocía a Dios. No tenía una relación personal con El.
Yo me eduqué en colegio de monjas... y viví una vida de religiosidades, de cosas externas...
pero nunca antes le había pedido a Cristo, que entrara en mi corazón. Así que ese día, el 8
de Marzo de 1998, acepté a Jesús en mi corazón, como mi Señor y Redentor. Como Jesús,
le dijo a Nicodemo, “¡volví a nacer!
Mientras caminaba hacia el púlpito, estaba bien consciente de mi apariencia física. Y Dios
estaba bien consciente de mi apariencia espiritual. El realmente podía ver a la mujer poco
atractiva que yo era... una mujer muerta en pecado y Dios me estaba dando la oportunidad
de nacer de nuevo.
NO DEJES QUE SATANAS TE TIENTE A PENSAR QUE NO NECESITAS LA SALVACION DE
JESUCRISTO. ¿Qué si este es tu último momento? ¿Tu último día? ¿Estás segura que si te
mueres hoy, te irás al cielo? La Biblia dice que puedes estar segura. ¡Que hoy es tu día de
salvación!
¿Te sientes sola en estos momentos? ¿Vacía? Solo Jesús puede satisfacer los anhelos más
profundos de tu corazón. ¿Quieres volver a nacer y tener vida eterna? ¿Quieres aceptar a
Jesús como tu Señor y Salvador?
O a lo mejor lo aceptaste en el pasado, pero sabes que no has estado caminando con El, hoy
es tu oportunidad de regresar a Jesús. Si quieres hacerlo, repite esta oración después de mí.
Dila de corazón.
Señor Jesús, Sé que soy pecadora. Perdóname. Yo creo que moriste por mis pecados y
resucitaste de entre los muertos. Ya no quiero pecar más. Ahora te invito a que entres en mi
corazón y vida. Quiero seguirte, como mi Señor y Salvador para el resto de mi vida. En el
nombre de Jesús, Amen.