¿Cuál es mi propósito en la vida? Mucha gente se ha hecho esta pregunta. La persona que está segura de que hay un diseño en la creación, quiere saber adónde ella encaja. Y en Su momento, Dios le dará instrucciones específicas.
Dios le dijo a Abrahán que dejara su tierra – pero no le dio direcciones claras “a donde debía ir” hasta que Abrahán ya estaba en camino. A José le dio un sueño, en que decía que él sería un gobernante de mucha influencia. Pero tuvo que pasar “muchos años de penurias” antes de que ese sueño se hiciera realidad.
Moisés esperó “muchos años” para que Dios lo instruyera “paso a paso” a donde tenía que ir, y lo que tenía que hacer. Estos hombres, y muchos otros, vieron pedacitos del propósito de Dios para sus vidas. Ninguno de ellos recibió el plan completo.
Después de terminar mis estudios bíblicos en la Escuela de Ministerio de mi iglesia, mis compañeros de clase y yo, nos fuimos en un viaje misionero. Como mujer latina que vive en los Estados Unidos, Dios tenía un plan específico para mi vida. Él me habló al corazón durante ese viaje, diciéndome que yo tenía mi propia gente.
¡Eso fue todo! No me dijo nada más. Aunque no entendía bien cuál era el plan que Dios tenía para mí, confié en que Él me daría “más instrucciones” a Su debido tiempo. Después de 11 años en que Dios me estuvo entrenando para ser maestra bíblica, Él me mandó a Pucallpa -- en la selva peruana -- para dar una conferencia.
Es ahí que una persona de la televisión en Pucallpa, me pidió que hiciera videos cortos de 10-12 minutos de enseñanzas bíblicas en español.
Si no fuera por Dios, a mi jamás se me hubiera ocurrido hacer videos. Él arregló los detalles necesarios, y hoy en día, estos videos de enseñanzas bíblicas “en español” se están viendo en todo el mundo por medio de Facebook, YouTube y diferentes páginas online.
Dios planeó todo esto, sabiendo que se vendría una pandemia mundial, para que Su Palabra siguiera siendo predicada por todo el mundo, aun cuando la gente no pudiera salir de sus casas o ir a las iglesias. ¡A Dios no se le pasa nada!
Las últimas palabras de Jesús “a Sus seguidores” fueron el mandato de llevar el evangelio a todo el mundo. Pero tal parece, que ellos no tenían “mucho apuro” de salir de Jerusalén. Fue necesaria una intensa persecución para dispersar a los creyentes de Jerusalén, a Judea y a Samaria, lugares a los que Jesús les había dicho que fueran.
Después que los judíos mataron a Esteban, la persecución de los cristianos se puso brava. Muchos de ellos huyeron de Jerusalén en busca de refugio en otras ciudades y en otros países. Pablo los rastreaba… hasta viajó 240 kilómetros a Damasco, en Siria, con el propósito de arrestar a los cristianos y llevarlos encadenados de regreso a Jerusalén.
Pero al acercarse a la antigua ciudad, Pablo descubrió que Dios tenía otros planes para él. El Cristo resucitado lo confrontó, y lo puso “cara a cara” con la verdad del evangelio
Por eso Hechos 9:3-6 dice, Pero sucedió que de pronto en el camino, ya cerca de Damasco, lo rodeó un poderoso haz de luz que venía del cielo 4 y que lo hizo rodar por tierra, mientras oía una voz que le decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?»
5 Y él contestó: «¿Quién eres, Señor?» Y la voz le dijo: «Yo soy Jesús, a quien tú persigues. 6Él, temblando de temor, dijo: “Señor, ¿qué quieres que yo haga?”
El encuentro con Jesús fue tan impactante, que el deseo “más apasionado en la vida de Pablo” se convirtió en conocer el plan de Dios para su vida, y hacer lo que más complaciera al Señor.
Fuere lo que fuere… ya sea experimentando su naufragio en Malta… siendo apedreado y dejado por muerto en Listra… sufriendo palizas y encarcelamientos en Filipos, y finalmente, siendo decapitado en las afueras de la ciudad de Roma, esta fue siempre la oración de Pablo, “Señor, ¿qué quieres que yo haga?”
Esta pregunta es la oración que cada una de nosotras debiera hacer: “Señor, ¿qué quieres que yo haga?” En algún lugar, hay algo para que tú hagas. Algo que solo tú puedes hacer. Hay un propósito para tu vida, qué según Jeremías, ha existido aun antes de que dieras tu primer respiro.
Dios le dijo a Jeremías en Jeremías 1:5, Antes de que yo te formara en el vientre, te conocí. Antes de que nacieras, te santifiqué y te presenté ante las naciones como mi profeta.» Como Jeremías y Pablo, tú también tienes un propósito dado por Dios, que te debe de llevar a orar, “Señor, ¿qué quieres que yo haga?”
Has notado que Pablo no le dice a Jesús, “Quiero que hagas esto o aquello por mí”. ¡NO! Al contrario. Pablo lo llama Señor… Le dice, “Señor, ¿qué quieres que yo haga?” Muchas de nosotras oramos al revés. Oramos algo así: “Señor, quiero esto, y aquello”. “Bendíceme. Cuida a mi familia. Provee todo lo que necesito.
Sin embargo, un nuevo día amanecerá en tu experiencia cristiana, cuando pondrás a Cristo primero, y comenzarás cada día orando, “Señor, ¿qué quieres que yo haga hoy día?” Recuerda esta verdad: Él te conoce… siempre lo ha hecho… y siempre lo hará. Él sabe todo acerca de ti.
Él no solo te conoció en el vientre de tu madre, sino que te conoció mucho antes de que fueras concebido. ¡Tú no eres ningún accidente! Nadie en este planeta tiene las huellas digitales ni el ADN que tú tienes.
Dios tiene un diseño específico para tu vida. ¿No quisiéramos nosotros encontrar esa clase de guía en la vida? Y quién de nosotras no querría orar, “Señor, ¿qué quieres que yo haga?” No se trata de ti… ¡SE TRATA DE ÉL! No se trata de lo que tú quieras hacer, sino de lo que Dios quiere que hagas… ¡Eso es lo que importa en la vida!
Señor, ¿qué quieres que yo haga?” La respuesta viene cuando te das cuenta, que Dios no simplemente te conocía desde antes de que nacieras, sino que Él te apartó, y tiene un trabajo para que hagas, que nadie más puede hacerlo “tan bien” como tú.
Así como Dios le ordenó a Jeremías y a Pablo que hicieran una tarea especifica, Él te ha asignado a ti una tarea especifica. Es interesante, que la misma palabra “asignar” es usada en el primer capítulo de la Biblia, donde dice, “Dios puso [Dios asignó] las estrellas en el firmamento” (Gen 1:17).
Cada una de las miles y miles de estrellas tienen su propio lugar “asignado por Dios”, y todas se mueven con la precisión de un reloj. Así como Dios ha puesto y asignado a cada estrella, Él nos ha asignado “a cada una de nosotras” un trabajo para hacer.
El verdadero éxito en la vida viene -- no solo de conocer el plan que Dios tiene para nosotras – ¡SINO DE HACERLO! Has que la oración de Pablo sea tu oración diaria. Cuando lo hagas, puede que ésta transforme tu vida, como lo hizo con Pablo. Órala en este momento, “Señor, ¿qué quieres que yo haga?”
Y cuando ores de esta manera, tienes la promesa de Dios en el Salmo 16:11, Tú me enseñas el camino de la vida; con tu presencia me llenas de alegría; ¡estando a tu lado seré siempre dichoso!
¡Tengo una brillante idea! Esta noche sal al balcón o al jardín por un momento y mira las estrellas en los cielos. Recuerda que Dios puso “a cada una de ellas” en su lugar. De la misma forma, Él te conoce y tiene un plan maravilloso para tu vida. Él no te ocultará Su plan para ti, cuando ores con un corazón sincero, “Señor, ¿qué quieres que yo haga?”
Terminemos con la promesa que Dios nos da en el Salmo 32:8, Voy a enseñarte el camino que debes seguir, y no voy a quitarte los ojos de encima. ¿HAN ESCUCHADO ESO? ¡DIOS NO NOS PIERDE DE VISTA! ¡NI POR UN MOMENTO! ¡ESTÁ SIEMPRE VELANDO POR NOSOTROS!