Dan Jansen fue ganador de la medalla de oro de “patinaje de velocidad” en las olimpiadas. ¡Tal vez recuerdes a Dan Jansen! Su hermana “Jane” murió de leucemia -- justo antes de los Juegos de Invierno de Canadá en 1988. Él quería desesperadamente “ganar la medalla de oro” en honor a su hermana.

Sin embargo, no ganó en Canadá. En los juegos de Francia en 1992, de nuevo terminó con las manos vacías. Finalmente, cuatro años después en Noruega, él ganó la medalla de oro en la carrera de mil metros… ¡estableciendo un récord mundial! ¡Fue un momento muy emocionante!

Jansen patinó su última vuelta de honor, cargando a su hijita de nueve meses en sus brazos. A su hijita le puso el nombre, Jane, en memoria de su hermana. Después de las olimpiadas, un reportero le preguntó a Jansen, ¿Cómo pudo “usted” superar tanta adversidad, y aun así, seguir adelante?

Jansen recordó la época en que él tenía doce años -- y acababa de perder una carrera de patinaje de velocidad. Su papá lo llevó en el carro de regreso a casa. Todo el camino, Jansen no hizo otra cosa que hacer puchero. Su papá no le dijo ni media palabra, hasta que llegaron a casa.

A lo que Jansen se preparaba para acostarse, su papá entró a su habitación, y le dijo, “Hijo, la vida es mucho más que patinar en círculos”, y salió del cuarto. Jansen dijo que ese comentario “de su papá” cambió totalmente su perspectiva de la vida. Dan Jansen no dejó de patinar en círculos.

Pero las palabras que su papá le dijo le dieron “una perspectiva más alta de la vida”, y su patinaje tomó un nuevo significado. Dan Jansen será recordado por hacer algo ordinario… de una forma extraordinaria. ¿Sientes, a veces, que tu vida es como estar patinando en círculos?

La monotonía de las mismas rutinas “día tras día,” pueden hacer la vida bien pesada. Con una perspectiva terrenal, la vida es como patinar en círculos. Los ciclos repetitivos de la infancia, de la adolescencia, y de la vejez. El trabajo… el descanso… y más trabajo. El matrimonio, los hijos y los nietos. Los pañales… las ollas y los platos.

El progreso y el retroceso pueden parecer terriblemente ordinarios e increíblemente tediosos. Sin embargo, Dios no quiere que simplemente soportemos el aburrimiento. Nuestras actividades ordinarias pueden tener un significado espiritual. Pablo nos llama a una vida con un panorama más alto.

Nos dice, que miremos tan alto como los cielos para obtener una nueva perspectiva, acerca nuestras labores terrenales. Pablo nos dice en Colosenses 3:2, Pongan la mira en las cosas del cielo, y no en las de la tierra. En pocas palabras, “piensen en lo puro y virtuoso” … “tengan una buena disposición”.

Así como un compás siempre apunta al Norte, la disposición del creyente debe de apuntar hacia las cosas del cielo. Los pensamientos celestiales solo pueden venir cuando entendemos “las realidades celestiales” de la Escritura.

Filipenses 4:8 dice, Piensen en todo lo que es verdadero, en todo lo honesto, en todo lo justo, en todo lo puro, en todo lo amable, en todo lo que es digno de alabanza; si hay en ello alguna virtud, si hay algo que admirar, piensen en ello.

Esto no significa que los creyentes deben de vivir en una especie “de nebulosa mística”, o de descuidar los asuntos de la tierra “estando constantemente en una contemplación de lo eterno”. ¡NO! Esto significa que las creyentes no tienen que preocuparse “solo” de las trivialidades de lo temporal.

Debemos estar pensando en las cosas del cielo. Los valores celestiales debieran captar nuestras imaginaciones, emociones, pensamientos, sentimientos, ideas y acciones.

A veces podemos estar “tan preocupadas” por las cosas de este mundo, que nos olvidamos de nuestro destino final. La Biblia nos dice, que cuando mantenemos nuestra mente en el cielo, podremos pensar más claramente y vivir una vida más pura. Pablo no nos está diciendo que nos desconectemos de la vida ni de la cultura.

Él no nos está diciendo “que no participemos” en los negocios, o en los deportes o en los eventos civiles. Él no nos está diciendo que abandonemos nuestras responsabilidades y tareas normales. Tampoco les prohíbe a los cristianos que se vuelvan abogados, doctores o empresarios. ¡NO!

¡Tu vida es una demostración de tus valores! Las cosas en que inviertes tu tiempo y tu dinero, las formas como manejas tus relaciones, las decisiones que tomas acerca de tu estilo de vida... de tu carrera… todas estas reflejan lo que es más importante para ti.

No importa lo que “digas verbalmente” acerca de tus valores, las decisiones que tomas “día a día” muestran tus verdaderas prioridades. Tú estás constantemente expresando tus verdaderas y más profundas lealtades. Este pensamiento puede ser aterrador o instructivo. Puede ser difícil o alentador.

En Mateo 6:33 Jesús les dice a Sus discípulos, Busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.

Deja que “el Reino de Dios” controle tus motivaciones, en vez de dejarte llevar por las preocupaciones terrenales. Esta es una invitación a alinear tus pensamientos con los de Dios: “A ver como Él ve, a valorar lo que Él valora, y a priorizar lo que Él prioriza”.

En la película “El Gladiador”, Máximus Meridius, un general de alto rango del ejercito romano, quería motivar a su caballería “para que pelearan bien la batalla” que se les venía contra Germania. Al hablarles, él los reta a que dieran lo mejor de sí mismos.

Les dice algo muy profundo, “Lo que hacemos en esta vida hace eco en la eternidad”. Estas palabras, de un líder militar ficticio, nos dan un concepto poderoso, y de gran significado para los creyentes en Cristo.

Nosotros, no solo estamos ocupando tiempo y espacio en esta esfera llamada tierra, que está flotando por el universo, sino que estamos “aquí” teniendo la oportunidad “de hacer una diferencia eterna con nuestra vida”, y en la vida de otros.

Jesús dijo en Mateo 6:20, Acumulen tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido corroen, y donde los ladrones no minan ni hurtan. 21Pues donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.

¿Cómo podemos aprender a poner nuestras mentes “en las cosas de arriba”? Este es el mensaje principal, no solo de Pablo, sino de toda la escritura. Vive para el cielo, y gozarás de la vida. ¿Cómo así?

(1) Busca las cosas que nuestro Dios valora. A través de las páginas de la Biblia, Dios nos recuerda que Él valora a la gente, más que a las posesiones; y nuestro carácter, más que a nuestro rendimiento. Estudiar la Palabra de Dios renueva nuestra mente… nos prepara para cualquier batalla espiritual… y para triunfar sobre la tentación.

(2) Vive para el cielo a través de tus pruebas. Estoy segura que Dios nos manda pruebas diarias para que siempre anhelemos el cielo. Si Él no lo hiciera, nosotros estaríamos tan apegadas a la tierra, que nos perderíamos lo que Él nos tiene preparado para la eternidad.

(3) Dios mantiene nuestras mentes y corazones enfocados en las cosas de arriba, al llevarse a nuestros seres queridos al cielo.

Este proceso es muy importante porque cuando “Él se lleva a nuestros amigos, a nuestros padres, esposos/esposas al cielo”, nuestros corazones los extrañan, y nos dan “más ganas” de irnos al cielo para estar con ellos.

Sabiendo la verdad acerca de la vida cristiana, nos invita a vivir“la vida ordinaria” de forma extraordinaria. ¡MANTENGAMOS NUESTRA MIRADA PUESTA EN EL CIELO!