Tú probablemente eres como yo. ¡Te encanta una buena historia! Ya sea si es un drama en la televisión, o una película espectacular en el cine, o una novela que se está vendiendo como pan caliente. Hacemos cola para ver o leer una buena historia.

Yo me acuerdo, que cuando éramos chicas, mi mamá nos llevaba a mis hermanas y a mí, al cine a ver las películas de Sarita Montiel, que cantaba lindo. ¡Ella era la maravilla! ¡Nos encantaba! No nos importaba hacer la cola con tal de poder ver sus películas. ¡Y ni se diga de Sisi Emperatriz! ¡Salíamos del cine emocionadas y felices!

¡Mi película favorita de todos los tiempos ha sido “Los Diez Mandamientos”! Charlton Heston fue el perfecto Moisés! ¡SI! ¡A todas nos encanta una buena historia! La mayoría de las excelentes historias “son excelentes” porque, a través de un sin número de caracteres, relaciones, situaciones y ubicaciones, te llevan a un gran final.

Cuando alguien te está contando acerca de una gran película que acaba de ver, o de un gran libro que acaba de leer, él o ella, muchas veces dice, “¡Y no vas a creer el final!” Sin embargo, la mejor historia jamás concebida, escrita, y actuada en la vida real, es la mejor historia, precisamente, porque no tiene final.

La única historia, que necesitas saber, entender, y abrirle tu corazón, es alentadora, transformadora y llena de esperanza, porque ofrece dos cosas maravillosas, que ninguna otra historia puede ofrecer. Primero, te ofrece “a ti” un lugar en la historia, un lugar que fue planeado “mucho antes” de que la historia fuera escrita.

Pero también te ofrece algo, que es difícil “para el cerebro humano” de captar, y para la imaginación humana de imaginar. ¡Te ofrece una vida que nunca jamás terminará!

En Juan 5:19-24, Jesús dice, El Hijo no puede hacer nada por sí mismo, sino lo que ve que el Padre hace; porque todo lo que el Padre hace, eso mismo lo hace el Hijo. 20Y es que el Padre ama al Hijo, y le muestra todo lo que él hace; y mayores obras que éstas le mostrará, para el asombro de ustedes.

21 Porque así como el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo da vida a los que él quiere. 22Pues el Padre no juzga a nadie, sino que todo el juicio se lo ha dado al Hijo, 23 para que todos honren al Hijo tal y como honran al Padre.

El que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo envió. 24 … El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no será condenado, sino que ha pasado de muerte a vida.

Nosotras estamos tan acostumbradas a la muerte, que desgraciadamente, pensamos que es una parte normal de la vida. Las cosas mueren, la gente muere, y ese es el fin de la historia. ¡PERO ESE NO ES EL FIN DE ESTA HISTORIA!

La increíble historia de la redención de Dios, que fue escrita “para ti “en las páginas de tu Biblia, es totalmente diferente, “porque en esta historia”, la muerte muere. ¡Si, la muerte muere!

¡El personaje principal es Jesús! Esta es la historia de Dios (y también “es tu historia” si eres Su hija) que vino a la tierra y venció al pecado y a la muerte. ¡Y Jesús resucitó! Y como Jesús resucitó, Él nos ofrece la única cosa que ningún otro personaje ni ninguna otra historia puede ofrecernos… ¡VERDADERA VIDA AHORA! ¡Y VIDA ETERNA POR VENIR!

Me encanta lo que un autor anónimo escribió, La resurrección es el “AMÉN DE DIOS” a la declaración de Cristo, “CONSUMADO ES”. ¿AMÉN?

Muy aparte de cualquier cosa que hayas logrado, ganado, o merecido como hija de Dios, “tú has sido recibida” a la mejor historia… ¡POR GRACIA SOLAMENTE! © Gracias a Dios, esta historia, “que es tu historia”, tiene un final que nunca terminará.

25 De cierto, de cierto les digo: La hora viene, y ya llegó, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oigan vivirán. 26 Porque así como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo; 27 y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre.

28 No se asombren de esto: Vendrá el tiempo cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; 29 y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; pero los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.

¡Sin resurrección no hay cristianismo! ¡LA RESURRECCIÓN VALIDA TODO LO QUE NOSOTROS CREEMOS! Sin resurrección, la Biblia nos dice “enfáticamente”, que nuestra fe no nos servirá de nada. El cristianismo comienza donde la religión termina – ¡CON LA RESURRECCIÓN DE CRISTO!

Aquellos que piensan que el cristianismo “solo sirve” para la vida en este mundo, no entienden lo que Pablo dice en 1 Corintios 15:19, Si nuestra esperanza en Cristo fuera únicamente para esta vida, seríamos los más desdichados de todos los hombres. No, Dios nos da la resurrección – A JESÚS Y A NOSOTROS – por una razón.

Es una promesa, una garantía, una validación que nuestra vida “en este planeta caído” es solo una fracción de la vida que estamos destinadas a vivir. Mientras que el resto del mundo se dedica a vivir la vida “para el momento solamente”, nosotros vivimos para la eternidad.

Dios, sabiendo lo que somos, y que hemos sido programadas para que nuestras vidas tengan sentido… ¡Él nos ha dado Su Palabra! En ella… ¡Jesús nos revela quien es Él! Y Él define quienes somos nosotros.

Él explica el significado y propósito de la vida. Él revela el problema más grande de la humanidad – que es el pecado – y nos da la esperanza de Su extraordinaria gracia. Él no nos dice todo, porque nosotros no podríamos entenderlo, ni lidiar con ello en nuestras vidas diarias.

Pero Él nos da “todas las piezas necesarias” para que tengamos un punto de vista de “nuestro origen y nuestro destino” para que podamos vivir “como hemos sido creadas a vivir”. Lo esencial de este punto de vista bíblico, ¡ES LA ETERNIDAD! La Biblia nos confronta con la realidad, de que este mundo, no es todo lo que hay.

Ustedes y yo somos seres eternos, que vamos a pasar la eternidad en alguna parte. Será, ya sea en la presencia de Dios “para siempre”, o será separadas de Él, en un lugar de castigo eterno “para siempre”. La realidad de la eternidad nos hace mirar “el ahora” con seriedad y esperanza. La forma “como vives” es importante, porque hay una eternidad que sigue.

Lo que eliges hacer es importante porque “el para siempre… ‘EXISTE’”… Las cosas que crees “son importantes” porque el mundo se está moviendo hacia la eternidad. Las cosas -- a las que le entregas tu corazón -- son importantes, porque existe un mañana eterno.

Tú simplemente no puedes aferrarte a la idea de que Ay, lo único que me interesa es el placer del momento… y creer en la eternidad al mismo tiempo. En vista de lo eterno, no tiene sentido olvidarte de Dios, y vivir solo para ti misma. Ante la eternidad, es irracional buscar tu propio camino.

La eternidad requiere que te tomes la vida en serio. Pero la eternidad también llena “este momento” con esperanza. ¡Porque “yo sé” que esto “no es todo lo que hay”! También sé que el pecado, las pruebas y los sufrimientos del momento, no durarán para siempre.

Para los hijos de Dios, la eternidad promete que el pecado morirá, que el sufrimiento terminará, que no habrá más pruebas, y que nosotros viviremos con Jesús “en perfecta paz…” ¡PARA SIEMPRE! La vida no tiene sentido, si no la miramos desde la perspectiva de la eternidad.

Sé fiel en este mundo, pero anhela el día en que cambiarás “tu vivienda provisional”, por tu gloria celestial”. Este anhelo debe moldear todo lo que hacemos. El poder de una perspectiva eterna cambia vidas… ¡COMENZANDO CON LA NUESTRA!

La historia de Dios tiene un principio que nunca se acaba. Y si tú eres hija de Dios, ¡LA HISTORIA DE DIOS ES AHORA TU HISTORIA!