Efesios 2:8-9 dice, Ciertamente la gracia de Dios los ha salvado por medio de la fe. Ésta no nació de ustedes, sino que es un don de Dios. 9 ni es resultado de las obras, para que nadie se vanaglorie.
Una chiquita estaba ayudando a cuidar a su abuelo que estaba enfermo. Ella lo quería mucho. Un día él le dijo a su nieta, “Elenita, ya me toca tomar mi remedio. Por favor, anda y mide una cucharada de la medicina, y pónmela en un vasito de vidrio.
Ella obedeció rapidito, y al poco rato, regresó al lado de la cama de su abuelo. El abuelo no hizo ningún intento por tomar el remedio que ella le había traído. Finalmente, él le dijo, “Elenita, ¿podrías tomar tú la medicina por mí?” “¿Tomarla yo por ti?”, contestó la sorprendida chiquita.
“No entiendo. ¿Qué quieres decir, abuelito?” “Yo lo haría si supiera que te iba hacer algún bien, pero tú mismo la tienes que tomar”.
Como pecadoras, cada persona tiene que ir a Cristo por sí misma. Nadie más puede transferirles la salvación. De la misma forma como la chiquita no podía tomar el remedio por su abuelo, y sanarlo; nosotras, como pecadoras, debemos aceptar el perdón de Cristo por nosotras mismas. ¡Nadie más puede salvarnos!
El cristianismo ha sido siempre transcultural. Su mensaje ha trascendido diferentes culturas del mundo. Sus raíces vienen “del siglo primero” de la cultura judía del medio oriente. Luego impactó profundamente la sofisticada cultura europea. Y por último se expandió hacia el oeste, convirtiéndose en la base de la cultura del nuevo mundo.
A veces la iglesia moderna se olvida que la fe cristiana no es simplemente transcultural, sino también ha sido siempre contracultural. La cultura del oeste, de hoy en día, nos dice que hay muchos caminos que llevan a la vida eterna.
Muchos también creen que la salvación es la obra del hombre, y que podemos merecernos el favor de Dios por nuestras propias buenas obras. ¡El cristianismo es contracultural!
La salvación comenzó con Dios en la eternidad pasada. El apóstol Pablo dice en Efesios 1:4, Dios nos escogió antes de la fundación del mundo, para que en su presencia seamos santos e intachables. ¡LA SALVACIÓN ES LA OBRA DE DIOS! Nuestra salvación es por gracia, y no por ninguna buena obra que hayamos hecho, o vayamos hacer.
Nos es dada solo por la gracia de Dios, por Su favor inmerecido. El Padre no mandó a nuestro Señor Jesucristo a morir por nuestro pecado, porque nosotras no dejábamos de rogarle que lo hiciera. ¡NO! ¡FUE SOLO POR SU GRACIA!
Si alguien te diera un regalo, ¿responderías, “¡Que amable! ¿Cuánto te debo?” ¡POR SUPUESTO QUE NO DIRÍAS ESO! La respuesta adecuada es decir “¡Gracias!” Sin embargo, muchos cristianos, aun después de haber recibido el regalo de la salvación, sienten a veces, que deben hacer ALGO que los acerque a Dios.
Debido a que nuestra salvación es un regalo, debemos responder con gratitud, alabanza y alegría. ¡LA SALVACION ES LA OBRA DE DIOS!
¡Hay una gran diferencia entre la misericordia y la gracia! La misericordia es NO recibir lo que merecemos”. LA GRACIA ES RECIBIR LO QUE NO MERECEMOS. ¡CON RAZÓN LA LLAMAMOS GRACIA INCREÍBLE! Mucha gente piensa que todos iremos al mismo lugar cuando muramos, pero que llegaremos por diferentes caminos.
Sin embargo, la Biblia nos recuerda en Proverbios 14:12, Hay caminos que el hombre considera rectos, pero que al final conducen a la muerte. La salvación es completamente la obra de Dios, a la manera de Dios, y de acuerdo a la voluntad de Dios.
¡Somos cristianas por la gracia inmerecida de Dios! No es el resultado de algo que hayamos hecho o a causa de nuestra propia sabiduría. Sin embargo, es por gratitud a este regalo de Dios, que servimos y ayudamos a otros con bondad, amor y ternura, y no solo para sentirnos bien. “Es por gracia, por medio de la fe. No nació de nosotras. Es un don de Dios.
Si vas a la India hoy en día, la religión de las masas revelará a algunos seguidores jalando carretas con grandes ganchos en sus espaldas, otros echados en camillas con clavos, y aun otros, sumergiéndose en el rio Ganges. Están haciendo todas estas cosas “como un débil intento” de apaciguar al todo poderoso.
Ciertos seguidores de islam salen corriendo a morir en yihad, con la esperanza de ser llevados inmediatamente al cielo, y recibidos por docenas de vírgenes.
En latino américa, uno puede encontrar a gente subiendo de rodillas las gradas de grandes catedrales y basílicas, como penitencia durante semana santa u otras fechas eclesiásticas. Pero no se trata de penitencia, ¡sino de la gracia de Dios!
Solo hay dos religiones en nuestro mundo: la religión verdadera y la religión falsa. Una es una religión de obras, mientras que la otra, SE OBTIENE GRATIS POR GRACIA” por medio de la fe. Ninguna cantidad de esfuerzo humano, buenas obras, o dando de nuestros recursos, podrá comprar el favor de Dios.
Y lo más sorprendente aún es que Dios ofrece este increíble regalo, y nosotros todavía tenemos que alentar y exhortar a la gente a que lo reciba. La salvación es la obra de Dios. Realmente, ¡ESTE PASAJE ES EL EVANGELIO ENCAPSULADO!
Como la salvación es un regalo, no puede ser ganada, ni merecida, ni comprada. No hay reglas que tengas que seguir para poder calificar. Si tú tienes fe en las promesas de Dios y en Jesucristo… ¡ÉL TE DARÁ LA SALVACIÓN ETERNA! Si tú te podrías salvar haciendo buenas obras, ya me imagino las palanganeadas:
“Estoy aquí, porque hice esto.” Estoy aquí, porque no hice aquello” Estoy aquí, porque fui muy generosa.” “Estoy aquí, porque viví una vida muy piadosa.” ¡NO! ¡LO VUELVO A REPETIR! LA SALVACIÓN ES LA OBRA DE DIOS, A LA MANERA DE DIOS, Y SEGÚN LA VOLUNTAD DE DIOS.
Un conferencista gritó, a lo que concluía su charla, “Les digo que Jesucristo es un mito”. También ridiculizó a la Biblia y negó la existencia de Dios. Un minero, que había ido a la reunión en sus ropas mugrientas, se puso de pie y dijo, “Yo soy solo un trabajador”. No sé lo que la palabra “mito” significa.
¿Me puede explicar su significado? Hace tres años yo tenía una vida desdichada en mi casa. Yo descuidaba a mi esposa y a mis hijos. ¡Yo juraba, maldecía, decía lisuras! Me bebía todo mi salario. Entonces, alguien vino y me habló del amor de Dios, y de la liberación de las cadenas del pecado… ¡SI ME VOLVÍA A CRISTO!
¡Ahora todo es diferente! Tenemos un hogar feliz. Yo me siento mejor en todo sentido. ¡Un nuevo poder ha tomado posesión de mí, desde que Cristo vino a mi vida! Señor, ¿me lo puede explicar?
Tú nunca podrás explicar o entender el milagro de la encarnación de Dios, a menos que Dios se haga realidad en tu corazón, por medio de Cristo, que vino a este mundo para traer a Dios a los corazones humanos.
10 Nosotros somos hechura suya; hemos sido creados en “Cristo Jesús” para realizar buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que vivamos de acuerdo con ellas.
¡Nosotros somos los trofeos de la gracia de Dios! ¡Somos los testimonios de Su bondad! ¡El poema de Dios! Dios nos formó “de tal manera” que nadie más tiene un ADN como el tuyo. Tú eres única para Él e indescriptiblemente valiosa. La creyente es una nueva creación.
Y todo esto fue preparado previamente por Dios, para que camináramos con Él. Las buenas obras “son parte” del plan de Dios. ¡NO SON EL PRECIO DE LA SALVACÍON! ¡NO! ¡SON LA PRUEBA DE LA SALVACIÓN!
La creyente no está salva, como resultado de las buenas obras; sino que las buenas obras, son el resultado de su salvación. Son la evidencia que ella “está viva” en Cristo. Son la prueba de la intimidad gloriosa que existe, entre la creyente y Su Redentor. © ¿Quieres recibir la salvación eterna que solo Jesús ofrece?... Si es así, repite esta oración después de mí:
Señor Jesús… Sé que soy pecadora. Perdóname. Yo creo que moriste por mis pecados y resucitaste de entre los muertos. Ya no quiero pecar más. Ahora te invito a que entres en mi corazón y vida. Quiero seguirte, como mi Señor y Salvador para el resto de mi vida. En el nombre de Jesús… Amen.
¡Bienvenida a la familia de Dios!