Pablo dice en Filipenses 1:12, Lo que me ha sucedido, más bien ha servido para el avance del evangelio.
El propósito supremo en la vida de Pablo, era la de propagar el evangelio. ¡Nada más importaba! Después que Pablo tuvo la visión del Señor Jesucristo en camino a Damasco, todo lo demás tomó segundo plano para él.
Dios “en Cristo” había invadido el tiempo, y solo las verdades que se relacionaban con Jesús eran fundamentales en la vida de Pablo. La salvación del pecado, un hogar en el cielo, la unión con Cristo, y la vida en una nueva dimensión, eran las realidades gloriosas que el mundo entero necesitaba saber.
El único objetivo – en la vida de Pablo – era de hacer a Cristo conocido. Pablo sabía que Cristo, ahora sentado a la mano derecha de la Majestad del Padre, estaba en control “DE TODO”. Todos los factores del tiempo y el espacio estaban en Sus manos. ¡Con Dios no hay casualidades!
Pablo fue guiado por un gran deseo de viajar a los límites más remotos de la tierra, para que el mundo entero conociera a Jesús. ¡Y HABÍA TENIDO UN ÉXITO ROTUNDO!
Años antes, él había planeado conquistar Roma para el reino de Dios. Lleno de la plenitud de la bendición de Cristo, él llevaría a la iglesia a nuevas y gloriosas victorias. Las carreteras romanas “latirían al ritmo de los ejércitos de hombres jóvenes” marchando de Roma para llevar el evangelio a todo el mundo.
Pablo encendería el fuego en los corazones de los soldados, llenándolos de nuevos conocimientos, de nuevo entusiasmo, nueva valentía y nueva visión. La gente de todas partes iría por esos mismos caminos para visitar a Pablo en Roma. Roma era un centro estratégico… ¡LA CIUDAD MÁS IMPORTANTE DEL MUNDO DE ESE TIEMPO!
Pablo convertiría la ciudad en un centro de evangelismo, de misiones, y la Biblia seria enseñada, para que cuando la gente pensara en Roma, no pensaría en el cesar… ¡SINO PENSARÍA EN CRISTO COMO SEÑOR Y REY! Los apóstoles visitarían todas las sinagogas y cosecharían una nueva cosecha de entre los judíos.
Pablo predicaría del foro. Él visitaría cada casa en Roma. Él conmovería los corazones de los santos, él le daría vida a la iglesia, ganaría almas, inspiraría a los cristianos… ¡y al mundo para el Señor Jesucristo! ¡Los planes de Pablo de evangelizar eran tan amplios como el mundo mismo! ¡PERO PABLO ESTABA EN CADENAS!
Cualquier otro hombre hubiera cuestionado las maneras de Dios, disgustado por su forzada inacción, y hasta se sentiría amargado. ¡PERO NO PABLO! Él sabía que sus cadenas habían sido planeadas por Dios, y que Dios no comete errores. ¡DIOS SEGUÍA ESTANDO EN CONTROL DE TODO!
Pablo veía sus cadenas como un desafío. Si él no podía ir, el escribiría cartas y oraría. La gente podría ir a verlo. Él seguiría gobernando “desde Roma”, y tendría un impacto en los planes y propósitos de Dios para este mundo.
A pesar que su palacio era una prisión, su trono un banco de madera, y su cetro una cadena de hierro, Pablo tendría más poder que el cesar. Es tan cierto lo que dice el dicho, ¡NO HAY MAL QUE POR BIEN NO VENGA!
Hay dos formas de ver cada situación: Como te puede afectar a ti, y como puede afectar el reino de Dios. El apóstol Pablo siempre estaba interesado en cómo sus circunstancias podían ayudar a propagar el evangelio. Cuando fue encarcelado injustamente, él inmediatamente buscó la forma, de que su encarcelamiento pudiera dar salvación a otros.
Cuando Pablo fue atacado por una muchedumbre furiosa, él usó la oportunidad para predicar el evangelio. Cuando Pablo estuvo ante el rey durante su proceso penal, ¡él compartió su fe con el rey! Aun cuando Pablo naufragó a una isla, él usó esa oportunidad para compartir el evangelio ahí.
Independientemente de sus circunstancias, la preocupación de Pablo fue siempre como poder usar “su situación actual” para hablarles a otros acerca de la buenas nuevas de Dios. Muchas veces, cuando nos encontramos en una situación difícil, nuestros primeros pensamientos no son “siempre” acerca del reino de Dios. ¡NO!
Cuando nos enfrentamos a una crisis, nosotras podremos ponernos furiosas o miedosas por nuestro propio bienestar, en vez de mirar a Dios “para ver lo que El piensa hacer” a través de nuestras circunstancias.
Si permanecemos egoístas nos vamos a perder lo que Dios quiere hacer por medio de nuestras experiencias, tanto para nosotras, como para aquellos alrededor nuestro.
Los creyentes de Filipo estaban observando la vida de Pablo, como si fuera una obra de teatro en pleno desarrollo en un escenario. A lo que la escena se oscurecía, y Pablo era encarcelado, ellos se sentían abatidos.
Así que, Pablo en su carta, los llevó detrás del escenario para tranquilizarlos acerca de la obra de Dios, aun en circunstancias aparentemente inquietantes. Mientras que Pablo, el evangelista, estaba encadenado en una celda en la prisión, él tuvo muchas oportunidades para avanzar el evangelio.
Los soldados de palacio, que custodiaban a Pablo día y noche, eran una audiencia cautiva. Porque Pablo tenía que estar encadenado a un soldado romano día y noche. (cada soldado tenía turno de seis horas cada uno). Como estaban tan cerca, los guardias se veían forzados a escuchar el mensaje de salvación en Cristo. ¡Una y otra vez!
Si alguna vez has tratado de compartir el evangelio con alguien que te ignoró o simplemente te dejó con la palabra en la boca, imagínate la experiencia de tener a alguien encadenado a ti, día y noche, escuchando las buenas noticias del evangelio.
El periodo más largo del encierro de Pablo, FUE SU PERIODO DE MINISTERIO MÁS GRANDIOSO… ¡COSTEADO NADA MENOS QUE POR EL GOBIERNO ROMANO! Además de predicarles constantemente a sus captores y compañeros de celda, durante este tiempo, Pablo escribió varios libros del Nuevo Testamento, tales como, Filipenses, Filemón, Efesios, y Colosenses.
Pablo podía ver lo que Dios estaba haciendo detrás del escenario. A decir verdad, Pablo mismo estaba detrás del escenario. Estos días, la mayoría de la gente se siente insatisfecha con el rol de estar detrás del escenario. Algunas personas aspiran estar en el centro del escenario. Anhelan ser el centro de atención y recibir elogios por el hecho de ser vistos.
Aun en el mundo cristiano, la visibilidad es muchas veces, comparada con la unción de Dios, o nuestra eficacia espiritual. Pero consideren la experiencia de Pablo de estar detrás del escenario.
En vez de ver a sus guardias como un fastidio, Pablo los vio como su propio campo misionero. Lo que parecía ser una desilusión fue una cita divina con Dios. ¡NO HAY MAL QUE POR BIEN NO VENGA!
A pesar de su encarcelamiento, ¡Pablo estaba en su elemento! Esa es una perspectiva poco común de muchas cristianas. Primero, nos preguntamos si estamos en el lugar correcto, y en las circunstancias correctas, como si Dios, de alguna manera, nos ha perdido de vista.
Y luego perdemos tiempo y energía orando para salirnos de nuestra situación, rara vez preguntándonos -- como nos usará Dios en medio de esto. Pero “un enfoque decidido” a ser una ciudadana del Reino, hará que veamos “toda situación” como una ocasión en la cual podamos ser como Jesús.
Si nuestra preocupación es “de mostrar el corazón de Dios a aquellos alrededor nuestro”, entonces ¿cuál obstáculo en la vida, es realmente un obstáculo? ¡CADA PROBLEMA ES UNA OPORTUNIDAD!
Cada vez que la escena de la historia de tu vida se vuelve negra, da una miradita detrás del escenario para que puedas ver la mano providencial de Dios en acción. Desde la perspectiva de Dios, puede que tu situación se convierta en la escena más grandiosa de tu vida.
Pídele a Dios que te ayude a ver… COMO PUEDE ÉL USAR TUS CIRCUNSTANCIAS PRESENTES, para bendecir a otros. A lo mejor “alguien cerca de ti” necesita ver la diferencia que la presencia de Cristo hace en tu vida.
¿Estás dispuesta a usar tus circunstancias para demonstrar el poder salvador de Cristo a aquellos alrededor tuyo?