¿Te sientes sola? ¿Abandonada? ¿Se están marchitando tus ilusiones y esperanzas? Malena nunca se olvidaría de ese fatídico día en que su vida cambió para siempre! Javier, su esposo, la dejó de la noche a la mañana… sin decirle nada. Simplemente, se fue de la casa para nunca más volver. ¡Solo habían estado casados unos meses!

¡Malena no lo podía creer! Se sentía triste y desamparada. Cuando una persona “muy especial” llega a tu vida, ¡puede cambiarlo todo! Pero cuando ésta se va, deja un vacío enorme. Y este vacío es difícil de llenar. © En aquella noche fatal, Malena se había despertado asustada. Tenía el presentimiento de que algo no andaba bien.

Notó que Javier no estaba en la cama. Malena se levantó y lo buscó por toda la casa. No lo encontró. Cogió su celular y lo llamó varias veces. A la cuarta intentona, alguien contestó. “¿Haló?” Era una mujer.

Malena colgó el teléfono. Estaba anonadada. Sentía que su alma se hundía. Nunca se le ocurrió que Javier podría tener otra mujer. Javier nunca más volvió a llamarla. ¡Desapareció sin dejar rastro! Malena le mandó muchos mensajes, pero nada.

La verdad es que no creo que exista una palabra más aterradora en nuestro idioma español, que la palabra “desamparada”. El desamparo es la sensación de soledad y tristeza que una persona siente al verse desprotegida en este mundo. Si tú te sientes sola, pídele a Dios que te ayude a establecer buenas relaciones con otros.

Son las amigas las que pueden apoyarte en tus momentos de necesidad. Pueden darte consuelo y esperanza. ¡Pueden motivarte a seguir adelante!

Y más que nada, tú puedes encontrar ánimo sabiendo, qué como hija de Dios, nunca estarás sola. ¡Jesucristo está siempre contigo!

Mateo 27:46 dice, Cerca de las tres de la tarde, Jesús clamó a gran voz. Decía: «Elí, Elí, ¿lema sabactani?», es decir, «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?» Durante la lucha intensa de Jesús en la cruz, nuestro Señor habló “siete veces” mientras que colgaba de aquella terrible cruz. Este fue uno de Sus clamores más sorprendentes.

«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?» ¿Fue Jesús desamparado realmente por el Padre durante Sus momentos de agonía? A lo que la batalla rugía, Satanás trataba de tentar a Cristo a que se diera por vencido, a que se rindiera, a que fallara.

En la cruz, el enemigo trató de que Jesús desistiera, que llamara a legiones de ángeles para que lo liberaran. ¡Esta fue una batalla espiritual! Cuando Sus discípulos lo abandonaron, Satanás lo tentó a que simplemente se rindiera. ¡Esta fue una batalla del alma! Durante las pruebas y golpes que le dieron a Jesús, antes de la cruz, el diablo trató que Él desistiera.

¡Esta fue una batalla física! Durante Su vida en la tierra, Jesús fue desamparado por Su familia, por Sus amigos, y por Su Padre Celestial. Veamos cómo se desarrolló todo esto…

I. EN GALILEA JESÚS FUE DESAMPARADO POR SU FAMILIA

Los propios hermanos y hermanas de Jesús se distanciaron de Él, cuando Jesús comenzó Su ministerio público. Por un tiempo, ellos pensaron que Jesús estaba mentalmente desequilibrado. Jesús dijo en Mateo 13:57, «No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su propia familia.» Jesús no fue honrado “en Su propia casa”.

Él fue desamparado por aquellos que mejor lo conocían. Pero en vez de darse por vencido, Jesús miró al cielo en Mateo 14:23, que dice, Y luego de despedir a la gente, [Jesús] subió al monte a orar aparte. Cuando llegó la noche, Jesús estaba allí solo.

Cuando Jesús fue desamparado por Su propia familia… ¡Él no se desalentó! Completamente solo, Él buscó a Su Padre Celestial.

Este es un desafío para aquellas que conocen la inquietante realidad de ser desamparada. En vez de darnos por vencidas, nosotras podemos ir a nuestro Señor en oración.

Él es el único que verdaderamente puede identificarse con nuestros sentimientos y necesidades. ¡Porque Él sabe muy bien lo que es ser desamparado!

II. EN GETSEMANÍ JESÚS FUE DESAMPARADO POR SUS AMIGOS

Esa noche, antes de la crucifixión, Jesús necesitaba más que nunca a Sus amigos y discípulos.

Pero inmediatamente después de que Él había agonizado en oración, sudando gotas de sangre en el jardín de Getsemaní, la Biblia dice en Mateo 26:56, Pero todo esto sucede, para que se cumpla lo escrito por los profetas.» Entonces todos los discípulos lo abandonaron y huyeron. ¡Todos ellos lo desampararon!

¡Ellos negaron conocer a Jesús! Ellos se escaparon en la oscuridad de la noche. Jesús fue desamparado, fue abandonado en Su hora de mayor necesidad. Jesús fue desamparado NO POR SUS ENEMIGOS… ¡sino por Sus propios amigos! Pero después de que Sus discípulos lo desampararon, en vez de rendirse, Jesús buscó a Su Padre.

Escuchémoslo hablar con el Padre, bajo los olivos de Getsemaní en Mateo 26:38-39, Siento en el alma una tristeza de muerte.» «Padre mío, si es posible, haz que pase de mí esta copa. Pero que no sea como yo lo quiero, sino como lo quieres tú.» Nuestro Señor no quiso rendirse a las circunstancias que giraban a Su alrededor.

En vez, Él llegó a las profundidades de Su propio Ser para encontrar Su consuelo, no en Su propia voluntad, sino en la voluntad de Aquel que lo había enviado. ¿Has buscado tú a Dios últimamente? Has llegado al lugar, en tu propia experiencia, donde te unes a Jesús en oración, y dices… Que no sea como yo lo quiero, sino como lo quieres tú.»

III. EN GÓLGOTA JESÚS FUE DESAMPARADO POR SU PADRE

¿Qué pasó para que Jesús preguntara, «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?» Por horas Él había colgado de la cruz. Luego, una oscuridad cubrió la tierra al mediodía. Hubo un silencio de muerte. Luego un grito penetró la oscuridad: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?»

¿Puede un Dios amoroso desamparar a los Suyos? Él no desamparó a Daniel en el foso de los leones. Él no desamparó a los tres hebreos en el horno de fuego. Entonces ¿por qué ese grito “tan penetrante” de los labios de nuestro Señor, en Su momento más agonizante? Habacuc 1:13 dice que un Dios Santo no puede mirar al pecado.

En la cruz Jesús estaba cargando tu pecado y el mío en Su propio cuerpo, sufriendo el castigo de nuestros pecados… como si fueran Suyos. Isaías 53:6 dijo, Todos perderemos el rumbo, como ovejas, y cada uno tomará su propio camino; pero el Señor descargará sobre Él todo el peso de nuestros pecados.

Como Pablo nos recuerda en 2 Corintios 5:21, Al que no cometió ningún pecado, por nosotros Dios lo hizo pecado, para que en Él nosotros fuéramos hechos justicia de Dios. Durante esa oscuridad… ¡EL PADRE SE APARTÓ DE JESÚS!

Ahí en la cruz, cargando nuestro pecado, Jesús fue momentáneamente desamparado, para que nosotras nunca seamos desamparadas. Cuando esto sucedió, nuestro Señor fue tentado por el diablo a que se rindiera, y gritara “¡Basta ya! ¡Me rindo!”

¡PERO NO! En vez de rendirse… Jesús le dijo al Padre en Lucas 23:34: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.» Escucha a Jesús hablarle al ladrón, que se estaba muriendo al lado Suyo. «De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.» Los brazos de Jesús están abiertos hacia cada una de nosotras hoy día. ¡SI!

Nunca estuvieron más abiertos que cuando estuvieron estirados en la cruz. ¡Jesús no se dio por vencido! ¡Él se acercó a Dios! ¡Si! Nuestro Señor fue desamparado por Su familia, por Sus amigos, y por Su Padre Celestial – pero solo para que nosotras nunca fuéramos desamparadas.

Cualquier angustia que tengas, Jesús se puede identificar con ella. No hay dolor en tu cuerpo, que Jesús no haya sentido. Tú no puedes tener una enfermedad agobiante, o una discapacidad que Jesús no pueda comprender. Pase lo que pase. Él estará siempre a tu lado.

¿Te sientes sola y abandonada? ¡No te rindas! ¡Sigue adelante! Jesús fue desamparado para que tú no lo fueras. ¡Jesús está a tu lado! ¡TÚ NUNCA ESTÁS SOLA! ¡JESÚS NUNCA TE DEJARÁ NI TE ABANDONARÁ