¿Han notado como los libros y la televisión presentan cualquier cantidad de ideas chocantes acerca de Jesucristo, muchas de las cuales no tienen ni ton ni son, ni prueba alguna que las respalde? Las nuevas teorías son increíblemente absurdas, y hasta cómicas, a veces.

Algunas personas claman que Jesús fue un mago que practicaba la ilusión óptica, y el hipnotismo; mientras que otras lo llaman un fanático, un gurú, o un trotamundos. ¿Y se acuerdan del absurdo libro “El Código Da Vinci”? ¡Fue la euforia de hace 15 o 20 años!

Este libro proclama a Jesús, como el esposo de María Magdalena, donde atestigua que la pareja había procreado un linaje secreto para gobernar el mundo. ¡Esta es la ridiculez más grande! Una vez, que la gente rechaza la verdad acerca de Jesús, ¡es increíble lo que puede llegar a creer! ¡Jesucristo es el corazón del cristianismo! ¡El cristianismo es Cristo!

Los eventos registrados en Mateo 16 crean el momento decisivo en el ministerio de Jesucristo. Por primera vez, Jesús menciona a la iglesia y habla abiertamente acerca de Su muerte en la cruz. Él comienza a preparar a los discípulos para Su arresto, crucifixión, y resurrección.

La manera típica de nuestro Señor “de abordar a la gente” era siempre haciendo preguntas, no porque Él necesitaba las respuestas, sino porque es Su manera de hacer “que nos veamos a nosotras mismas” como realmente somos. A decir verdad, los cuatro evangelios registran más de cien preguntas planteadas por Jesús.

Dos de estas preguntas vienen “una tras otra” durante una reunión que Jesús tuvo con Sus discípulos en Cesárea de Filipo, que quedaba a varios kilómetros al norte del mar de Galilea.

La primera pregunta que Jesús les hizo a sus discípulos en Mateo 16:13 es: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre?» Es decir, ¿Qué dicen las encuestas acerca de Él? Después de todo, “muchos hasta hoy en día” toman sus decisiones esperando ver, por dónde está soplando el viento de la opinión pública, antes de tomar una posición decisiva sobre algún asunto.

Tal parece que nuestro mundo de hoy, está más interesado… ¡en lo que la gente dice, que en lo que Dios dice! Después de la primera pregunta, Jesús les hizo una de las preguntas más penetrantes y personales que jamás había hecho: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?» ¡Olvídense del consenso público! ¡El interés de Cristo es nuestra convicción personal!

La pregunta es enfática en el lenguaje del Nuevo Testamento. Es decir, pone el énfasis en el pronombre personal, “tú”. Si nosotras hubiéramos estado sentadas en el círculo de los discípulos esa tarde, hubiéramos escuchado a Jesús hacernos una pregunta parecida a esta:

¿Qué hay de ti? Tú y tú solamente… tú y nadie más… tú y solo tú… ¿quién dices que soy yo?» Pedro fue inspirado por el Espíritu Santo. Cuando Jesús les hizo la pregunta, ¿quién dicen que soy yo?» Pedro exclamó la verdad inspirada «¡Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente!» Jesús bendijo a Pedro por esta declaración. ¡Lo llamó bienaventurado!

Pedro se caracterizaba por sus acciones impetuosas, y muchas veces, decía lo que se le venía a la cabeza sin siquiera pensarlo dos veces. Y además, era un palangana terrible … Así que, que no nos sorprenda que fuera Pedro, el que orgullosamente alardeara que aún si todos los discípulos de Cristo lo abandonaran, Jesús todavía podía contar con él.

La impulsividad de Pedro fue puesta en exhibición, cuando le cortó la oreja al sirviente del sumo sacerdote en el jardín de Getsemaní… en la noche que Cristo fue traicionado y arrestado.

PAUSA

La pregunta más importante a la que te enfrentarás en tu vida, es esta misma pregunta: ¿Quién es Jesús? Este es tu momento de escudriñar tu corazón, y de reflexionar acerca de tu vida. ¿Crees realmente que Jesús es el Hijo de Dios?

Si Jesucristo es un extraño para ti, ¡hoy es tu momento de ir a Él! ¡Él quiere ser tu Amigo! Jesús no solo proclama ser el Hijo de Dios, sino que solo Él te puede salvar de la muerte eterna y separación de Dios. ¡Entrégale tu vida a Jesús! ¡Solo Él te puede reconciliar con el Padre!”. Y solo el Espíritu Santo puede hacer que una persona se entregue a Cristo.

Ninguna persona” hoy en día” puede llamar a Jesús “Señor” si no es por el Espíritu Santo. Solo el Espíritu de Dios puede tomar las cosas de Cristo y revelárnosla a nosotras.” Lo más importante que necesitamos comprender acerca de Jesús… ¡ES QUE ÉL ES EL HIJO de DIOS! Su posición como Dios… es lo que le da valor a Su obra de morir por nuestros pecados.

Si Él no hubiera sido Dios, Su muerte no hubiera tenido ningún valor. Hubiera sido como la muerte de cualquier otra persona. Pero como Él es Dios, Su muerte tiene un valor infinito, y puede limpiarnos de todo pecado.

¿Crees eso realmente? Si lo crees es porque Dios te lo ha revelado. Es porque Él te está bendiciendo de la misma forma que Él bendijo a Pedro. ¡La salvación es la obra de Dios… de principio a fin!

18 Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no podrán vencerla. 19 A ti te daré las llaves del reino de los cielos.

Ha habido muchos mal entendidos acerca de lo que Jesús le dijo a Pedro después de confesar quién era Jesús. Jesús habló acerca de esta “roca” que sería el fundamento en el cual Él construiría Su iglesia. Si la iglesia hubiera sido construida sobre Pedro, definitivamente que no hubiera sobrevivido.

Unos versos más tarde, Jesús estaba llamando a Pedro “Satanás”. Y Pedro, eventualmente, negaría conocer a Jesús. Más bien, Jesús construiría Su iglesia sobre “LA CONFESIÓN QUE HABÍA HECHO PEDRO DE QUIEN ERA JESÚS “. Él estaba haciendo un juego de palabras, usando el nombre de Pedro. El nombre “Pedro” viene de la palabra griega “roca”.

Pero la palabra usada para Pedro aquí es “petros”, que significa “pequeña roca”, mientras que la palabra que Jesús usó para “roca” cuando dijo, sobre esta roca edificaré mi iglesia, es la palabra “petra”, que significa “gran roca”.

La declaración que hizo Pedro fue “la gran roca” sobre la cual la iglesia seria edificada. Y las llaves del reino, a las que Jesús se refería, no significa que es un lugar especial por donde Pedro abriría las puertas del cielo para hacer pasar a los elegidos. ¡NO! ¡El evangelio es la llave del reino!

Por el resto de su vida, Pedro no dejó de declarar que Jesús era el Cristo, el Ungido, el tan esperado Mesías de Israel. ¡Él murió como mártir en una cruz! Pedro les dijo a sus verdugos que él no era digno de ser crucificado de la misma forma como lo había sido su Señor. Así que pidió que lo crucificaran de cabeza.

Pedro dio su vida declarando hasta el fin… ¡Que Jesús era el Cristo, el Hijo del Dios viviente! La declaración de quien es Jesús, y lo que hizo, es lo que abre las puertas del cielo, permitiendo que otros, que creen en Jesús, sean liberados.

¡Ahora bien! ¿Qué es la iglesia? Para alguien que adora a Dios en espíritu y en verdad, la iglesia es mucho más que una institución. La iglesia puede ser muchas cosas… una organización de servicio, un club social, un instituto de enseñanza, una obligación, una afición, o hasta una pasión.

Pero como adoradoras de Jesús, nosotras sabemos que la iglesia es algo más sobrenatural… ¡ES EL CUERPO DE CRISTO! La iglesia es un organismo vivo. Es el cuerpo físico de Cristo en este mundo. Jesús vive en nosotras – no solo individualmente -- sino corporativamente. Definitivamente “que un cuerpo de millones de gente” es mucho mejor que un cuerpo de a uno.

En nuestra comunión espiritual… ¡Jesús vive! No solo las enseñanzas de Jesús… ¡sino Jesús! No solo la filosofía de Jesús… ¡sino Jesús!

No solo Su buena voluntad, o Sus buenas obras… ¡sino Jesús! Si, habrá enseñanzas, una visión cristiana del mundo, la buena voluntad y las buenas obras. ¡Pero solo porque Él vive ahí! ¿Te das cuenta de la importancia del Cuerpo de Cristo? ¿Te das cuenta también de la importancia de tu parte en él? Nosotras no vivimos simplemente recordando a un Salvador.

Nuestro Salvador vive activamente en nosotras. © Donde Jesús es el Cristo, amado y honorado… ¡habrá evangelismo! La gente querrá compartir lo que ha descubierto en Cristo. Lo amará tanto, que no dejará de hablar acerca de Él, aprovechando cada oportunidad para compartir a “Aquel” que significa tanto para ella.

La persona que está totalmente dedicada a Jesús, en esta vida y en la eternidad, será aquella que ore, “Jesús, eres Tú… solo Tú. No el ministerio. No el estudio. Nada, ¡sino Tú! Te amo, Señor Jesús, y me comprometo a ti. Tú eres todo para mí”. Esta es mi oración para ustedes. Esta es mi oración para ti. En el nombre de Jesús, Amén.