¿Qué es “realmente” importante para ti? No para tus padres, no para tus amigas, no para tu pastor, ¡sino para ti! ¿Qué es lo que haces en tu tiempo libre… en qué gastas tu dinero en los momentos que no tienes nada que hacer?

Después de haber pagado todas tus cuentas, ¿en qué gastas el dinero que te queda? Cuando tú contestes estas preguntas, podrás comenzar a contestar la pregunta: ¿Qué es realmente importante para ti?

¿Hay lugar en tu día, y en tu presupuesto… para Dios, y para lo que es importante para Él? ¿Usas tu tiempo o tu dinero buscando a Jesús, y avanzando Su reino?

Jesús dijo en Mateo 6:19-21, No acumulen ustedes tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido corroen, y donde los ladrones minan y hurtan.

20 Por el contrario, acumulen tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido corroen, y donde los ladrones no minan ni hurtan. 21Pues donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.

Nosotras estamos acostumbradas a dividir la vida entre lo espiritual y lo material, pero Jesús no hizo esa distinción. En muchas de Sus parábolas, Él dijo claramente, que una actitud correcta hacia la riqueza es una característica de verdadera espiritualidad. Los fariseos eran codiciosos y usaban la religión para ganar dinero.

Si tenemos la verdadera justicia de Cristo en nuestra vida, tendremos la actitud correcta hacia la riqueza.

Jesús no alababa la pobreza ni criticaba la riqueza legítima. Dios creó todas las cosas, incluyendo los alimentos, la ropa y los metales preciosos, y dijo en Genesis 1:31, Y vio Dios todo lo que había hecho, y todo ello era bueno en gran manera. ¡Dios sabe que necesitamos ciertas cosas para vivir!

1 Timoteo 6:17 dice, A los ricos de este siglo mándales que no sean altivos, ni pongan su esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.

El materialismo esclaviza el corazón, la mente y la voluntad. Podremos estar encadenadas a las cosas materiales de la vida, pero debemos ser liberadas y controladas por el Espíritu Santo. Si el corazón ama las cosas materiales y pone la ganancia material “por encima de la inversión espiritual”, entonces el resultado puede ser una pérdida trágica.

Los tesoros de la tierra se pueden usar para Dios. Pero si acumulamos cosas materiales, las perderemos; y perderemos nuestro corazón con ellas. En lugar de enriquecernos espiritualmente, nos empobreceremos.

¿Qué significa hacer tesoros en el cielo? Quiere decir “usar todo lo que tenemos” para la gloria de Dios. Quiere decir no aferrarnos a las cosas materiales de esta vida. También quiere decir medir la vida por las verdaderas riquezas del cielo… ¡y no por las falsas riquezas de este mundo!

PAUSA

A la gente le encanta coleccionar cosas – ya sea estampillas, monedas, cuadros, muñecas, y un sin número de cosas. Y mientras que coleccionar es un pasatiempo muy entretenido, es sobrio pensar, que una vez que dejemos esta tierra, “todo lo que poseemos” se vuelve parte de la colección de otra persona.

¿Qué valor puede tener el haber coleccionado muchas cosas en esta tierra, y nada para la eternidad? ¡LOS TESOROS ETERNOS NUNCA PIERDEN SU VALOR! Nunca se pueden malograr o pueden ser robados.

PIENSEN EN ESTO… NOSOTRAS “REALMENTE” PODEMOS ACUMULAR TESOROS ETERNOS ¿Cómo? Por medio de actos de servicio. Guiando a otros a Jesús. Siendo compasivas con los necesitados. Viviendo según la voluntad y los caminos del Señor.

En el evangelio de Marcos 10:21-22 leemos que nuestro Señor probó “el corazón del joven rico” cuando le pidió que vendiera todos sus bienes, que se los diera a los pobres, y que lo siguiera. La respuesta “del joven rico” reveló lo que realmente valoraba. Las riquezas eran más importantes para él… ¡QUE SEGUIR A JESÚS!

Es muy fácil enamorarse de las cosas de esta tierra. Pero cuando tú decides seguir a Jesús, Él te mostrará el gozo de coleccionar tesoros eternos. ¡NADA EN ESTA TIERRA SE LE PUEDE COMPARAR!

¿Se acuerdan cuando estudiábamos “historia” en el colegio, especialmente, acerca de la conquista de nuestros países latinos por los españoles? El oro y la plata hicieron que el imperio español se volviera muy rico. Estos metales preciosos eran también el símbolo de varios ideales: la elegancia… el estatus… la durabilidad.

El oro y la plata eran metales nobles… señales de la abundancia real. Así que… en la era del descubrimiento y exploración, cuando nuevos caminos se estaban abriendo del este al oeste de Europa, España estaba conquistando “rápidamente” gran parte de las Américas.

¡El oro y la plata se volvieron el objetivo principal! ¡La riqueza del imperio se hizo imprescindible!

Por supuesto, que nada en este mundo dura para siempre – ningún reino, ningún imperio, ninguna época de abundancia, ni siquiera el oro y la plata misma. Aun así, los ciudadanos de este mundo se encantan con estos símbolos de grandeza: la riqueza, el estatus, el poder, y la influencia.

Estos símbolos nos pueden ser dados por nuestro Creador “para disfrutarlos hasta cierto punto, pero no para competir por ellos, o acumularlos “tratando desesperadamente” de exaltarnos a nosotras mismas, y maximizar nuestras experiencias.

A decir verdad, estas riquezas nos son dadas “generalmente,” como imágenes de algo mejor, o hasta para saborear promesas más reales. Pero nuestros corazones tienden a aferrarse a realidades menores, a cosas que nuestros ojos pueden ver “físicamente”, en vez de las grandes cosas, que solo podemos ver “con ojos de fe”.

Tendemos a irnos detrás de todo aquello que parece ser “la cosa segura.” Nosotras necesitamos reconsiderar que es “esa cosa segura”. Cuando sentimos mayor gozo en los placeres momentáneos… que en una relación con Dios que durará para siempre -- estamos haciéndole “una declaración bien decepcionante” a la gente alrededor nuestro, muchos de los cuales quieren vivir una vida más espiritual.

Por otro lado, cuando encontramos más gozo en Dios y Su Reino, qué en los tesoros de este mundo, la declaración que estamos haciendo, es mucho más profunda. Nosotras apuntamos “a realidades eternas” que son más verdaderas que el oro y la plata. Y por supuesto, mucho más duraderas.

24 Nadie puede servir a dos amos, pues odiará a uno y amará al otro, o estimará a uno y menospreciará al otro. Ustedes no pueden servir a Dios y a las riquezas.

Jesús dice que solo podemos servir… A UN AMO. No podemos servir “simultáneamente” a dos amos. O bien Jesús es nuestro Señor… ¡o lo es el dinero! Vivimos en una sociedad materialista, en la cual muchas personas, sirven al dinero. Estas se pasan la vida acumulándolo y acaparándolo, solo para morir y dejarlo todo.

Su deseo por el dinero, y lo que puedan adquirir con él, es superior a querer tener una relación con Dios e involucrarse en asuntos espirituales. Tú invertirás “mucho de tu tiempo y energía” pensando en lo que atesoras. ¡No caigas en la trampa del materialismo!

Si Dios nos concede riquezas y las usamos para Su gloria, esas riquezas son una bendición. Pero si queremos enriquecernos y vivir con ese propósito, pagaremos un gran precio por esas riquezas.

1 Timoteo 6:10 dice, La raíz de todos los males es el amor al dinero. ¿Estás segura de que Dios es tu Señor, y no el dinero? Una manera de examinarte es preguntándote, ¿Cuál de “estos dos” – el Señor o el dinero -- ocupa más de mi tiempo, de mis pensamientos y mis esfuerzos?

VIDEO 1 – GRUPO 91

¡DIOS ES PRIMERO! - Mateo 6:19-21, 24

¡Hola, Hola! ¿Cómo están? Mi nombre es Carmen Camino – Llevando Su luz a tu camino.

¿Qué es “realmente” importante para ti? No para tus padres, no para tus amigas, no para tu pastor, ¡sino para ti! ¿Qué es lo que haces en tu tiempo libre… en qué gastas tu dinero en los momentos que no tienes nada que hacer?

Después de haber pagado todas tus cuentas, ¿en qué gastas el dinero que te queda? Cuando tú contestes estas preguntas, podrás comenzar a contestar la pregunta: ¿Qué es realmente importante para ti?

¿Hay lugar en tu día, y en tu presupuesto… para Dios, y para lo que es importante para Él? ¿Usas tu tiempo o tu dinero buscando a Jesús, y avanzando Su reino?

Jesús dijo en Mateo 6:19-21, No acumulen ustedes tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido corroen, y donde los ladrones minan y hurtan.

20 Por el contrario, acumulen tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido corroen, y donde los ladrones no minan ni hurtan. 21Pues donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.

Nosotras estamos acostumbradas a dividir la vida entre lo espiritual y lo material, pero Jesús no hizo esa distinción. En muchas de Sus parábolas, Él dijo claramente, que una actitud correcta hacia la riqueza es una característica de verdadera espiritualidad. Los fariseos eran codiciosos y usaban la religión para ganar dinero.

Si tenemos la verdadera justicia de Cristo en nuestra vida, tendremos la actitud correcta hacia la riqueza.

Jesús no alababa la pobreza ni criticaba la riqueza legítima. Dios creó todas las cosas, incluyendo los alimentos, la ropa y los metales preciosos, y dijo en Genesis 1:31, Y vio Dios todo lo que había hecho, y todo ello era bueno en gran manera. ¡Dios sabe que necesitamos ciertas cosas para vivir!

1 Timoteo 6:17 dice, A los ricos de este siglo mándales que no sean altivos, ni pongan su esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.

El materialismo esclaviza el corazón, la mente y la voluntad. Podremos estar encadenadas a las cosas materiales de la vida, pero debemos ser liberadas y controladas por el Espíritu Santo. Si el corazón ama las cosas materiales y pone la ganancia material “por encima de la inversión espiritual”, entonces el resultado puede ser una pérdida trágica.

Los tesoros de la tierra se pueden usar para Dios. Pero si acumulamos cosas materiales, las perderemos; y perderemos nuestro corazón con ellas. En lugar de enriquecernos espiritualmente, nos empobreceremos.

¿Qué significa hacer tesoros en el cielo? Quiere decir “usar todo lo que tenemos” para la gloria de Dios. Quiere decir no aferrarnos a las cosas materiales de esta vida. También quiere decir medir la vida por las verdaderas riquezas del cielo… ¡y no por las falsas riquezas de este mundo!

PAUSA

A la gente le encanta coleccionar cosas – ya sea estampillas, monedas, cuadros, muñecas, y un sin número de cosas. Y mientras que coleccionar es un pasatiempo muy entretenido, es sobrio pensar, que una vez que dejemos esta tierra, “todo lo que poseemos” se vuelve parte de la colección de otra persona.

¿Qué valor puede tener el haber coleccionado muchas cosas en esta tierra, y nada para la eternidad? ¡LOS TESOROS ETERNOS NUNCA PIERDEN SU VALOR! Nunca se pueden malograr o pueden ser robados.

PIENSEN EN ESTO… NOSOTRAS “REALMENTE” PODEMOS ACUMULAR TESOROS ETERNOS ¿Cómo? Por medio de actos de servicio. Guiando a otros a Jesús. Siendo compasivas con los necesitados. Viviendo según la voluntad y los caminos del Señor.

En el evangelio de Marcos 10:21-22 leemos que nuestro Señor probó “el corazón del joven rico” cuando le pidió que vendiera todos sus bienes, que se los diera a los pobres, y que lo siguiera. La respuesta “del joven rico” reveló lo que realmente valoraba. Las riquezas eran más importantes para él… ¡QUE SEGUIR A JESÚS!

Es muy fácil enamorarse de las cosas de esta tierra. Pero cuando tú decides seguir a Jesús, Él te mostrará el gozo de coleccionar tesoros eternos. ¡NADA EN ESTA TIERRA SE LE PUEDE COMPARAR!

¿Se acuerdan cuando estudiábamos “historia” en el colegio, especialmente, acerca de la conquista de nuestros países latinos por los españoles? El oro y la plata hicieron que el imperio español se volviera muy rico. Estos metales preciosos eran también el símbolo de varios ideales: la elegancia… el estatus… la durabilidad.

El oro y la plata eran metales nobles… señales de la abundancia real. Así que… en la era del descubrimiento y exploración, cuando nuevos caminos se estaban abriendo del este al oeste de Europa, España estaba conquistando “rápidamente” gran parte de las Américas.

¡El oro y la plata se volvieron el objetivo principal! ¡La riqueza del imperio se hizo imprescindible!

Por supuesto, que nada en este mundo dura para siempre – ningún reino, ningún imperio, ninguna época de abundancia, ni siquiera el oro y la plata misma. Aun así, los ciudadanos de este mundo se encantan con estos símbolos de grandeza: la riqueza, el estatus, el poder, y la influencia.

Estos símbolos nos pueden ser dados por nuestro Creador “para disfrutarlos hasta cierto punto, pero no para competir por ellos, o acumularlos “tratando desesperadamente” de exaltarnos a nosotras mismas, y maximizar nuestras experiencias.

A decir verdad, estas riquezas nos son dadas “generalmente,” como imágenes de algo mejor, o hasta para saborear promesas más reales. Pero nuestros corazones tienden a aferrarse a realidades menores, a cosas que nuestros ojos pueden ver “físicamente”, en vez de las grandes cosas, que solo podemos ver “con ojos de fe”.

Tendemos a irnos detrás de todo aquello que parece ser “la cosa segura.” Nosotras necesitamos reconsiderar que es “esa cosa segura”. Cuando sentimos mayor gozo en los placeres momentáneos… que en una relación con Dios que durará para siempre -- estamos haciéndole “una declaración bien decepcionante” a la gente alrededor nuestro, muchos de los cuales quieren vivir una vida más espiritual.

Por otro lado, cuando encontramos más gozo en Dios y Su Reino, qué en los tesoros de este mundo, la declaración que estamos haciendo, es mucho más profunda. Nosotras apuntamos “a realidades eternas” que son más verdaderas que el oro y la plata. Y por supuesto, mucho más duraderas.

24 Nadie puede servir a dos amos, pues odiará a uno y amará al otro, o estimará a uno y menospreciará al otro. Ustedes no pueden servir a Dios y a las riquezas.

Jesús dice que solo podemos servir… A UN AMO. No podemos servir “simultáneamente” a dos amos. O bien Jesús es nuestro Señor… ¡o lo es el dinero! Vivimos en una sociedad materialista, en la cual muchas personas, sirven al dinero. Estas se pasan la vida acumulándolo y acaparándolo, solo para morir y dejarlo todo.

Su deseo por el dinero, y lo que puedan adquirir con él, es superior a querer tener una relación con Dios e involucrarse en asuntos espirituales. Tú invertirás “mucho de tu tiempo y energía” pensando en lo que atesoras. ¡No caigas en la trampa del materialismo!

Si Dios nos concede riquezas y las usamos para Su gloria, esas riquezas son una bendición. Pero si queremos enriquecernos y vivir con ese propósito, pagaremos un gran precio por esas riquezas.

1 Timoteo 6:10 dice, La raíz de todos los males es el amor al dinero. ¿Estás segura de que Dios es tu Señor, y no el dinero? Una manera de examinarte es preguntándote, ¿Cuál de “estos dos” – el Señor o el dinero -- ocupa más de mi tiempo, de mis pensamientos y mis esfuerzos?