Jorge Truett, uno de los grandes predicadores del siglo veinte, cuenta de su experiencia con gente, que lo llevó a predicar acerca “del miedo” una y otra vez. En una ocasión, le pidieron a Truett que hablara en una universidad muy respetable.

Cuando Truett preguntó acerca del tema que debía presentar, le dijeron que la mayoría de los estudiantes “habían pedido” que el predicador les enseñara cómo conquistar el miedo.

El Salmo 27:1 dice, El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién podría yo temer? El Señor es la fortaleza de mi vida; ¿quién podría infundirme miedo?

¿Por qué tenemos miedo…si el Señor es nuestra luz? Dios promete que Su Palabra alumbrará nuestro camino. En vez de preocuparnos acerca de nuestras vidas, nosotros podemos relajarnos y enfocarnos en las cosas del Señor.

Todas experimentamos miedos y preocupaciones. A veces, nos sentimos solas, y esclavas del dolor. ¡Sentimos que el dolor nunca va a parar! A veces, hasta nos preocupamos “porque no sabemos” si podremos pagar las cuentas del mes.

El miedo puede debilitar nuestro corazón, mente y voluntad. Pero los cristianos tenemos una fuerza “mucho más grande” que cualquier miedo al que nos estemos enfrentando. ¿Estás luchando contra el miedo? ¡NO TEMAS! ¡DIOS ES TU PROTECCIÓN! ¡ÉL ES TU FUERZA!

1 Juan 4:18 dice, En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor lleva en sí castigo. Por lo tanto, el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.

Dios promete estar con nosotros a través de las luchas de la vida. Sin embargo, ¿Qué es lo que estamos diciendo acerca de Dios, cuando nos preocupamos?

Lo estamos acusando de no preocuparse por nosotros, de no estar de nuestro lado, de no tener nuestro mejor interés en mente, y hasta posiblemente, que Él ha perdido el control “del mundo alrededor nuestro”.

Nuestra preocupación es “realmente” una calumnia emocional contra el Dios que nos ha prometido, una y otra vez, que Él ha vencido al mundo, que nos va a librar de todos nuestros problemas, y que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman.

¿Sabías que Dios quiere mostrarte más de Sí Mismo cada día? ¡SI! ¡Él quiere una relación íntima y vibrante contigo! Por eso, Jorge Müller, un gran hombre de fe, nos dice, “Tú puedes estar segura, qué si andas con Dios, y lo buscas, y esperas ayuda de Él, ¡Él no te fallará!”

Cuando sabes que Dios está cerca, tú te puedes enfrentar “a cualquier cosa” sin miedo. Aunque un ejército te rodee, tú te sentirás segura… ¡porque los brazos de Dios te rodean!

10 Podrían mi padre y mi madre abandonarme… pero tú, Señor, me recogerás.

Hace años, cuando Carlos era estudiante de la universidad, se hizo amigo de un estudiante que había sufrido una gran pérdida. Su bebé había muerto, y su esposa lo había dejado porque ella no podía soportar la pena.

Un día, mientras Carlos y su amigo andaban por la calle, se encontraron caminando detrás de una mamá “desgreñada” de la mano de su hijito todo sucio. Ella estaba furiosa con el chiquito, caminaba demasiado rápido, tirando de él a un paso tan acelerado, que sus piernecitas no la podían seguir.

Llegaron a una intersección bien ocupada donde el chiquito paró en seco, y se soltó de la mano de su mamá. Ella volteó, le gritó una lisura, y siguió caminando. El chiquito se sentó en la vereda y comenzó a llorar. Sin vacilar, el amigo de Carlos se sentó junto al chiquito, y lo abrazó.

La mujer se volteó, “y mirando al chiquito” comenzó a decir lisura y media. El amigo suspiró y miró hacia arriba, y dijo, “Señora, si usted no quiere a su hijo, yo me puedo encargar de él”.

Así igual es con nuestro Padre celestial. Él también sufrió una gran pérdida. Y aun así, Él nos ama tiernamente. Aun si nuestras familias y amigas nos abandonaran… ¡Dios nunca nos abandonará! ¡Él siempre nos cuidará! Si Dios se preocupa por los pajaritos… ¡con mayor razón se preocupará por nosotros!

14 ¡Espera en el Señor! ¡Infunde a tu corazón ánimo y aliento! ¡Sí, espera en el Señor! ¡Esperar no es fácil! Nosotros esperamos en las líneas del supermercado, en el tráfico, en el consultorio del doctor. ¡Esperamos impacientes! Con los brazos cruzados, bostezando, irritadas y frustradas.

En otro nivel… esperamos la carta que no llega, el regreso del hijo pródigo, o que el esposo cambie. Esperamos tener un bebé para poder abrazarlo. ¡Esperamos que los deseos de nuestro corazón se cumplan!

¡Esperar es una de las cosas más difíciles! ¡Nosotros somos gente de acción! Hay veces que parece que Dios no responde a nuestras oraciones o que no comprende la urgencia de nuestra situación. Pero pensar de esa manera implica que Dios no tiene control de las circunstancias… ¡o que no es un Dios justo!

Nos sentimos mejor cuando estamos haciendo “algo” para conseguir lo que queremos. ¡Pero “esperar” nos fuerza a confiar en Dios! ¡Pero no nos gusta esperar! ¡No tenemos paciencia! Generalmente, ¡queremos “que todo lo que necesitamos” se haga realidad”! ¡AL TOQUE! ¡INMEDIATAMENTE! Hoy en día… ¡hasta el “horno microondas” nos parece lento!

La falta de paciencia es un gran problema para la cristiana. Si se nos hace difícil esperar, se nos hará “más difícil” andar por fe. Muchas veces, en la Biblia vemos la fe demostrada… ¡cuando hombres y mujeres esperaron en las grandes promesas de Dios!

Las grandes promesas no nos garantizan “el tiempo de entrega”. Nosotros podemos esperar, si sabemos que solo tenemos que esperar hasta el próximo viernes, o hasta las cinco de la tarde, o cuando nos plazca. ¡Pero eso no es esperar en fe!

¡David aprendió lo que significaba esperar! Él fue elegido por Dios para ser el próximo rey de Israel. Sin embargo, él pasó años esperando que la palabra de Dios se cumpliera en su vida.

Mientras esperaba, el rey Saul, que ocupaba el trono en ese entonces… ¡quería matarlo! David pasó años escondiéndose de cueva en cueva. Mientras esperaba, él vio que algunos de sus amigos fueron asesinados, y hasta le quitaron a su familia sus posesiones. David vio a los enemigos de Israel sembrar caos en su nación.

Tal vez nadie se ha enfrentado a tanta adversidad “esperando fielmente la promesa de Dios” … ¡QUE DAVID! ¡Pero David también gozó de la recompensa de esperar en el Señor! ¡Él se convirtió en el rey más grandioso de la historia de Israel!

Y más importante todavía, a través de sus pruebas, David se volvió en el hombre que agradaba a Dios. Además, por medio de la descendencia de David… ¡VINO EL MESÍAS! Como David supo esperar… ¡todos hemos sido bendecidos!

Si necesitamos fuerzas para soportar una enfermedad, para resistir a la tentación, para mostrarle bondad a un compañero de trabajo que es bastante antipático – y si vamos a las escrituras para que nos aliente -- descubrimos en Isaías 40:13, [Que] los que confían en el Señor recobran las fuerzas.

Todas sabemos “lo que es” que nuestro carácter sea probado “en la sala de espera de la fe”. Recuerden que la verdadera fe… ¡requiere esperar! Y requiere que esperemos -- no en cualquier cosa… ¡SINO EN NUESTRO DIOS! … “que actúa para bien de aquellos que confían en Él.”

Y YA PARA TERMINAR…

Uno de los aspectos más difíciles de la vida cristiana es esperar en el Señor. Es “especialmente difícil” en medio de las pruebas. Pero es ahí cuando DIOS edifica tu fe. SI JESÚS ES TU SALVADOR Y TU SEÑOR, ¡ENTONCES EL FUTURO ES TU AMIGO, Y NO TIENES NADA QUE TEMER! ¿AMEN?