En 1976, durante la última presentación de Elvis Presley en Las Vegas, él escribió, “A veces me siento muy solo. La noche es demasiado silenciosa para mí. Me encantaría poderme dormir. Qué bueno que ya todos se han ido. Yo probablemente no descansaré. Ayúdame, Dios mío.”

Elvis había descubierto, “por sí mismo”, que la vida ni aun cuando tú seas el centro de atención”, satisface. En algún momento u otro, la mayoría de nosotros llegaremos al lugar donde Elvis se encontraba, y terminaremos preguntándonos, ”¿Cuál es el propósito de la vida? ¿por qué estoy aquí?”

A través de los siglos, la gente, ya fueran filósofos o estudiantes de la universidad, han luchado con estas preguntas.

Por eso, Salomón dice en Eclesiastés 1:2, ¡Vanidad de vanidades!¡Todo es vanidad! La Palabra “vanidad” significa “vacío”. En este verso, la palabra “vanidad” es repetida -- dos veces – para mayor énfasis. Salomón estaba describiendo “el vacío de la vida”, y la falta de satisfacción en su búsqueda de placeres y riquezas, a las cuales él había dedicado su vida.

El Predicador comienza con estas palabras… ¡que nos cogen “por sorpresa! Salomón comienza a explicar “que la vida sin Dios” es una repetición “sin sentido” de ciclos viciosos. Salomón se lamentaba, “No importa lo que acumulemos o logremos en esta vida, todo desaparece, y es “eventualmente” olvidado.

En el Nuevo Testamento Jesús abordó el mismo tema. Él le dijo a la gente “que amasar riquezas o guardar tesoros en la tierra” es una pérdida de energía, porque las cosas materiales terminan deteriorándose, oxidando o hasta pueden ser robadas. En vez, nuestro Señor nos alienta a buscar las cosas “que realmente importan” – LAS COSAS DE DIOS. Jesús sabía “que nuestro amor y lealtad” les pertenecerán a aquellos que nuestro corazón abrace “cómo más importante”. Si invertimos nuestra energía en conocer a Dios, nuestra primera devoción será para Él.

Salomón comenzó de forma extraordinaria, pidiéndole a Dios sabiduría. Dios no solo se la dio, sino que también le dio riquezas y poder, como nunca nadie ha tenido – ni antes ni después. Desgraciadamente, también tuvo muchas esposas y concubinas, que lo alejaron de Dios. Al alejarse de Dios, Salomón comenzó a reflexionar…

Él se dio cuenta que su vida había sido “mayormente” desperdiciada, buscando cosas materiales, en vez de a Dios. Al darle la espalda a Dios, Salomón se volvió muy cínico. Se sentía hastiado, y desilusionado. ¡SI! Su vida terminó siendo vacía y frustrante.

En Eclesiastés, Salomón hace algunas observaciones “generales” acerca de la monotonía de la vida, y de los varios ciclos de la vida. A decir verdad, es difícil “no notar” el cinismo de su voz, y su actitud fatalista mientras describe el tedio de la vida.

Para muchas de nosotros… ¡LA VIDA ES UNA RUTINA! La canasta de ropa sucia se sigue llenando. Los platos se siguen ensuciando. Nos cuesta levantarnos por la mañana, trabajamos todo el día, manejamos de regreso a casa, nos vamos a dormir, y hacemos todo de nuevo, al día siguiente.

Después de once meses de trabajo al año, y un mes de vacaciones, el ciclo de la vida vuelve a comenzar. ¡Vanidad de vanidades!¡Todo es vanidad! Aunque Salomón estaba correcto en sus observaciones… ¡sus conclusiones no estaban correctas!

Aparte del Hijo de Dios, es imposible entender nuestra existencia. Cristo le da significado y propósito hasta a las actividades y rutinas más mundanas.

Un hombre de negocios “muy importante”, estaba conversando con un pastor, describiéndole lo que había sido su vida. Le dijo, “Yo pensé que lo tenía todo: un carro lujoso, una casa elegante, y una empresa de mucho éxito. Me divorcié de mi esposa porque sentía que el matrimonio me restringía demasiado.

¡Así que comencé a divertirme! Fiestas todas las noches. Iba de mujer en mujer. Pero yo seguía queriendo más -- más grande, mejor, más rápido, más bella, más exótico. ¡Nunca era suficiente! A pesar de sus búsquedas desenfrenadas… y absurdas, él siempre se quedaba vacío y descontento.

Salomón, en su afán por conseguir riquezas y placeres, eliminó a Dios de su vida. Eclesiastés es una representación gráfica “de cómo es una vida” lejos de Dios. Si no hay Dios, la frustración es lo único que la vida ofrece. Y la conclusión… ¡es que la vida bajo el sol ¡Es solo vanidad!

La vida “sin Dios” es una larga búsqueda de diversión, significado y satisfacción. La verdad es que no podemos encontrar la verdadera felicidad… ¡porque siempre queremos más!

“¡Ay! Si solo tuviera una casa más grande, yo sería feliz. ¡Ay! Si solo tuviera más plata, yo sería feliz. ¡Ay! Si solo tuviera esto o aquello, yo sería feliz. ¡Nunca estamos satisfechas! ¡Siempre queremos más! No podemos encontrar la felicidad… ¡SIN DIOS! ¡SOLO ÉL PUEDE LLENAR LOS ANHELOS MÁS PROFUNDOS DE NUESTRO CORAZÓN!

SIN ÉL, es una pérdida de tiempo “tratar de obtener” la verdadera satisfacción. Más que nada en la vida, debemos buscar a Dios… ¡PARA CONOCERLO Y AMARLO! Él es el que da sabiduría, conocimiento y alegría. Salomón había experimentado la misma frustración y desilusión. ¡Él lo había probado todo!

El hombre de negocios – del cual hablamos hace un momento -- debe de haber sentido “lo mismo” que Salomón sintió. Salomón nos hace un resumen de su búsqueda de sabiduría y placer, con palabras como estas: “Me dediqué a explorar todo bajo el cielo. Probé los placeres para encontrar lo que era bueno.

Me alenté “a mí mismo” con el vino y una vida descuidada. Asumí grandes proyectos – viñedos, jardines, parques, y reservorios. Compré esclavos, tuve mucho ganado, y amasé una gran fortuna. ¡Y hasta mantuve un harén! Y todo esto me dejó vacío e insatisfecho.” “SI! ¡Vanidad de vanidades! ¡Todo es vanidad!”

Y al igual que Salomón, el apóstol Pablo también terminó sintiéndose vacío e insatisfecho. Por mucho tiempo, Pablo se sintió perfectamente contento con su educación, su religión, sus logros y su moralidad. Pero, eventualmente, todas estas cosas perdieron su atractivo.

Pablo se dio cuenta que lo que él había “aprendido y logrado” no tenía ningún valor. Pero, ni Salomón ni Pablo nos dejan sin esperanzas. ¡Al contrario! ¡Ambos nos revelan “lo que realmente vale en esta vida”!

Filipenses 3:8 dice, A decir verdad, incluso estimo todo como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por su amor lo he perdido todo, y lo veo como basura, para ganar a Cristo.

En esta vida, “lo que tiene significado” es conocer a Jesucristo, como Salvador y Señor, viviendo para Él, y esforzándonos a ser como Él, ¡Jesús es la respuesta a nuestro vacío!

En Juan 7:37-38, Jesús les ofreció “a los que estaban frustrados y desilusionados en esta vida”. Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. 38Del interior del que cree en mí, correrán ríos de agua viva, como dice la Escritura.

Jesús no solo prometió satisfacer nuestros anhelos más profundos, sino también, que nosotros seríamos una fuente de refresco para otros. ¿Qué valor le das “al hecho” de que conoces a Jesús? ¿Puedes decir “sinceramente” que no hay objetivo o placer en tu vida que se compare a Él? Qué diferencia ha hecho en tu vida… ¿EL CONOCER A JESÚS?