Una amiga de Juan estaba buscando una nueva iglesia, y le contó que había encontrado “exactamente” lo que estaba buscando: “Me gusta esta iglesia”, le dijo ella, “porque no tengo que cambiar mi estilo de vida. Puedo seguir teniendo mis juergas… cuando quiera. No me hace sentir culpable ni requiere nada de mí.

Me siento muy a gusto cuando estoy ahí”. ¿Me pregunto cuánta gente estará en esa situación? Su cristianismo, es lo que el autor Waldo Beach llama “una agradable diversión de fin de semana”. ¿Pero es “esa la clase de vida” que Jesús nos llama a vivir?

Beach dice, “No importa la cantidad de aire acondicionada que haya en la iglesia, ni cuan cómodas sean las bancas, la dura verdad es que el discipulado es costoso. Para los creyentes… ¡siempre hay una cruz que cargar! Los que van a la iglesia para ser entretenidos, no tienen idea de la profundidad del cristianismo.

Ser cristiana significa conocer a Jesús personalmente. Nosotros lo hemos recibido por fe -- como nuestro Salvador del pecado. Nosotros negamos nuestra voluntad… ¡y escogemos la Suya en vez! Jesús transforma nuestra manera de pensar, nuestros valores, y nuestras prioridades… para reflejar lo que es aceptable a Dios.

¿Es tu religión solo una “una agradable diversión de fin de semana”? ¡No hay substituto a tener una relación con Jesús! ¡El discipulado demanda disciplina!

Romanos 12:1-2 dice, Hermanos, yo les ruego, por las misericordias de Dios, “que se presenten ustedes mismos “como un sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. ¡Así es como se debe adorar a Dios!

2Y no adopten las costumbres de este mundo, sino transfórmense por medio de la renovación de su mente, para que comprueben cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, agradable y perfecto.

El mundo quiere controlar nuestra mente. ¡Pero Dios quiere transformarla! La palabra original en griego para la palabra transfórmense es metamorphoó, de donde sacamos nuestra palabra “metamorfosis”. Una metamorfosis es el cambio de una forma… a otra. ¡Este pasaje describe un cambio radical y profundo en tu interior!

Pablo dice que no adoptemos las costumbres de este mundo… ¡sino que nos transformemos! En el lenguaje original esto significa que alguien “aparte de nosotros” está llevando a cabo la transformación – en este caso, es Dios.

La transformación te es prometida, pero tú tienes que hacerla personal, presentándole tu vida y tu cuerpo a Dios, y permitiendo “que Él haga el cambio.” Es una operación divina… ¡pero también debe de haber cooperación! ¡Este cambio no sucede de la noche a la mañana! Por otro lado, el nuevo nacimiento es un evento instantáneo.

Tú te entregas a Cristo… ¡y eres salva! Pero la santificación – creciendo y siendo cambiada a la imagen de Jesús -- es un proceso que toma tiempo. Y según Pablo, “esta renovación” se lleva a cabo en tu mente. Es decir, en tu interior… ¡no en tu exterior! ¡Por eso necesitamos estar “empapadas” en la Palabra de Dios!

A lo que le presentas tu cuerpo a Dios… ¡tu mente es transformada! Entonces podrás comprender que la voluntad de Dios, es buena, agradable y perfecta. Desgraciadamente, algunas personas piensan, que tienen que tener una experiencia mística, para poder discernir la voluntad de Dios.

En la mayoría de los casos, esta se manifestará cuando expongas tu mente a la verdad de Dios. ¡Una sigue a la otra! Nosotros presentamos nuestros cuerpos al control de Dios, nuestras mentes son renovadas por la Palabra de Dios, “y entonces” podremos discernir la voluntad de Dios. ¡Todo esto es parte de ser cambiada a la imagen de Cristo!

Renovemos nuestras mentes, presentemos nuestros cuerpos y vivamos en la voluntad de Dios “por medio del Espíritu de Dios”, y en la verdad de Dios en la Escritura.

Jerónimo Hines disfrutó de una exitosa carrera “de cuarenta años” como “solista” en la Ópera Metropolitana de Nueva York. Como era tan alto, Hines tenía una presencia imponente, y su voz era tan profunda, como lo era su talento musical. Desde muy niño, Hines quiso cantar ópera.

Su única meta era encontrar “fama y fortuna” en el escenario de la ópera. Él se preparó y sacrificó gran parte de su juventud, para lograrlo. Su sueño se cumplió a los veinticinco años, cuando en 1946, se unió a la Ópera Metropolitana. ¡Hines se convirtió en una gran estrella!

Sin embargo, se dio cuenta “que encontrar la fama”, no era lo que él había soñado. ¡Más bien, se sintió vacío! Un día, Hines asistió a un concierto de Jorge Shea, el solista en las cruzadas evangelistas de Billy Graham.

Hines quedó tan impresionado por la fuerza de la voz de Shea – una voz que fácilmente lo hubiera llevado a Broadway o al escenario de la ópera. Hines se preguntaba por qué Shea “había dedicado su vida” a cantar en cruzadas evangelistas, ¿y no en la ópera?

Pero al escucharlo cantar la canción… “Yo prefiero tener a Jesús,” Hines quedó muy impresionado con el mensaje de la canción. En ese momento, Hines se dio cuenta “del por qué” su vida parecía tan vacía. Su corazón anhelaba fama y fortuna… ¡pero solo Jesús da satisfacción y plenitud!

¡Así que Hines le entregó su vida a Jesús! Como cristiano, Hines continuó cantando opera… ¡pero ahora él cantaba para la gloria de Dios! Años después de su conversión, él tuvo que pagar un precio “muy alto” por su decisión de vivir para Cristo”.

Un día, después de meses de entrenamiento para un rol de ópera -- que él siempre había soñado cantar -- Hines se dirigió al estudio para el ensayo. Cuando llegó, se quedó muy sorprendido “al ver a varios de los actores” bailando de una forma obscena y ofensiva.

Hines fue donde el director, y le preguntó, “¿Qué es lo que estos bailarines están haciendo?” El director le dijo que esa era “la nueva coreografía” con que iban a presentar la ópera. Hines le dijo, “Pero esta coreografía no es parte de esta ópera. Nunca se ha hecho de esta manera.”

El director le dijo, “Estamos modernizando esta ópera. ¡A la gente le encanta esta clase de innovación!” Hines le dijo, “¡Esto no es innovación! ¡Esto es pornografía!” Yo no voy a mostrar “mi talento” en esta actuación tan obscena.” El director, le dijo, “Nosotros tenemos un contrato contigo. Si tú no cantas, ¡nunca más cantarás aquí!”

Hines respondió, “Ustedes podrán destrozar mi carrera, pero yo no voy a cambiar de parecer. Si ese baile está en la ópera… ¡yo no cantaré!” “Lo siento,” dijo el director, “pero la actuación seguirá, como la hemos planeado” Así que Jerónimo Hines renunció al rol que tanto había soñado cantar.

Esta decisión le costó, por lo menos 100,000 dólares. Pero Hines permaneció fiel a su Señor. A un gran costo, Hines había ofrecido su cuerpo “y su voz” como sacrificio vivo a Jesús.

PAUSA

Si queremos tener una buena relación con Dios… ¡empecemos cada día rindiéndole nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestra voluntad! En nuestras mentes, nosotros tenemos la capacidad de considerar posibilidades, de tomar decisiones, de juzgar nuestros sentimientos, y de moldear nuestros afectos.

Ser cristiana significa afectar “radicalmente nuestra mente”, y como resultado, nuestros pensamientos serán más puros y nuestro comportamiento más santo… ¡algo que no vemos en la gente “que no tiene a Cristo”! ¡Pero este cambio es todo un proceso!

Cada día, vamos a ser conformadas a la imagen de Jesucristo. Nuestra mente – nuestra vida entera – está siendo renovada. Todavía “no seremos” todo lo que debiéramos ser, ni todo lo que vamos a ser – pero tampoco somos “lo que fuimos antes”. Nos daremos cuenta que la forma de Dios “es mejor”, ¡y nos encantará caminar en Él”.

No nos dejemos moldear por los métodos de este mundo, sino por la verdad de la Palabra de Dios. ¡Pensemos antes de actuar! Deja que Dios sea sal y luz en tu alma… ¡para que tú puedas ser sal y luz en tu mundo!