Hace años yo trabajaba en una compañía muy buena. ¡Tenía un jefe excelente! ¡Nos llevábamos de lo más bien! Obviamente, yo ganaba mucho menos que mi jefe. Pero mi sueño era “de que algún día” yo ganaría tanto como él.

Un par de años después, me gradué de la universidad con una licenciatura en Administración de Empresas. ¡La compañía me dio un buen aumento!

Como Dios tiene Sus formas de hacer las cosas, la empresa en que trabajábamos, se vendió, y mi jefe no quiso ir a trabajar con los nuevos dueños. ¿Y que creen? Los nuevos dueños -- me ofrecieron “a mí”el puesto de mi jefe, y el mismo sueldo que él había estado ganando. ¡Yo estaba emocionadísima! ¡Mi sueño se había hecho realidad!

Pero un año después, ya el nuevo sueldo no me parecía gran cosa. ¡Ya no estaba “tan satisfecha” como lo había estado al principio! Realmente, nada en esta tierra satisface completamente.

Estoy convencida – de solo observar a la gente y de estudiar la Palabra de Dios – que las personas que están realmente satisfechas “son aquellas que se dan cuenta” que no es “en este mundo” dónde vamos encontrar satisfacción completa. ¡Solo en el cielo!

Además, aquellos que tratan de encontrar la felicidad en esta vida… ¡se sienten siempre frustrados! Las cosas que ellos compran nunca son lo que debieran ser. Las relaciones que hacen no son nunca “tan agradables” como pensaban que serían.

Los sueños “que persiguen” no son nunca tan maravillosos, como esperaban. Nunca nada será absolutamente perfecto, ¡hasta que no nos demos cuenta, que nada será extraordinario en este mundo!”

Por eso, Colosenses 3:2 dice, Pongan la mira en las cosas del cielo, y no en las de la tierra. Por eso nuestro Señor nos dice “constantemente en Su Palabra” que busquemos las cosas de arriba. La gente se siente estancada, con el estómago revuelto, ceños fruncidos, y corazones rotos “porque se toman la vida en esta tierra” demasiado en serio.

Cuando una persona finalmente entiende -- que es en el cielo -- donde todo es perfecto, ¡podrá gozar de esta vida! No importa dónde viva, cuál sea su profesión, que clase de carro maneje, que bicicleta monte, o que patines tenga, todo eso “es irrelevante,” ¡porque él ve la meta final!

PAUSA

¡Pon tu mira en las cosas del cielo! “Éste no solo es el mensaje principal de Pablo”, sino que es el mensaje de toda la Escritura. ¡Vive para el cielo y gozarás más de la vida!

A. T. Robertson escribió: Ser cristiano es buscar, y pensar en el cielo. Su pie está sobre la tierra… ¡SI! pero su cabeza está en las estrellas. Él está viviendo como un ciudadano del cielo… ¡aquí en la tierra! Y ¿cómo puede suceder eso? ¡De muchas maneras! Pero les voy a sugerir tres maneras:

Primero, vivimos para el cielo “por medio” de las cosas que atesoramos. Jesús dice en Mateo 6:21, Donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón. Jesús nos dice en Mateo 6:20, Acumulen tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido corroen, y donde los ladrones no minan ni hurtan.

Sabiendo que dónde esté nuestro tesoro, estará nuestro corazón también, es la manera que Jesús usa -- para elevar nuestros corazones y mentes “fuera de este mundo”, y arriba en el cielo. Si tú inviertes tu tesoro en una gran empresa… ¡ahí estará tu corazón! Si tú pones tu tesoro en tu casa o en un hobby… ¡ahí estará tu corazón también!

¡Tu corazón seguirá a tu tesoro! Así que una de las formas de poner nuestros corazones “en las cosas de arriba” es invirtiendo en el Reino. Segundo, vivimos para el cielo, por medio de nuestras pruebas. Estoy “casi segura” que Dios te mandará una prueba “todos los días” para mantenerte anhelando el cielo.

Si no lo hiciera así, estaríamos bien apegadas a esta tierra, “y nos perderíamos eternamente” lo que Él tiene deparado para nosotros en el cielo. Y tercero, la forma como nuestro Señor “hace que nuestros corazones y mentes anhelen las cosas del cielo”, es por medio de transferencias. Es decir, cuando la gente que amamos, se va al cielo antes que nosotros.

Este proceso es muy importante, porque cuando tú tienes amigas, padres, y conyugues que han sido transferidos al cielo… ¡tu corazón anhelará estar con ellos! ¡Los tesoros, las pruebas, y las transferencias” son las tres maneras “que nuestros corazones anhelarán constantemente” las cosas de arriba!

Manteniendo nuestras mentes enfocadas en el cielo nos enseña cómo vivir bien -- y de forma responsable -- en la tierra. Pablo no está promoviendo “que nos desconectemos de la vida”, ni de la cultura. Él no está diciendo que los cristianos “no se deban de involucrar” en los negocios, los deportes, o en los eventos civiles.

No les está diciendo a los cristianos que le vuelvan la espalda a sus deberes y responsabilidades normales. Este pasaje no les prohíbe ¡a los cristianos” a que sean abogados o doctores o empresarios. ¡NO!

Héroes -- como José y Daniel -- participaban en la sociedad. ¡La clave es de entender tus prioridades! ¡Las preocupaciones de este mundo no deben dominar nuestros pensamientos!

Las palabras de Pablo “en este pasaje” no están sugiriendo una vida de escapismo – una vida que ignora las necesidades del mundo -- y solo piensa pensamientos espirituales. ¡NO! ¡PARA NADA!

Es más bien una invitación para que “unamos nuestros pensamientos” con los de Dios – para ver lo que Él ve, para valorar lo que Él valora, y priorizar lo que Él prioriza.

Esto nos da la oportunidad de demostrar la realidad del Reino de Dios, en todo lo que hacemos, aun en las tareas más mundanas del diario vivir. Aún más, éstas nos motivan a mostrar el corazón de Dios “a todos aquellos” a nuestro alrededor.

¿Qué es lo que piensas cuando no tienes nada que hacer? Algunos piensan en su equipo favorito de futbol, en la vacación que están planeando, en un vestido, o una caña de pescar. Sin embargo, a veces tenemos tantas presiones en la casa o en el trabajo, que casi no podemos pensar en otra cosa.

Debemos comenzar nuestro día en oración… “Señor, pon mi mente en las cosas de arriba.” Jesús dice en Juan 15:7, Si permanecen en mí, y mis palabras permanecen en ustedes, pidan todo lo que quieran, y se les concederá.

No se olviden “que poner nuestra mente en algo” es un acto deliberado de la voluntad. Nosotros ponemos nuestras mentes en tomar una vacación. Ponemos nuestras mentes en comprar algún objeto. Ponemos nuestras mentes en terminar un proyecto. Así igual, podemos poner nuestras mentes en las cosas de arriba.

Además, no debemos aferrarnos a las cosas de abajo, a nuestras posesiones. Se acuerdan de la parábola del joven rico, que fue donde Jesús, y le preguntó, “Señor, ¿cómo puedo obtener vida eterna?” Jesús le dijo que vendiera todo, y el hombre se fue bien triste, porque tenía muchas posesiones.

La verdad es que nosotras “somos como el joven rico”. Todas tenemos muchas riquezas – más cosas que ni sabemos qué hacer con ellas.

¿Sabías que hay dos maneras de agarrar algo? “Con puño cerrado, o con mano abierta”. ¡Sé generosa! ¡Recuerda… ¡que estás aquí solo de paso! No enfoques tu mente -- en las cosas materiales de este mundo. ¡Enfócate en el cielo! ¡Tu futuro será increíble!

¡Así qué! Ora para poner “tu mente” en las cosas de arriba; mantén las escrituras cerca de tu corazón… ¡y regocíjate mientras esperas un futuro maravilloso con Jesús!