¡Hola, Hola! ¿Cómo están? Mi nombre es Carmen Camino – Llevando Su luz a tu camino.

¿Alguna vez has querido darte por vencida? Todas hemos querido hacerlo “en algún momento u otro” de nuestras vidas. En la época en que estamos viviendo, es imposible escaparnos de las presiones. Todo lo que hacemos “hoy en día” parece estar plagado de problemas. Cuando vemos las noticias, generalmente, todo lo que vemos son malas noticias.

En 2 Crónicas 20:12, El Rey Josafat se estaba enfrentando a una crisis totalmente inesperada. Entonces le oró al Señor:Dios nuestro, ¿acaso no los vas a juzgar? Nosotros no tenemos la fuerza suficiente para enfrentar a ese gran ejército que viene a atacarnos. ¡No sabemos qué hacer, y por eso volvemos a ti nuestra mirada”!

Josafat se estaba enfrentando a una crisis de integridad. Él era el rey de Israel, y estaba haciendo la voluntad de Dios. Él era obediente – un hombre del pacto. Debido a su obediencia, él estaba siendo acosado. Tres ejércitos -- que venían de tres diferentes direcciones -- ¡estaban a punto de atacarlo!

La gente le preguntó, “Josafat, ¿qué tienes planeado hacer para salvarnos?” Él contestó: “Nada.” ¿Qué comités has elegido para ayudarnos a resolver este problema? Él dijo: “Ninguno”. “¿Dónde están las gloriosas banderas y las trompetas bajo las cuales marcharemos?” Josafat dijo: “No tengo ninguna.”

“Josafat, ¡tú eres el rey! ¿Qué vamos a hacer?” Él dijo: “No sé. Simplemente, no lo sé -- pero mis ojos están puestos en el Señor.” Miles de creyentes – desde Génesis al Apocalipsis -- han dicho: “¡No sé qué hacer!” Pero mis ojos están puestos en el Señor.”

Si tienes miedo, si sientes que el enemigo te está rodeando, si sientes que los problemas se están amontonando en contra tuya, haz lo que hizo Josafat: ¡PON TUS OJOS EN EL SEÑOR!

¿Adónde tienes puestos tus ojos? Si tus ojos están puestos en la gente, te desilusionarás. Si tus ojos están puestos en tus circunstancias -- como Pedro cuando sus ojos estaban puestos en las olas -- ¡te hundirás! Pero si tus ojos están puestos en el Señor, te mantendrás estable, ¡y Él te ayudará!

Si estás teniendo problemas económicos, pon tus “cuentas” delante del Señor, y dile, “Señor, ¡ayúdame! ¿Dónde me he equivocado? ¡Dame sabiduría!” Si tu matrimonio se está tambaleando, ponte de rodillas con tu esposo, y digan juntos, “Dios mío, ten misericordia. Estamos sufriendo. ¡Necesitamos tu ayuda!”

Si tus hijos se están rebelando, humíllate ante el Señor en nombre de tus hijos. Cualquiera que sea la batalla a la que te estás enfrentando – NO BUSQUES LIBROS NI BUSQUES CONSEJERÍA… ¡ANTES DE BUSCAR AL SEÑOR! ¡PON TUS OJOS EN EL SEÑOR!

No sería maravilloso que presidentes de diferentes países -- cuando les preguntaran acerca del estado de sus países -- dijeran, “Hemos pecado, y necesitamos arrepentirnos.” “Señores presidentes, ¿qué piensan que sería la solución? ¿Tienen un plan?” “NO.” “Tiene el congreso un plan?” “NO.” ¿Tienen sus generales un plan?” “NO”. PERO NUESTROS OJOS ESTÁN PUESTOS EN EL SEÑOR.”

Segundo de Crónicas 7:14 nos da una palabra importante del Señor:Si mi pueblo, sobre el cual se invoca mi nombre, se humilla y ora, y busca mi rostro, y se aparta de sus malos caminos, yo lo escucharé desde los cielos, perdonaré sus pecados y sanaré su tierra.”

¿No sería maravilloso que un avivamiento se produjera a través de la tierra?

En Juan 8:31-32, Jesús les dijo a los judíos que habían creído en él: «Si ustedes permanecen en mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos; 32y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.

Josafat les dijo, “Voy a ser honesto con ustedes. Tenemos una gran crisis. Tenemos una gran necesidad. ¡Tenemos que poner nuestros ojos en el Señor!” Eso es lo que tienes que hacer cuando sientes… ¡que te estás dando por vencida!

Josafat sabía que había una crisis, ¡y que la batalla se le venía encima! No estaba sucediendo porque él había hecho “algo malo”, sino más bien, porque él había hecho “algo bueno”. ¡Los enemigos se estaban acercando! Ya me imagino al viejo Josafat. Sus ejércitos estaban al lado suyo… ¡preguntándole lo que iba a hacer!

Él les dijo, ¡MIREN! ¿Qué es lo que ven ahí afuera? Ellos contestaron: “Vemos culebras, huecos secos, una sequía. ¡Vemos grandes montañas!” Tú podrás estar viendo lo que parece ser una montaña imposible en tu vida, pero para Jesús, ¡no existe una montaña imposible!

¿Qué es lo que vas hacer? El ejército, que se viene contra ti, ¡está bien armado! Y tú no tienes ningún plan. ¿Escucharás a tus críticos? ¡NO! Tú podrás decir: “Dios es más grande que cualquiera… ¡MIS OJOS ESTÁN PUESTOS EN EL SEÑOR! Josafat sabía que necesitaba tener sus ojos puestos en el Señor.

¿Qué es lo que haces tú cuando sientes que te estás dando por vencida? ¡MIRA A JESÚS!

Hebreos 12:2 dice, Fijemos la mirada en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo que le esperaba sufrió la cruz y menospreció el oprobio, y se sentó a la derecha del trono de Dios.

Pablo no se descorazonó cuando hubo una crisis en la iglesia. La gente tuvo que ponerlo en una canasta, y bajarlo por la pared, cuando él estaba experimentando ataque tras ataque. ¡Josafat tampoco se descorazonó! Él dijo, “Voy a fijar la mirada en Jesús, el autor y consumador de la fe”.

Dios le habló a Josafat, por medio de Jahaziel, “¡No tengan miedo! ¡No se desalienten! Porque la batalla no es de ustedes… ¡sino de Dios!”

También vemos gran perseverancia en la vida de David. El Salmo 112:7 nos dice, “Vivirá sin temor a las malas noticias, y su corazón estará firme y confiado en el Señor. “¡No pongas tu fe en el hombre, o en un predicador o en una iglesia! ¡Pon tu fe en Jesús!

En Juan 6:68, Simón Pedro le respondió a Jesús: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.”

Cuando sientas que te estás dando por vencida… ¡deja de condenarte! Generalmente, cuando te estás dando por vencida, el enemigo vendrá y te dirá, “Si no hubieras hecho eso o aquello…” “Si tú” … “Si tú” … Te hará sentirte culpable, ¡y te condenarás a ti misma!

Debemos recordar que, como creyentes, tenemos al Espíritu Santo en nosotros. Si le pedimos ayuda a Dios -- cuando nos enfrentamos a dificultades – EL PELEARÁ POR NOSOTROS… ¡Y DIOS SIEMPRE TRIUNFA! ¿De qué forma dejamos que Dios pelee por nosotros?

(1) Admitiendo que la batalla no es nuestra… ¡sino de Dios! (2) Reconociendo las limitaciones humanas, y permitiendo “que el poder de Dios actúe” a través de nuestros miedos y debilidades. (3) Asegurándonos de buscar los intereses de Dios, y no de nuestros deseos egoístas. (4) Pidiéndole a Dios que nos ayude en nuestras batallas diarias.

En Mateo 16:24,Jesús les dijo a sus discípulos: “Si alguno quiere seguirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame”. Cuando sientes que te estás dando por vencida… ¡no cargues tu cruz por ti sola!

Cuando Jesús iba caminando por la Vía Dolorosa, cargando Su cruz… ¡Él se cayó! A Simón de Sirene le pidieron “que ayudara a Jesús” a cargar la cruz. ¡Es por eso que Dios estableció la iglesia… ¡para ayudar a Jesús “a cargar Su cruz” a un mundo perdido y dolido! Él quiere que lo ayudemos – “ayudándonos unos a otros”.

Hace poco, hablé con mi amiga, Ester, que estaba teniendo problemas conyugales. Le pregunté… ¿qué quién los estaba ayudando a cargar con ese peso? Ella me dijo que nadie. Ellos estaban tratando de hacerlo por sí solos. Yo le dije, “Ester”, Dios no nos creó “para que lo hiciéramos por nosotras mismas”. ¡Nos necesitamos unos a otros!

¡Necesitamos apoyo, aliento y oración! ¿Qué se necesitará para que llegues al punto “de no llevar tu cruz” por ti sola? ¡Deshazte de tu obstinación, y tu autosuficiencia! ¿Qué ganas haciendo eso? ¡NADA! Cuando busques apoyo… ¡tu carga se hará más liviana! Ganarás la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento.

Te darás cuenta que no estás… ¡SOLA EN TODO ESTO! Te darás cuenta que las mismas presiones, miedos y dolores -- a los que te estás enfrentando -- ¡otros también los están enfrentando!

Cuando todo lo que tienes es a Dios… ¡tienes todo lo que necesitas! No importa… a que batallas te estés enfrentando hoy… ¡el Señor te ayudará cuando clames a Él! ¡No te des por vencida! ¡EN TODO MOMENTO… ¡PON TUS OJOS EN JESÚS!